REAFIRMAR LA FUERZA VITAL





   



Ya he hablado de las ventajas de desembarazarse del miedo. Ahora quisiera introducir VIDA en ti. Muchos de vosotros habéis vivido como si estuvieseis muertos: sin ambición, energía, vitalidad, interés, vida. Así no vamos a ninguna parte. Estáis estancados. Despertad y ¡manifestad algo de vida! Éste no es un sitio en el que puedas comportarte como un muerto viviente; es un lugar para gente totalmente despierta, activa, viva, y lo que aquí necesitamos es un buen despertar general, aunque eso requeriría por lo menos un sonoro trompetazo a cargo del pífano de Gabriel. Parece que sólo eso despertaría a algunas personas que van por ahí creyendo que están vivas, pero que en realidad están muertas respecto a todo lo que hace que la vida valga la pena vivirse.



Debemos permitir que la vida fluya en nosotros, y que se exprese de manera natural. No debes permitir que las pequeñas preocupaciones del día a día, ni las grandes, te depriman y hagan que pierdas tu vitalidad. Reafirma la fuerza vital en tu interior, y manifiéstala en todos tus pensamientos, actos y hechos, y antes de que te des cuenta estarás risueño y repleto de vitalidad y energía.



Pon algo de vida en tu trabajo—en tus placeres—en ti mismo. Deja de hacer las cosas a medias y empieza a interesarte en lo que estás haciendo, diciendo y pensando. Es asombroso lo interesantes que pueden llegar a parecernos las cosas ordinarias de la vida con sólo estar despiertos. Estamos rodeados de cosas interesantes—suceden en cada instante—pero no seremos conscientes de ellas a menos que reafirmemos nuestra fuerza vital y empecemos a estar realmente vivos en lugar de limitarnos a existir.



Ningún hombre ni ninguna mujer han sido nunca nada a menos que insuflasen vida en las tareas cotidianas—los actos—y en sus pensamientos. Lo que el mundo necesita es hombres y mujeres vivos. No tienes más que mirar los ojos de aquellos a los que conoces para descubrir cuántos de ellos están realmente vivos. La mayoría carece de esa expresión de vida consciente que distingue a quien vive de quien simplemente existe.



Quiero que adquieras ese sentido de vida consciente, para que puedas manifestarlo en tu vida y demostrar lo que la Ciencia Mental ha hecho por ti. Deseo que hoy te pongas a trabajar y empieces a transformarte según la última pauta. Podrás conseguirlo si pones el interés adecuado en la tarea.
Afirmación: "ESTOY VIVO"


y ejercicio


Concentra la mente en el pensamiento de que tu «Yo» interior está mucho más vivo y que tú manifiestas totalmente la vida, tanto mental como físicamente. Y mantén ese pensamiento ahí, ayudándote mediante repeticiones constantes de la consigna. No permitas que ese pensamiento se te escape y empújalo siempre hacia el foco de la mente. Mantenlo delante de la visión mental todo lo que te sea posible. Repite la consigna cuando te despiertes por la mañana y cuando te acuestes por la noche. Repítela a la hora de comer y siempre que puedas a lo largo del día, al menos en una ocasión cada hora. Forma una imagen mental de ti mismo lleno de vida energía. Da la talla siempre que te sea posible. Cuando empieces a realizar una tarea, repite: «ESTOY VIVO», e insufla toda la vida posible en la tarea. Si te sientes algo deprimido, di: «ESTOY VIVO», y luego respira hondo unas cuantas veces, y con cada inspiración permite que la mente mantenga el pensamiento de que estás inspirando fuerza y vida, y al espirar, mantén el pensamiento de que espiras todos los estados viejos, muertos y negativos, de los que te encanta deshacerte. Luego finaliza con una afirmación ardiente y vigorosa: «ESTOY VIVO», y dilo en serio.


Permite que tus pensamientos tomen forma en la acción. No te contentes con repetir que estás vivo, sino que has de demostrarlo con tus actos. Interésate en hacer cosas, no te quedes en la luna ni sueñes despierto. Entra en materia y VIVE.






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de: VIBRACIÓN DEL PENSAMIENTO: LA LEY DE LA ATRACCIÓN EN EL MUNDO DEL PENSAMIENTO 1906 de WILLIAM WALKER. Está en la columna lateral de éste blog









LOS SIETE PRINCIPALES ASPECTOS DE DIOS de EMMET FOX

 







Alguna vez te has hecho la pregunta: ¿Cómo será Dios? Se nos ha dicho que oremos dándole la espalda al problema y pensando en Dios; pero, ¿Cómo hemos de pensar en Dios? ¿Cuál es Su naturaleza? ¿Cuál es Su carácter? ¿Dónde se encuentra? ¿Podemos realmente entrar en contacto con Él? Y de ser afirmativo ¿cómo?


En lo primerísimo que hemos de caer en cuenta es que Dios no es meramente una especie de hombre superior. La mayoría de la gente diría: “Por supuesto que no”; pero mi experiencia me demuestra que aún hoy día la mayoría de las personas –en lo profundo de sus corazones- piensan que Dios es meramente un hombre amplificado y nada más; un hombre muy bueno, un hombre extraordinariamente sabio, un hombre de infinito poder pero, no obstante, un hombre al fin y al cabo.


Ahora bien, tal idea no es más que una proyección de sus propias personalidades, idea que no puede ser verdad. En filosofía a tal ser se le denomina “Dios antropomórfico”. Y a ninguna persona finita como ésta le sería posible haber creado el universo ilimitado que vemos a través de nuestros telescopios, o la infinita variedad de diminutas formas con la que establecemos contacto a través del microscopio, por no decir nada de la creación infinita de la que no tenemos ni idea.


Es natural que una persona piense que Dios es meramente una edición más grande de sí misma, así como podríamos suponer que sí un insecto pudiera pensar en Dios, probablemente creería que es un insecto gigantesco con un poder ilimitado, Nosotros, no obstante, somos seres en posesión de las facultades gemelas de razón e intuición, por lo que tenemos que ir más allá de ese estadio infantil en pos de la verdad.



INFINITUD



Dios es infinito, es decir es infinito, sin fin y sin límites. Reflexiona sobre esto cada día de tu vida, y una vida entera no sería suficiente para aprehender todo lo que eso significa. Por ejemplo, no podrías entrar a un cuarto o edificio para encontrar a Dios, porque si Dios pudiera ubicarse en un cuarto en particular, no sería infinito. Lo que sucede, por lo general, es que cuando somos niños pequeñitos nos formamos ideas (ideas infantiles por supuesto) acerca de todo tipo de cosas. Pensamos que un edificio de tres pisos es un rascacielos. Pensamos que la carretera cerca de casa es tan ancha que cruzarla supondría un tremendo viaje. Pensamos que nuestros padres lo saben todo y podrían hacerlos todo. En ese estadio pensamos que Dios como si fuera nuestro abuelo o, quizás el clérigo de nuestra parroquia. Comenzamos entonces a crecer y, en la medida en que va llegando la madurez, gradualmente revisamos nuestras ideas sobre todas las cosas excepto una. Revisamos nuestras ideas sobre nuestra familia, nuestra ciudad y nuestro país; sobre los negocios, deportes y política, pero en la mayoría de los casos la gente nunca revisa su idea temprana de Dios, por lo que continúa en los años de madurez, tratando de reconciliarse con la idea de Dios que se formó en la infancia y, naturalmente, el resultado es muy limitante. Es, en realidad, como si un hombre ya crecido tratara de ponerse los zapatos del infante. No podría caminar del todo.


A FALTA DE PRONOMBRE


Una gran dificultad práctica que se suscita al discutir sobre Dios es el hecho de que no contamos con un pronombre apropiado que usar. Tenemos que usar el pronombre "él". No nos queda más alternativa, aunque esta palabra es muy engañosa porque inevitablemente sugiere un hombre o animal macho, Decir "ella" sería igualmente absurdo y el pronombre "lo", además de sugerir que carece de reverencia, evoca un objeto inanimado e ininteligente. Al lector, por ende, se le pide que tenga en cuenta que el uso de "Él" es un tapagujeros inevitable, y que ajuste su pensamiento de igual forma.


La Biblia dice que «Dios es Espíritu» y que todo aquel que le adore tiene que adorarle en espíritu y en verdad. Adorarle en espíritu quiere decir lograr un entendimiento espiritual de su naturaleza y nos ocuparemos ahora de hacer exactamente eso. No trataremos de definir a Dios —porque eso sería limitarle — pero podemos alcanzar lo que, para todo propósito práctico, es un excelente conocimiento operacional de Dios. Haremos esto mediante la consideración de diferentes aspectos de Su naturaleza, uno por uno.


Supongamos que ustedes quisieran ver un gran edificio como, por ejemplo, el Capitolio en Washington. Saben que no hay forma alguna de poder verlo todo de una vez, pero eso no significa que no pueden familiarizarse a cabalidad con él. Lo que tienen que hacer es caminar por el edificio viéndolo desde diferentes ángulos hasta que lo hayan visto todo. Lo verían, digamos, desde el norte y, entonces, desde el este; de allí pasarían a verlo desde el sur, y luego, desde el oeste; y entonces sabrían exactamente cómo es el edificio. Haremos exactamente lo mismo con la idea de Dios.


No hay pasos materiales que te puedan llevar a Dios, Sólo al pensar en Él puedes acercarte a Él. En Oriente cierta gente tonta ha tratado de acercarse a Dios mediante la mutilación de sus cuerpos, o asumiendo posturas incómodas y contranaturales, o entrenándose en difíciles actos de acrobacia
— pero tales cosas son una pérdida de tiempo. No hay Forma de encontrar a Dios excepto mediante
la oración, orar es pensar en Dios.


ORACIÓN, MEDITACIÓN Y CONTEMPLACIÓN


Hay tres grados de intensidad en la oración. La primera manera (y la más fácil) consiste en orar en voz alta, lo que generalmente se denomina "tratamiento audible," El segundo grado — que es un poco más difícil para mucha gente pero que también es mucho más poderoso — es pensar sistemáticamente en Dios reconociendo Su Presencia doquiera que parezca haber problemas. Esto es meditación y una buena manera de meditar es leer un verso de la Biblia o un párrafo de un libro espiritual y dejar que la mente trabaje sobre él. Se alcanza el tercer grado cuando el pensamiento y el pensador se convierten en uno y se da una vívida realización de la Verdad. Esto se llama “contemplación” pero no le es posible a mucha gente alcanzar este estadio todavía, por otra parte, uno nunca debería tratar de alcanzarlo. En el momento correcto se dará espontáneamente y no se puede obligar a que ocurra antes del momento correcto. La mayoría de los problemas prácticos pueden ser solucionados mediante la suficiente oración audible o meditación.


Dios es infinito pero — como seres humanos que somos — si bien no podemos aprehender lo Infinito, sí podemos familiarizarnos con los muchos diferentes aspectos o atributos de Su naturaleza. De entre estos sobresalen Siete Aspectos Principales que son más importantes que ninguno de los otros. Estos son siete verdades fundamentales sobre Dios, y todas las otras se conforman de combinaciones de algunas de estas siete. Estas verdades nunca cambian. Fueron las mismas hace billones de años y seguirán siendo las mismas de aquí a un billón de años en el futuro. Es natural, entonces, que sea de nuestra incumbencia lograr una comprensión tan clara y una realización tan fuerte como nos sea posible de estos Siete Principales Aspectos. Esto puede hacerse al pensar mucho en ellos, comparándolos el uno con el otro, e identificándolos en las experiencias de la vida diaria. Esto es oración y, por cierto, una oración muy poderosa. La manera más rápida de solucionar un problema en particular es meditar sobre el aspecto que sea el más apropiado en dicho caso en particular. Pensar en cualquier Aspecto de Dios solucionará un problema, pero si seleccionas el Aspecto correcto obtendrás el resultado de forma más rápida y fácil.


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LA MEDITACIÓN





LA MEDITACIÓN








LA MEDITACIÓN ES UN CAMINO QUE LOS AYUDARÁ A LIBERAR LOS TESOROS DEL AMOR A SÍ MISMOS QUE TODOS Y CADA UNO LLEVA DENTRO.


Esto podrá acarrearles, de vez en cuando, otras dificultades porque se verán forzados a ver sus propias imperfecciones. Estos son estados transitorios. Son áreas en las cuales la fuerza de la vida se ha fosilizado. Cuando se liberen de dicha fuerza, la misma vuelve a fluir dulcemente.

Oigan la voz de su propio ser interno. Éste es más sabio que la mente consciente.

Casi todo logra la misma labor que la meditación:


La música

Una caminata en silencio

Una comida excelente

La luz de una fogata

La luz de una vela

Tomarse la mano con el ser querido


En fin, todo aquello que les cause hondo júbilo de su propio ser y les permita ignorar la injerencia del intelecto.


Algunos tienden a convertirse en una forma rígida.


Hay tantas formas de meditar como gente en la Tierra hay.


Cada uno necesita adentrarse en su propio silencio interior, en su propia verdad interior, de la mejor manera posible.


Esta iluminación, por nacimiento, es su propio derecho. Es la llave de la esencia de su propio ser, de la sabiduría de su propia alma.


En sus prácticas de meditación, consideren ese momento de silencio como una puerta abierta. Por esa puerta podrán encaminarse hacia una luz más plena, hacia un sentido más amplio del yo y de la realidad.


Las definiciones sólo sirven para aclarar algo, no para ser prisiones. No olviden esto.


Cuando en meditación, se llega al umbral del crecimiento, se da un momento en que la mente no puede continuar. Sentir que, de alguna manera, hay que mantener el control mediante el intelecto, le pone un límite a donde dicho crecimiento está tratando de llegar.


A fin de cuentas, al moverse ustedes más allá de su mente intelectual, tocarán la mente de su propia alma. Esta mente del alma es capaz de darle forma y sustancia, significado y relación a la conciencia expandida en meditación.


¿CÓMO PODEMOS LOGRAR EL ACCESO A NUESTRA PROPIA VOZ INTERIOR?


Aprendan, en su propia soledad, el camino a su santuario interno. Eventualmente, deben ustedes atravesar lo que puede parecer un campo minado. Hay tantas negaciones, tantas objeciones, tantos “¿Qué tal sí?”, etc. En verdad, el camino a dicho santuario puede sonar como el cuatro de Julio. ¿Cómo, entonces, se hace para llegar allá? Primero, hay que estar dispuesto a oír los fuegos artificiales. Será algo educacional. Ustedes no tienen la más mínima idea de cuán llenos de ruido están. La ilusión que parecía demandar la constante atención suya es insaciable. Sólo en su propio silencio puede tocarlos la Realidad Superior. Sólo en su propio silencio puede ésta ser recibida.



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De el libro de EMMANUEL