Temas:
La noche oscura del alma, transición, transformación y resurrección, consumación, desprendimiento, purificación.
EL ángel de la resurrección es el Elohim de la transformación. Él está comprometido con el principio de la vida. Sin la experiencia de la muerte no es posible el crecimiento y la transformación. La vida es una corriente de cambio constante. En cada segundo se modifica el rostro de la Tierra. Vivimos día y noche el cambio de estaciones, las personas nacen y mueren.
Todo está en movimiento. Si nos entregamos a la corriente de la vida y no nos resistimos a los cambios, el encuentro con el ángel de la resurrección no será doloroso. El ángel de la resurrección nos enseña a no apegarnos, a estar con las manos vacías ante Dios y a desprendemos de todo. Si logramos desprendernos, lo recibiremos todo; si nos apegamos, lo perderemos todo. Si estamos dispuestos a morir, resucitaremos.
Siempre debemos seguir adelante, porque nos encontramos en un largo viaje. Quien acepta los cambios de la vida, resucitará en Dios. Nuestro viaje acaba en Dios, en la paz alrededor de la que todo se mueve cuando nos hemos consumado.
Revelación del ángel de la resurrección
Soy el ángel de la resurrección. Yo soy.
Soy la muerte antes de la vida.
La noche del alma termina ahora.
Soy una luz luminosa en la oscuridad.
Soy la transformación en Dios.
Soy la transformación en la Tierra.
Mi mensaje es luz. Ninguna oscuridad es tan grande que yo no la pueda trascender.
Todo lo que existe sirve al cambio.
La vida es un violento bramar y rugir y se mueve alrededor de un centro de paz perfecta que es Dios.
Entrégate a la corriente infinita de la vida que soy yo.
Sígueme en la paz de Dios.
AMÉN
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El significado de la carta
El ángel de la resurrección nos guía en nuestro viaje espiritual a través de la noche oscura del alma. La noche oscura del alma puede ser un estado de profunda desesperación y de falta de sentido, un encuentro espiritual con la muerte y un viaje espiritual que debemos saber manejar y en el que parece que lo perdemos todo.
En la noche oscura del alma morirán la glorificación del espíritu, la ilusión, el apego y la arrogancia del ego. Experimentamos que no hay nada que temer, que Dios siempre está con nosotros y que no se deja caer a ningún alma.
Ya estamos salvados y se nos espera en el reino de los cielos. Siempre hemos estado en el amor de Dios. Toda experiencia espiritual de la muerte es una oportunidad para dar un salto cuántico en nuestro desarrollo. La transformación será entonces más fácil si estamos dispuestos a desprendernos de todo para recibirlo todo.
Has llegado al final de un ciclo de desarrollo. La transformación que tienes ante ti podrá durante un breve periodo resultar dolorosa, sin embargo, sigue habiendo motivo para la alegría, porque tú conciencia se eleva y en tu vida habrá grandes cambios.
En la iniciación espiritual de la noche oscura del alma has perdido algo que para ti era importante para experimentar la única continuidad en tu vida, que es Dios. Lo doloroso de la transición de un nivel de conciencia a otro nivel de conciencia más elevado es la resistencia al cambio y la poca disposición al desprendimiento.
La paloma blanca que se alza desde el corazón negro simboliza la transformación del ser inferior. La llama violeta sagrada sirve a la purificación del alma y de la conciencia. La luz celestial ha penetrado profundamente en tu conciencia y tu espíritu se ha iluminado.
En el transcurso de nuestra vida morimos muchas veces. Cada vez tenemos que desprendemos de algo para poder avanzar en nuestro desarrollo. Lo divino en nosotros nace a través de la luz divina que llevamos en nuestra oscuridad, en nuestras zonas no iluminadas.
Confíate a la guía del ángel de la ascensión y permítele que lleve una luz en tu oscuridad, y a tu resurrección seguirá la elevación de tu alma. Hoy puedes desprenderte de la pena por tu pérdida y estar seguro de que esa pérdida contiene un regalo si estás dispuesto al cambio y a recibir.
Oración del ángel de la resurrección
Invoco al ángel de la resurrección y te ruego a ti, Elohim, que seas luz en mi oscuridad.
Sé mi desprendimiento, sé mi iluminación. Líbrame de todo miedo.
Mi muerte termina aquí.
Soy la resurrección y la vida eterna en Dios.
Sigo la corriente de la vida y me dejo llevar.
Te entrego a ti mi conciencia.
Regálame la luz de la verdad y de la vida eterna.
Estoy con las manos vacías en lo infinito de la gracia divina y reconozco lo indispensable de la transformación.
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