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DESTINO EXTRAORDINARIO Meditaciones Deepak Chopra

DESTINO EXTRAORDINARIO Meditaciones Deepak Chopra

QUIÉN SOY YO -Día 1

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Las Virtudes cardinales








extraído de LAS VIRTUDES CARDINALES



Los filósofos antiguos decían que cuatro virtudes son "cardinales", las bisagras sobre las que oscila toda conducta. La palabra cardinal procede del latín cardo, que significa una "bisagra". También se las llama "virtudes naturales", es decir, virtudes reconocibles por la razón que tenemos naturalmente en nosotros, (las cuales resultan evidentes), a diferencia de las virtudes sobrenaturales o teológicas de la fe, esperanza y caridad, que requieren un "aprendizaje divino" o, por así decir, la inspiración del Yo Superior, para su reconocimiento y su práctica.

Las cuatro virtudes cardinales, reconocibles como algo bueno incluso por la gente corriente, y que funcionan en su vida cotidiana y mundana, son estas:





(1) Fortaleza - (2) Templanza - (3) Prudencia - (4) Justicia.

Las cuatro virtudes cardinales tienen un número de correspondencias notables, algunas muy conocidas, otras no tanto.

En las cartas del Tarot, las virtudes corresponden a los cuatro palos de los Triunfos Menores y a cuatro cartas especiales de los Triunfos Mayores.

1 - La Fortaleza corresponde al palo de los pentáculos y a la carta llamada Fuerza (fortaleza significa simplemente "fuerza"). Esta carta muestra una figura femenina sosteniendo la boca de un león al cual controla de este modo.

2 - La Templanza corresponde al palo de copas, (la carta del Tarot también llamada Templanza), que representa una figura angélica con un pie en una corriente de agua y el otro en tierra firme. El ángel vierte agua de una copa a otra, midiendo una cantidad adecuada.

3 - La Prudencia corresponde al palo de bastos o estacas y a una carta a veces llamada el Ermitaño. Muestra una figura encapuchada apoyada en una estaca y sosteniendo en lo alto un farol, gracias al cual encuentra su camino en la oscuridad, igual que nosotros necesitamos la luz de la prudencia, y el sano juicio en los asuntos prácticos, para poder ver a través de la oscuridad de este mundo.

4 - La Justicia corresponde al palo de las espadas y a la carta también llamada Justicia, que representa a una mujer sentada, con los ojos vendados y sosteniendo una espada y una balanza. Con la espada separa lo verdadero de lo falso, y con la balanza mide la justicia.

Las virtudes cardinales también corresponden a los cuatro elementos y a los cuatro mundos de la evolución humana, como puede verse en el simbolismo asociado del Tarot.


La Fortaleza es el elemento tierra y el mundo físico. El más inferior de los elementos y planos, es el más denso, el "más fuerte", y requiere la máxima fortaleza en nosotros, para conquistar la animalidad salvaje del cuerpo, “el león hambriento de la condición física”.

La Templanza es el elemento agua y el mundo emocional. La figura de la carta de Tarot se encuentra, en parte, dentro de la corriente de agua y saca una medida de agua, como también nosotros necesitamos la templanza para moderar los altibajos emocionales que, de otro modo, pueden desbordarse y ahogarnos.

La Prudencia, o sabiduría en acción, es el elemento fuego y el mundo mental. El Ermitaño de la carta del Tarot sostiene en lo alto una lámpara encendida, que representa el fuego de la mente o la luz del intelecto.

La Justicia, la que no ve y no es vista, está asignada al Norte y a los pies, es una virtud "pedestal". Este simbolismo algo recóndito tiene conexiones masónicas.

Hay otras series de correspondencias más reciente y menos esotérica, pero probablemente incluso menos conocida.

Las virtudes cardinales se corresponden con los cuatro compañeros que buscan la ciudad de la Esmeralda en la historia del Maravilloso Mago de Oz, escrita por un teósofo en forma de un cuento de hadas moderno. La heroína de esa historia, Dorothy Gale, ha sido arrojada de su casa de Kansas por un ciclón y llega al país mágico de Oz. Para regresar a su casa, tiene que seguir un Camino de Ladrillos amarillo, y correr muchos peligros hasta llegar a la Ciudad de la Esmeralda, en el centro de la Tierra de Oz, donde vive un Grande y Poderoso Lagarto. En su búsqueda, por el Camino de Ladrillos Amarillos, se encuentra con tres amigos: un espantapájaros con la cabeza de paja, un Hombre del bosque de hojalata sin corazón, y un león Cobarde al que le falta el valor para atacar. Estos cuatro compañeros viajan juntos hasta la Ciudad de la Esmeralda, buscando aquello que necesitan, aunque de hecho todos poseen realmente las cualidades que parecen faltarles.

Los cuatro compañeros de Oz se corresponden con las virtudes cardinales.

El León Cobarde sugiere el león de la carta del Tarot de la Fuerza. Sin embargo, tiene miedo de todas las criaturas de la tierra. Parece carecer totalmente de fortaleza, pero es aquél cuya fuerza y valor salvan a todos los demás cuando se hallan en peligro físico.

El hombre del bosque de hojalata, no tiene corazón y seguramente no puede sentir ninguna emoción. Pero, de hecho, es tan sensible emocionalmente que rompe a llorar constantemente y sus lágrimas surten en él, el mismo efecto que el del agua, le oxidan los miembros, y le dejan inmóvil. (nosotros también quedamos inmovilizados por la emoción incontrolada o desmesurada).

El espantapájaros tiene paja en lugar de cerebro, y por esto parece incapaz de pensar, o de ser prudente en la acción. Pero es el compañero a quien se le ocurre la acción más sabia en medio de cualquier peligro. Aunque anhela el fuego del intelecto, “la luz de la razón”, la única cosa que le aterroriza es el fuego, que puede consumir su paja (y verdaderamente el fuego del intelecto, si no se controla prudentemente puede consumirnos).

La misma Dorothy, la más importante de los cuatro compañeros, es una figura de aire. Su segundo nombre es Gale, y fue arrastrada hasta Oz, por un poderoso viento, un ciclón o huracán. En el viaje hacia la Ciudad de la Esmeralda, ella es la que juzga lo que hay que hacer, quién va a emprender el viaje, y la razón del mismo. Finalmente, es ella quien juzga al mismo Mago, ella es la que reconoce que el Grande y Poderoso Mago de Oz es realmente un farsante, un impostor. Encuentra la verdad, que consiste en que cada uno de sus compañeros tiene, inherentemente la virtud de la que creían carecer y que no pueden depender de que ningún mago se la dé.

El León Cobarde realmente tiene fortaleza en acción. El Hombre de Hojalata tiene Templanza de Sentimiento. El espantapájaros tiene Prudencia de mente. Y esta idea se le ocurre a Dorothy porque ella tiene Justicia, la capacidad de sopesar la verdad y de reconocerla intuitivamente.

Las virtudes cardinales están también expresadas en unas frases poéticas publicadas por primera vez en Lucifer, por Annie Besant, pero consideradas como escritas por la pluma de H.P.Blavatsky.

El texto consta de tres partes, y empieza así:

Hay un camino arduo y empinado, lleno de peligros de todo tipo, pero es, sin embargo, un camino que conduce al corazón mismo del universo: yo os puedo decir cómo encontrar a quienes os mostrarán la puerta secreta que se abre sólo hacia dentro, y se cierra rápidamente detrás del neófito para siempre jamás.

Ese camino empinado, arduo y peligroso es el Camino de Ladrillo Amarillo. Y el corazón del universo al que conduce es la Ciudad Esmeralda, la joya del loto, la preciosa gema de la Verdad que está dentro de cada uno de nosotros. La puerta secreta que se abre únicamente hacia dentro oscila sobre cuatro bisagras, las virtudes cardinales.

Para viajar por este camino, para seguir la búsqueda en este sendero, estas virtudes han de ser nuestras constantes compañeras.

La segunda parte del texto, que consta de tres cualificaciones, continúa así:

No existe peligro alguno que un indomable valor no pueda vencer.

Después de haber vencido nuestra propia naturaleza animal, con la figura de la carta del Tarot de la Fuerza, tendremos la fortaleza, el indomable valor para vencer cualquier otro peligro. No existe prueba alguna que la inmaculada pureza no pueda atravesar. Cuando nos mantenemos tan inmaculadamente puros como el Hombrecillo de Hojalata, que iba puliendo constantemente el óxido producido por la emoción intemperada, nosotros también tendremos la templanza necesaria para superar todas las pruebas. No existe dificultad alguna que un fuerte intelecto no pueda superar. Cuando somos tan prudentemente sabios como el espantapájaros, nosotros también podemos supera todas las dificultades y llegar al centro secreto de nuestro ser, la Ciudad Esmeralda de nuestra alma.

Y entonces el texto concluye:

Para quienes consiguen avanzar, existe una recompensa más allá de lo indecible, el poder de bendecir y salvar a la humanidad; para quienes fracasan, hay otras vidas en las que pueden conseguir la victoria.

Al final del camino, el camino arduo y empinado, el Camino de Ladrillo Amarillo, está el juicio. Lo conseguimos o fracasamos. La Justicia nos pesa en la balanza y nos da nuestra recompensa o la oportunidad de otras vidas. Pero esa Justicia no es ningún juez externo; somos nosotros mismos. Nuestro único juez es nuestro propio Yo superior intuitivo.

Como dice la última verdad del Loto Blanco de Mabel Collins, "Cada uno de nosotros es su propio legislador, el dispensador de su gloria o de su fracaso, el que determina su propia vida, su recompensa, su castigo."

En la Ciudad de Esmeralda, que es la joya que hay dentro del Loto Blanco, la Joya Suprema de Sabiduría, la Justicia la hacemos nosotros para nosotros mismos. Nuestra es la fortaleza, la templanza y la prudencia del viaje. Nuestra es también la justicia del final.

Las virtudes cardinales pueden ser naturales, pero conducen a un fin sobrenatural, la recompensa indecible: el poder de bendecir y salvar a la humanidad.

Al final de nuestra búsqueda está la joya que hay dentro del loto, el ideal del Bodhisatva, el altruismo perfecto, el poder de bendecir y salvar a la humanidad.

Las virtudes cardinales son las bisagras de la puerta secreta del Sendero que conduce a la cámara interior del Templo, el Santo de los Santos, el reconocimiento de la Unicidad de toda Existencia.


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LA VIDA ES UNA EVOLUCIÓN DE LA CONSCIENCIA











La vida es una evolución de la consciencia. Es un juego de consciencia. El Creador que planeó este juego, escogió una fuerza con la cual jugar el juego. Él escogió la fuerza de la ignorancia y la encerró en una forma (tu propio cuerpo). Y se puso a sí mismo en las profundidades de esta forma y esparció alrededor de las formas un exterior de ignorancia (la naturaleza que vemos). El juego de la vida consiste en encontrar un camino hacia Él, a través de toda la ignorancia que nos impide ver claramente. Todo el propósito de esta vida es el de conectar con Él, y liberándose, permitirle que se manifieste.

¿Cómo está funcionando este proceso?

Al comienzo, la Divinidad dentro de nosotros trata de salir de esta caja con la ayuda de los sentidos, la mente, el cuerpo y las emociones. Los cinco sentidos están bajo el completo control de la fuerza de la ignorancia y los instrumentos que son la mente, el cuerpo y las emociones, están bajo el completo control de los sentidos. Mientras no entendamos este sistema, tendremos una “naturaleza animal”. Sí, porque una naturaleza animal está basada en los instintos que no difieren de los instintos animales. Esto no es un juicio negativo en lo más mínimo, ya que la naturaleza de los animales juega un papel muy importante en nuestra vida. Es una maravillosa parte del proceso de la evolución: Como resultado de las experiencias que tenemos con esta naturaleza, obtenemos nuestra primera iluminación, que es el fruto de la frustración. Y es así como lentamente empezamos a romper todas las capas de ignorancia que están a nuestro alrededor. Inicialmente, toda iluminación o progreso es el producto de una frustración transformada.

Como parte del experimento de la evolución en este mundo, después de haber creado uno los animales, la naturaleza creo a la humanidad. incluso teniendo una mente consciente y siendo así, una especie de los animales avanzada, tenemos muchas cualidades de los animales. En este juego de la vida, en esta evolución de la consciencia, la Naturaleza está tratando de ayudarnos a avanzar a través de nuestra naturaleza animal.

¿Cuáles son los instintos animales? Ellos Pueden manifestarse como la acción sin el entendimiento de las consecuencias o primordialmente como el miedo. El miedo a morir, el miedo a no tener seguridad, está grabado en todos nosotros.

Un ejemplo de nuestra naturaleza animal, es el querer comer lo que sea que veamos y que nos guste. Observemos esto más de cerca: Nosotros los humanos, Generalmente comemos lo que más que nos gusta y nos dejamos llevar por nuestros deseos independientemente de si aquello que nos gusta es lo mejor para nosotros.

Veamos cómo funciona esta naturaleza animal para podernos dar una oportunidad de crecer: Deseemos lo que deseemos que sea, es el “pecado de nuestra incapacidad de control de nuestra naturaleza animal” hasta que un día nos enfermamos. Y cuando nos enfermamos entonces controlamos esa naturaleza durante un tiempo. Pero tan pronto como nos hemos recuperado volvemos a caer en la misma tendencia. Y de nuevo nos enfermamos y de nuevo luego los viejos hábitos, los viejos deseos, la insatisfacción y la frustración. En cierto momento incluso empezamos a culpar a los demás, al ambiente y la comida, en vez de mirar dentro de nosotros mismos para hallar la raíz de esa experiencia. Es así como los sentidos tienen Influencia sobre la mente, las emociones y el cuerpo. Nos disgustamos porque no podemos obtener los deseos que queremos, de la manera como los queremos, a la hora que la deseamos, o porque no nos sentó bien haber comido esto o aquello. La mente Empieza a CREAR toda clase de estrategias inteligentes para justificar el deseo de poseer lo que el más nos gusta. Y así continuamos este ciclo que se vuelve cada vez más y más sofisticado pero que no cambia la naturaleza de Nuestra Raíz.

Tal vez tengamos que repetir el ciclo 100 veces, un millón de veces, hasta que eventualmente algo se despierte y nos frustremos mucho, mucho … Recuerden que si se acercan a una experiencia cualquiera que sea su naturaleza, ignorante con una actitud, negativa, sus sentidos van a hacer lo que sea necesario para que no la observen. Van un verse urgidos a culpar por ello a los demás, por negar la experiencia, con excusas para taparla y reemplazarla por la siguiente cosa que buena aparezca. Y entonces empezamos a desear lo que más nos guste y de nuevo El proceso comienza una vez más. Somos tan ciegos, tan ignorantes, que en vez de cambiar y aprender, preferimos cambiar los objetos de la frustración y seguir adelante siendo guiados por los sentidos y los deseos. Observen el mundo: tenemos un coche, Y después de un tiempo nos frustramos y compramos otro. Vivimos en una casa que después de un tiempo ya no nos satisface y entonces compramos otra. Nos frustramos con la pareja y entonces nos involucramos con otro hombre u otra mujer. El mismo proceso tiene lugar en todos los aspectos de la vida: en las relaciones con los demás, con la familia, con tu grupo de trabajo, con tu grupo espiritual y en todas las otras cuestiones ordinarias que conforman el día a día. Nuestros sentidos, nuestro cuerpo, nuestras emociones y la mente, crean ideas innovadoras y formulan siempre y nuevas estrategias para evitar que despiertes. Este es su papel en el juego y lo juegan de manera hermosa. Lo que es importante entender, sea lo que sea que hagamos en la vida y que sea iniciado por los sentidos, el cuerpo, la mente y las emociones, al final no nos llevan sino a la frustración. Esta es la naturaleza de todos los procesos QUE SON GENERADOS por los sentidos.

Pero nuestra naturaleza animal, también nos da una bella oportunidad con la frustración.

¿Cómo convertimos a la frustración es una oportunidad? ¿Cuál es el mensaje de la frustración?

La frustración nos dice: “Cambia". Para de hacer lo que estás haciendo. Esa manera de vivir no es una buena manera, párala. “Recuerden que la primera iluminación de la vida viene a través de nuestra naturaleza animal. Aquellos que saben usar esa frustración, INMEDIATAMENTE cambian. Se convierten en personas distintas como resultado de su frustración. La frustración, ya sea que vivamos una o cien veces, viene siempre a traernos el mensaje de qué debemos cambiar. Si queremos progresar en la vida, si queremos abrazar y crecer, aprendamos de nuestra frustración recibiéndola POSITIVAMENTE. Seguramente, después de haber aprendido cómo adoptar una actitud positiva hacia la frustración y con un poco de observación y Entendimiento, la siguiente vez que llegue la frustración, la vamos a poder enfrentar POSITIVAMENTE.

La frustración siempre llega con una presión que se manifiesta INCLUSO en el cuerpo y esta presión nos invita a ir dentro. Esta es una gran oportunidad, porque cuando estamos frustrados, no estamos dispersos como Usualmente lo estamos. La frustración nos permite estar centrados. Si en el momento en el que llega este intenso sentimiento de frustración logramos escuchar con una actitud positiva, la presión misma de la frustración tiene la capacidad de conectarnos A NUESTRA fuente interna, la chispa de la Divinidad que hay Dentro de nosotros.

Aquellos que están conscientes de que toda experiencia es una oportunidad, Utilizan este poderoso momento de inspiración para deshacerse de la Raíz de su frustración. Transforman poco a poco su naturaleza y los animales interiores se liberan de la influencia de los sentidos. Y es así como evolucionamos lentamente de nuestra naturaleza animal a ser seres humanos más Conscientes.

Hay muchos ejemplos maravillosos del poder de la transformación a través de la frustración. Un ejemplo muy bello es la historia del Buda. El rey era un gran Buda en su momento.

¿Recuerdan que le pasó al Gran Buda?

Tuvo una frustración con su vida como Rey. Se dio cuenta de que un pesar de todas tas cosas que tenía un su alrededor, de su hermosa esposa y sus hijos ejemplares y todos los bienes materiales que cualquier hombre hubiera querido poseer, no era feliz. Se sintió frustrado profundamente al tener una vida basada únicamente en los sentidos los cuales eran controlados por su naturaleza animal. Sintió el despertar de una frustración y una decisión tomó muy Importante: decidió escuchar su frustración y se encerró en un cuarto para entender qué era lo que estaba pasando dentro de sí mismo. Y entendió que había vivido una vida enteramente basada en la ignorancia. Cuando salió de su cuarto, decidió que no quería vivir más esa vida. ¿Qué pasó como resultado de la transformación de su frustración? Se convirtió en el Gran Buda. Ha habido millones de Reyes antes y después de él que ya nadie recuerda, y ¿Por qué a él si lo recordamos? Porque utilizó la frustración para Transformarse a sí mismo, se liberó de su naturaleza y de los animales, pasó a ser un ser humano más consciente.

¿Observaste la belleza de la frustración? La frustración es una Bendición.

La frustración, las dificultades, las depresiones, son todas similares, todas tienen el mismo potencial. Están aquí para cambiarnos, para hacernos crecer, para hacernos Divinos, para hacernos Budas. Entonces, cuando nos encontremos con dificultades, frustración, problemas, dolor, sufrimiento, recuerden que se nos han dado estas oportunidades, Porque Dios o la Divinidad nos ama. Únicamente almas muy afortunadas experimentan la frustración. Cuantas más dificultades PODAMOS sobrellevar, más fuertes y poderosos nos volvemos. Esta es una ley de la naturaleza.

Hay muchas personas en la tierra viviendo como animales muy bellos que nunca experimentan ninguna frustración, no se enfrentan a ningún dolor o a ningún problema. En la vida de los animales, la frustración no existe. Los animales como animales nacen y mueren como animales. Pero nosotros somos humanos y nuestro propósito en la Tierra es el de Evolucionar y Progresar. Tenemos la Capacidad de vivir más que una vida limitada a las necesidades de nuestra naturaleza animal.

La Vida es un proceso de evolución muy hermoso. Recordemos que la naturaleza de los animales es inconsciencia e ignorancia, y que está ahí para ayudarnos a progresar. Es importante entender que el papel de la ignorancia, la inconsciencia, la frustración y las dificultades es siempre el de hacernos progresar y crecer. Aprendamos a recibir a la frustración y a las dificultades con todo el positivismo que poseamos. Utilicemos entonces cada una de las oportunidades que nos de la vida para transformarnos, para hacernos más Conscientes, manifestándonos como la Divinidad que está Dentro de cada uno de nosotros.

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SWAMI BRHAMDEV






EL PODER ESTÁ EN USTED de CLAUDE BRISTOL Cap. VII




LIBRO








Vamos a montar la escena. Quiero llamar la atención sobre el poderoso efecto de la repetición o reiteración.

Por ejemplo, tomemos un cincel neumático. Ya han visto cómo se usa para partir el cemento o abrir un agujero en el acero. El tap, tap, tap, de ese cincel, al que se aplica una fuerza tremenda, produce la desintegración de las partículas y abre un agujero en el objeto en que se coloca.

Todos hemos oído hablar de la antigua tortura consistente en hacer caer gotas de agua sobre la frente. Quizás conozcan las Botas de Kipling. El ruido de las botas es lo que enloquece a los hombres.

La repetición constante es la que penetra.

Mientras uno puede darse cuenta del modo en que actúa la repetición sobre las cosas materiales, puede al mismo tiempo no darse cuenta de la tremenda impresión que la repetición produce sobre la mente humana.

Pero ya hace mucho tiempo que se ha reconocido que el fundamento de la propaganda es la repetición.

"Hay una razón..." "Buenos, hasta la última gota" "Suaves para la garganta...", etcétera.
Una y otra vez repiten estos slogans, los cantan, los presentan en películas; no hay medio de escapar de ellos. Mediante la constante repetición, los méritos de cada producto pasan a la conciencia de uno hasta que se repite el slogan casi en sueños.

Tap-tap-tap, usted los encuentra cada vez que pone la radio o la televisión, en cuanto abre una revista, o lo encuentra en los postes si sale a las carreteras. Alza la vista y ve un avión que escribe con humo en el cielo. En los subterráneos, los tranvías, los autobuses, los trenes, los barcos, los taxis, los camiones, en todo cuanto se mueve, se encuentran los anuncios de algo.

La poderosa fuerza de la repetición... repetición... repetición.

Se puede tener una mala memoria, pero no se permite que uno olvide un producto anunciado, siquiera un día.

Piénselo bien. Mediante la repetición, ha aprendido el alfabeto, la tabla de multiplicar. A-B-C.… dos más dos son cuatro... tap-tap-tap... Hasta que se aprende.

Todo cuanto se ha aprendido de memoria ha quedado impreso en la mente mediante la repetición. Le recuerda constantemente a uno (tap-tap-tap) la formación de las creencias religiosas. Lo mismo sucede con la ciencia. Repetición, reiteración. ¡Tap, tap, tap!

Schopenhauer dijo: "No hay absurdo tan palpable que no pueda ser firmemente implantado en la cabeza humana, si se ha comenzado a inculcar antes de los cinco años, repitiéndolo constantemente con un aire de gran solemnidad".

La relación entre la conciencia y el subconsciente, o mente subjetiva, es muy estrecha. Todos los que estudian el tema saben lo que puede lograrse poniéndose en contacto definitivamente con el subconsciente. Cuando se tiene una imagen detallada específica en la mente consciente, mediante el proceso de la repetición, y se hace funcionar la mente subconsciente, se dispone de un poder asombroso.

Los fiscales duchos, los defensores inteligentes, apelan a las emociones de los jurados, nunca a la razón consciente. ¿Y cómo lo hacen? Sencillamente, mediante la repetición de los puntos que desean poner de relieve. Lo hacen usando palabras y diversos argumentos, y tonos de voz, llenos de emoción.

Detrás de todo ello está el tap, tap, tap, que actúa sobre el subconsciente, y hace creer a los jurados. Lo han oído tantas veces... ¡que debe ser así!

Es importante conservar la idea, una vez que se la considera acertada. Hay que repetirla una y otra vez.

Hacer que el marido, la esposa o el amigo íntimo la vea como uno, si es que simpatiza con los objetivos deseados. De esta manera se engendra el poder.

¡EMPLEE EL SISTEMA DEL TAP, TAP, TAP!

Cuando se tiene la imagen firmemente implantada en la memoria, comience a usar el sistema del tap, tap, tal como yo he dicho. La repetición, la reiteración de esa imagen sobre la mente subconsciente es la que hará que el poder creador interior produzca tales resultados.

Los hombres y mujeres de más éxito que hay en el mundo, viven diariamente con sus ideas. Tienen objetivos constantemente presentes. No existe un solo caso en que los hayan imaginado y olvidado luego. No piensan en ello fantásticamente. Están decididos a llevar a cabo su propósito.

Esperan alcanzar sus objetivos, están dispuestos a trabajar noche y día, en caso necesario, para lograrlos, y tienen fe en que el poder interior trabaje de acuerdo con ellos guiándolos en forma de impulso para moverse en la dirección adecuada, magnetizando las condiciones en torno suyo, atrayendo recursos y oportunidades de acuerdo con sus necesidades.

Se puede medir por comparación la intensidad de los propios deseos. ¿Qué precio en esfuerzo y sacrificio está dispuesto a pagar por las cosas que desea en la vida? ¿Está dispuesto a tratar de lograr algo, una y otra vez, hasta que, mediante la repetición y el aparente fracaso, obtenga la experiencia y la capacidad de lograrlo? Si lo está, triunfará seguramente.

Nada puede detenerlo. Todos los obstáculos cederán a su voluntad, su empuje, su fe, el poder creador que Dios le ha dado, con tal que usted persista. Pero al comienzo tiene que darse cuenta de que no se puede obtener nada por nada. El universo no opera de tal modo. Tiene que esforzarse y tener fe, si es que desea recibir


Tap, tap, tap, —imaginando lo que usted quiera una y otra vez—, las gotitas de agua, el batir constante del mar, el ruido de los pasos sobre unos escalones de piedra, la causa y el efecto ...la causa y el efecto … la acción que siempre produce una reacción … Al principio puede no advertirse, pero las fuerzas de la naturaleza y de la mente, concentradas sobre cualquier obstáculo, pueden con el tiempo suprimirlo o modificarlo.

HAY QUE CANALIZAR LA FE

La fe puede mover montañas, las montañas del miedo, la duda y la preocupación, la fe repetida una y otra vez, la fe en uno mismo la fe en el poder interior que Dios nos ha dado. Es una operación sencilla y poco espectacular, si se considera un segundo, pero que realizada durante largo tiempo puede producir resultados asombrosos.

Ahora usted es la suma total de cuanto cree, bueno y malo; lo que ha aceptado en su mente, lo que sirve de motivación a sus pensamientos y actúa como resultado de sus creencias. Cuando sus creencias varían, su vida cambiará con ellas, pues su vida se basa realmente en la fe.

Usted tiene fe, diariamente, en que va a seguir respirando, en que su corazón va a continuar latiendo, en que va a seguir bien. Si esta fe se altera, se altera su salud.

Usted tiene fe en todo cuanto le rodea... en su trabajo, sus amigos, su capacidad, su coche, su porvenir... Usted ha aceptado todo esto como una parte de la vida. Usted imagina que todo va a continuar, como en el pasado. Cada día, usted añade la repetición, en general, de otra experiencia similar. Se adapta cada vez más a lo que hace, y esto puede ser malo, si hace pocas cosas que merezcan la pena. Puede ser bueno, si usted se aplica como debiera.

Haga inventario y asegúrese de que lo que repite todos los días le ayuda a adquirir mayor experiencia, capacidad, satisfacción personal y dicha. Si no es así, usted no querrá repetir esas actividades e intereses. Puede querer apartarse de ellas, y comenzar un nuevo ciclo de desarrollo personal.

Recuerde: lo que el hombre ha hecho una vez lo hará de nuevo, pues es un animal de costumbres. Pero los pensamientos se repiten fácilmente, porque las cosas iguales se atraen. Cualesquiera que sean los pensamientos similares que les hagan compañía.

¿Qué clase de pensamientos tiene? ¿Son los conducentes a las cosas que usted no quiere hacer, a las experiencias que no desea tener? En tal caso, deséchelos ahora, antes de que se implanten firmemente mediante la repetición.

Al borracho le cuesta trabajo dejar de beber, porque el hábito de la bebida ha quedado impreso sobre su cuerpo y su mente. Se "ve" bebiendo tan vívidamente, que es una tarea gigantesca el imaginarse que no bebe.

Las imágenes que se tienen de uno actualmente, sólo guardan relación con el pasado. Si usted no se encarga de crearse nuevas imágenes, no hará más que repetir mañana lo que ha hecho hoy y ayer.

Desdichadamente, la mayoría de los seres humanos están atados a una noria de su propia creación, terminando cada día, como el anterior, aunque parezcan progresar porque se están moviendo. Pero sus vueltas siempre terminan en el mismo lugar, a menos que uno haga inventario de lo que hace, y se baje de la plataforma giratoria, al imaginar una nueva dirección y un nuevo propósito en la vida, y entonces avancen por el camino hacia una mayor felicidad y un triunfo mayor, que no habrían podido alcanzar de otra manera.

¡Tap, tap, tap! Eso es lo que actúa sobre su conciencia, repitiendo las imágenes, e inculcando en el subconsciente los actos y los pensamientos adecuados. Eso el que lo sabe es usted. ¡Usted es el único que puede hacer algo con respecto a ello!

Aprenda a usar el gran poder de la repetición de un modo adecuado, y todas las demás cosas le serán dadas por añadidura.


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LA EVOLUCIÓN DE LA CONSCIENCIA Capítulo 1. LA EXPERIENCIA HUMANA EN EL NUEVO PARADIGNA






Libro: La evolución de la Consciencia




Este tema, dedicado a la evolución de la consciencia, plantea una nueva forma de ver la vida, un nuevo paradigma que nos permitirá ser más felices y comprender al ser humano. El lector se puede preguntar si está dispuesto a leerlo sin prejuicios. Es posible que ya le suene esta información o, por el contrario, que sea la primera vez que lee algo así. Si le resulta familiar, no tendrá problema en seguir profundizando en el tema; y si le resulta sorprendente y nuevo, le animamos a descubrir algo muy valioso para mejorar su vida.

No es necesario estar de acuerdo con todo lo que aquí está escrito, ni creerse nada, solamente hay que verificar en la propia vida los resultados de aplicar esta información, para comprobar si son válidos para uno mismo.

El método científico principal para la medición del conocimiento es el resultado. Si los resultados internos son de felicidad, paz y armonía, se verificará que esta información es verdadera; también, si los resultados externos en cuanto a relaciones, salud, recursos y adaptación al medio mejoran, se verificará que esta información es de sabiduría. El aprendizaje sólo se vuelve comprensión a través de la práctica constante y de la verificación de resultados; éstos son los que permiten medir si una persona sabe o no sabe.

El propósito de la experiencia humana es evolucionar, vivir nuestro propio desarrollo de la consciencia para llenarnos de sabiduría y amor. Todos, sin excepción, hemos venido a este mundo a trabajar en nuestro desarrollo espiritual, compartiendo y participando en experiencias con otros seres humanos. La vida es un formidable proceso pedagógico del Universo; la Tierra es nuestro “colegio espiritual” y cada experiencia de vida se puede comparar con un curso académico.

El desarrollo espiritual es un trabajo interno, absolutamente individual y personal; nadie puede hacerlo por otro, pero tampoco puede llevarse a cabo sin los demás. Necesitamos la interacción y la experiencia con otras personas para alcanzar nuestro propio desarrollo; en otras palabras, para conocernos a nosotros mismos. A veces, en lugar de asumir el propio desarrollo pretendemos interferir con el de los demás, y en lugar de aprender de ellos intentamos cambiarlos; entonces estamos distorsionando el proceso pedagógico, lo que conduce a que la vida se complique.

Si comprendemos esto podremos ser eficientes al preguntarnos qué nos quiere enseñar la vida en cada situación, ya que todas constituyen un aprendizaje para transmutar la ignorancia en sabiduría. En este momento, la mayoría de nosotros sufrimos la experiencia de aprendizaje, en lugar de disfrutarla; pero aprender no es sinónimo de sufrir, sino que significa alcanzar el amor y la felicidad.

Cuando uno nota que su sufrimiento está desapareciendo, que su paz interior se vuelve invulnerable y que su capacidad de crear, hacer, amar y servir se expresa sin condición ni restricción, quiere decir que está en la sabiduría.

Tanto el ser humano como todo lo que sucede en el Universo funciona, se origina y se crea a partir de una información. Y evolucionar supone adquirir información que aún no se posee. La evolución es, pues, el desarrollo de la consciencia a través de la experiencia de la personalidad, y ésta es la que puede transformar una creencia en verdad después de verificarla, o bien desecharla si verifica que no es cierta: esto se llama comprensión, y es lo que la consciencia asimila.

Por tanto, en la consciencia no penetran creencias, sino que es un archivo diseñado para asimilar única y exclusivamente verdades verificadas y experimentadas dentro de la experiencia de la forma. Podemos entender la consciencia como un archivo de información que asimila las verdades del Universo y las acumula de una forma permanente e inmortal. La consciencia es, pues, un archivo eterno e incontaminable.

La información que puede almacenar la consciencia es billones de veces mayor que la que es capaz de almacenar la personalidad. La evolución se produce a través de las formas, pero no es la forma la que evoluciona, sino la consciencia dentro de ella. Cuando no tenemos cuerpo no hay evolución, porque ésta se produce única y exclusivamente cuando el ser está involucrado con la materia. Luego, la consciencia seguirá evolucionando.

Aparentemente, el exterior cambia, pero no es así: en realidad somos nosotros los que evolucionamos, los que cambiamos desde el interior. Existe una forma de vivir en estructuras sociales mucho más armónicas y satisfactorias que las actuales, y no es modificando la situación social actual, sino llevando a cabo un cambio interno. En la medida en que construimos nuestro desarrollo espiritual, cada uno de nosotros se va haciendo correspondiente con otro tipo de civilización.

La vida es un camino, y en cualquier punto del mismo hay caminantes. Encontrarse en el punto inicial o en el final depende de uno mismo, y cuanto más se avanza en el camino más cosas extraordinarias se descubren. Así, los cambios se producen en los caminantes, no en el camino.

Para tener éxito en el proceso de desarrollo espiritual necesitamos ir equilibrando la energía con la sabiduría, porque sin energía es imposible manejar la sabiduría. La materia puede transformarse en energía y viceversa, cuando cambian las longitudes de onda y las frecuencias vibratorias.

Hemos de crecer simultáneamente en el manejo de la energía, porque sin sabiduría tampoco es posible acumular energía; y es que se nos va en los miedos, los conflictos y el sufrimiento. Por tanto, es imprescindible aprender a manejar la energía en la misma proporción en la que vamos desarrollando sabiduría.

La sabiduría se adquiere cuando nos enfrentamos al diseño pedagógico llamado destino. Todo lo que para nosotros represente alguna dificultad es una oportunidad para el aprendizaje, para la adquisición de sabiduría asociada al destino.

La consciencia se desarrolla a través de los ciclos de vida y muerte. El primero representa la parte activa del proceso, donde se viven las experiencias de aprendizaje desde la inocencia —falta de información— pasando por la ignorancia —información falsa en la mente, creencias, cuando uno “cree que sabe”— y hasta llegar a la sabiduría —es decir, la información de la verdad o comprensión—. Por su parte, el ciclo de muerte representa la parte pasiva del proceso, en la que se evalúan los desarrollos de la consciencia que se han alcanzado, se recupera la energía y se renuevan todos los procesos para el próximo ciclo de vida.

Lo que acabamos de explicar no es suficiente para la mente leerlo una sola vez. La mente del adulto, para codificar e integrar cualquier información, requiere que se le repita, como mínimo, unas treinta veces. Es importante tener en cuenta esto, para que el lector no se desespere si al principio no entiende nada o no está de acuerdo con la información que aquí se le presenta; porque todo cambio lleva su tiempo.

Podemos percibir la evolución que tiene cada individuo dependiendo de su inclinación o interés por la información sobre el desarrollo espiritual, pues es necesario un cierto desarrollo para que la información de amor resuene y sea de interés.

1.1 ¿Quiénes somos?

¿”Somos” un cuerpo o “tenemos” un cuerpo? Realmente los seres humanos somos consciencias divinas o almas dentro de una experiencia humana; no somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, sino seres divinos viviendo una experiencia humana. Por lo tanto, no somos un cuerpo con un espíritu, sino un espíritu usando un cuerpo, esencia divina inmortal en desarrollo, un alma perfecta creada por Dios.

La consciencia no es humana, sino que usa lo humano; es tanto hija como hijo de Dios y va pasando a través de los reinos del Universo —mineral, vegetal, animal...— con el propósito de tomar la información del Absoluto que está implícita e impresa en cada reino. Pero la consciencia no es mineral, vegetal o animal; tampoco es humana, sino que es una chispa divina que usa cuerpos dentro de los cuales se sumerge para extraer información.

Dios está en todas las formas, sin ser ninguna de ellas. No es persona, sino esencia absoluta espiritual —no física—, de una dimensión muy alta a la que llamamos punto cero, es decir, sin tiempo ni espacio. No hay que preguntarse: «¿Quién es Dios?», sino «¿qué es Dios?». Podemos llamarlo de diferentes maneras: usando un término tecnológico, es posible denominarlo archivo absoluto del Universo, la información absoluta. Y ¿Qué información hay en ese archivo? La necesaria para la creación, para la administración de la creación, para la pedagogía de la creación, para el proceso de administración y de creación, además de para el proceso personal de cada uno de los hijos de Dios, que son de la misma esencia de ser (“soy”), que está en cada uno de nosotros y en todos los seres que existen. En definitiva, Dios es la esencia originaria de todo cuanto existe y sucede en el Universo.

La consciencia nunca es humana, sino que asimila la experiencia humana desde la personalidad, pero es hijo/hija de Dios y no dejará de serlo nunca. La consciencia —o el alma— tiene que vivir la experiencia humana, irremediablemente, para construir su evolución.

Pongamos un ejemplo para comprender mejor el término consciencia y lo que somos los seres humanos:

La consciencia viene al mundo a vivir una experiencia humana. Cuando llega, compra un automóvil y contrata a un chófer. El automóvil es el cuerpo y el chófer es la personalidad, el sistema de creencias, el ego.

La consciencia le dice al chófer: «Tome este cuaderno —que es la mente en blanco— y recorra este camino; necesito que me lleve desde este punto hasta este otro —eso será el transcurrir de la vida—, y en este cuaderno vaya anotando todo lo que aprende del camino. Mientras hace el recorrido yo voy a echar un sueño». La consciencia pasa entonces al asiento de atrás y se duerme tranquilamente. El pasajero únicamente despierta cuando el viaje termina —lo que llamamos “la muerte”—; entonces coge el cuaderno de notas, despide al chófer —es decir, la personalidad se disuelve— y devuelve el automóvil —el cuerpo—. La consciencia sólo se queda con la comprensión, con lo que el chófer aprendió del camino. En la próxima experiencia humana, contratará a otro chófer y otro vehículo, hasta completarse de verdades.

El chófer, después de haber recorrido una buena parte del camino y haber peleado, insultado y sufrido, porque el camino presenta dificultades, porque se le cruzan otros conductores, o se le averió el motor y tuvo que repararlo o, en resumen, por cualquier inconveniente que tenga, coge su cuaderno y escribe, por ejemplo: «En el kilómetro tal del camino he comprendido algo que no había comprendido en los kilómetros anteriores: que mi sufrimiento ante el camino es inútil, porque lo único que solucionó las situaciones que se presentaron fueron las acciones que puse en marcha para poder continuar; por lo tanto, en lugar de sufrir podría haber actuado en total paz interior».

1.2 ¿Qué archivos posee el ser humano?

Para comprender mejor el propósito de la experiencia humana es necesario conocer cómo tiene lugar la constitución de los seres humanos. A efectos de esta explicación, consideraremos sinónimos los términos “cuerpo”, “campo” o “archivo”.

El ser humano está formado por varios archivos que vibran en diferente frecuencia y poseen distintas dimensiones:

1. Un cuerpo físico o archivo genético, que es una creación perfecta de Dios, pero que se degrada. Los Maestros llaman al cuerpo “vehículo experiencial”, “vestido de Dios” o “entidad biológica”.

2. Un campo mental, que es el laboratorio perfecto donde se procesa la información, y también se llama archivo de personalidad temporal. Es el que nos permite experimentar la vida. Este campo presenta tres niveles de información:

a. La parte inconsciente, donde está nuestro sistema de defensas.

b. La parte consciente, donde está nuestro sistema de creencias, también llamado ego o personalidad.

c. La parte espiritual o de comprensión, que es el resultado de la verificación de la información a través de la experiencia, de la aplicación de los conocimientos. Se puede llamar, así mismo, consciencia temporal.

3. Un campo espiritual divino que se llena poco a poco con la información de la verdad, la que se procesa en la mente tras las experiencias vividas; es el archivo de consciencia permanente. También podemos llamar a este archivo “el ser crístico”, el “niño Dios” o el “niño interior”.

El cuerpo solamente sostiene a la mente: ése es su propósito. Y permite la experiencia dentro de los mundos tridimensionales, aunque la mente no es tridimensional. Pero quién hace el trabajo, quien lleva a cabo todo el proceso, es la mente, el campo mental; en ella se viven las experiencias, se descubren las Leyes, se construye la comprensión, desde ella se expresa el amor o la ignorancia, según lo que contenga; y, por supuesto, en la mente se origina la totalidad de los conflictos y problemas humanos, y también sus soluciones. Todo lo que sucede, pues, está dentro de nuestro campo mental.

El día en que la consciencia despierte, ya no necesitaremos cuerpo ni mente, porque ella lo asumirá todo. Y podrá manifestarse en cualquier momento, adoptando cualquier forma, en cualquier cuerpo, lugar y circunstancia, porque la consciencia es absolutamente divina e inmortal.

Mientras eso sucede, disfrutemos de lo que pasa en nuestra mente, dirigiéndola voluntariamente. Este maravilloso instrumento, emisor y receptor de ondas de frecuencia de pensamiento, es mucho más poderoso y sorprendente de lo que suponemos.

Consciencia es, por tanto, el archivo donde se acumula la verdad que descubrimos a lo largo de nuestra experiencia de evolución.

Todo lo que sucede es perfecto y necesario

Para sentar las bases de una nueva civilización de mayor nivel de satisfacción para todas las personas, es necesario comenzar por armonizarnos nosotros mismos, para lo cual resulta indispensable estudiar las Leyes universales y aplicar los principios que conducen a la sabiduría; tomando en cuenta, además, que sólo por medio de la práctica constante y desechando las teorías y conceptos que demuestren ser equivocados, llegaremos realmente a la sabiduría. Así podremos desarrollar la paz y la armonía directamente sobre el terreno, con la enseñanza de la vida diaria, puesto que ésta es la mejor escuela, y la naturaleza la mejor maestra.

Para volvernos eficientes únicamente hay que dejar de enfrentarse al orden perfecto del Universo. La ineficiencia mental es necesaria para descubrir, a través de la saturación, que existen las Leyes del Universo. Cuando ya hemos sufrido lo suficiente estamos preparados para comprender esas Leyes. Para cesar la propia lucha externa primero tiene que acabar la interna, y para ello es preciso haber aceptado que todo lo que existe y sucede es perfecto y necesario, porque tiene un propósito de amor. En definitiva, el estudio y comprensión del por qué de las cosas que existen y suceden nos puede llevar al reconocimiento de las Leyes que permiten crear un futuro mejor para toda la humanidad.

1.3 Las siete Leyes del Universo

Existen siete Leyes Universales que rigen la totalidad de los procesos de creación, administración y evolución del Universo. De las siete, cuatro son fundamentales: rigen y controlan todos los procesos de desarrollo y evolución de la consciencia dentro de la especie humana, en cualquier lugar del Universo. Estas cuatro Leyes conforman el triángulo inferior, y la Ley de Evolución es la Ley superior que rige sobre el triángulo inferior —también llamado “triángulo del infierno”, por constituir la parte inferior de las Leyes Universales—.

Cuadro 1. Las cuatro Leyes específicas que rigen la experiencia humana





No tenemos que confundir las leyes universales con las leyes humanas, ni tampoco con las normas. Las leyes del Universo son inmutables, no son derogables, se originan en la sabiduría de la Divinidad y son absolutas: por lo tanto, no son modificables ni negociables, y su desobediencia implica un resultado negativo -en el sentido de desagradable-, y también positivo -en el sentido de que supone un aprendizaje-. Por eso decimos que en realidad los seres humanos, no dictamos leyes, sino normas, y las llamamos “leyes humanas”, pero son normas, porque son derogables, transitorias y puntuales.





La Ley de Evolución nos enfrenta con aquello que necesitamos aprender y, por supuesto, esto corresponde exactamente con situaciones que no manejamos, que nos resultan difíciles. Por eso la Ley de Evolución permite las guerras, la enfermedad, la agresión, los conflictos, las disputas, las interferencias; y lo permite para que aprendamos a reconocer la Ley, para que nos saturemos de sufrimientos y decidamos obedecerla.

El libre albedrío es el derecho a cometer errores, la herramienta de la evolución. Es necesario e inevitable cometer errores para poder descubrir la Ley. El error no está fuera de la Ley, sino que forma parte de nuestro proceso pedagógico.

Reconocemos las Leyes observando los resultados. Si nos vemos inmersos en una situación de sufrimiento, experimentamos bloqueos, escasez o enfermedad, nuestras relaciones no fluyen o hay violencia o agresión, todos estos resultados nos muestran que nos hemos salido de la Ley. Cuando esto ocurre hay un resultado doloroso, mientras que cuando obedecemos la Ley los resultados son satisfactorios y de felicidad. No son, en realidad, premios o castigos, simplemente son resultados satisfactorios o dolorosos.

Un ejemplo perfecto de cómo las Leyes que están por encima admiten cuestiones que no permiten las inferiores es el tema de las relaciones homosexuales. La Ley de la Naturaleza no acepta algunos aspectos de la homosexualidad; sin embargo, la Ley de Armonía si la acepta completamente, para ella es totalmente válida porque todo ser vivo tiene derecho a ser feliz, a gozar de equilibrio y satisfacción aunque no pueda procrear. Por su parte, la Ley de Correspondencia, al estar por encima, puede romper el equilibrio de la Ley de Armonía, de manera que se reconozca la experiencia del desequilibrio. Así, según ella se podría afirmar: «Necesitamos que aquí haya un conflicto para que las personas aprendan a respetarse las unas a las otras».

1.4 Las tres virtudes internas

Hemos venido al planeta Tierra a desarrollar tres virtudes internas: felicidad, paz y amor.

Figura 1. Virtudes internas y resultados externos

Estas virtudes han de utilizarse para relacionarnos con lo externo. Aprender a ser felices, a tener paz y a amar —como capacidad de servicio— es el verdadero propósito que nos trajo al mundo físico de la materia.

Cuadro 3. Las tres virtudes y sus características



La felicidad, la paz y el amor son principios de la esencia divina; no tienen polaridad, son inmutables e incambiables.

1.4.1 Aprender a ser felices

Para aprender a ser feliz...
✓ Sólo hay que enfrentarse a todo aquello que uno crea que le arrebata la felicidad.


✓ No se necesita nada externo, sólo comprensión y actitud mental.

✓ Hay que asumir que la no aceptación es la única causa del sufrimiento, y dejar de enfrentarse a la realidad.

✓ Es necesario cesar de trabajar sobre los demás, y hacerlo única y exclusivamente sobre uno mismo, modificar dentro de uno lo que resulta molesto (el ego).

✓ Si hay sufrimiento, hay que formularse una sola pregunta: «¿Qué es lo que no estoy aceptando?»; ahí se encontrará la respuesta.

Todas las personas, sin excepción, tienen lo necesario para ser felices; pero muy pocas saben ser felices con lo que tienen.

1.4.2 Aprender a tener paz

Para aprender a tener paz hay que saber que...

✓ No hay ninguna cosa o persona que dé paz.

✓ La paz interior es el resultado del propio desarrollo espiritual, no es un don.

✓ El manejo de la paz requiere de una información clara y precisa para comprender que la vida es un proceso de amor y que el mal no existe, así como de la habilidad para manejar la energía vital; para ello es necesario un entrenamiento.

✓ Si se produce una pérdida de paz, hay que preguntarse: «¿A qué me estoy resistiendo?, ¿Qué quiero cambiar?, ¿a quién estoy culpando?».

1.4.3 Aprender a amar al prójimo como a uno mismo

Para aprender a amar al prójimo...

✓ Sólo hay que participar o compartir con personas que tienen comportamientos muy diferentes a los propios, de manera que se aprenda a amarlos y respetarlos tal cual son.

✓ Hay que tener en cuenta que el amor no es susceptible de ser ofendido, y que es invulnerable, inmutable, universal, invariable y neutro.

✓ Es necesario entender que el amor constituye una comprensión total del Universo, que es una forma de ser y no necesita “objeto” sobre el que proyectarse.

✓ También es importante considerar que el amor no es una fuerza, sino una herramienta.

✓ Se debe entender que el amor no es un sentimiento.

✓ Hay que pensar que amar es dar siempre lo mejor de uno mismo.

✓ Si existe desmotivación, pensemos: «¿Cómo puedo permitir limitarme ante esto?»; y es que todos poseemos capacidad de servicio, pero la coartamos muchas veces ante eventos externos.

Al desarrollar las tres virtudes internas vamos obteniendo excelentes resultados externos en los cuatro ámbitos: relaciones, recursos, salud y adaptación al medio.

1.5 Los cinco elementos de la experiencia humana

Dentro de la experiencia de vida de cualquier ser humano están presentes los siguientes cinco elementos: propósito, destino, misión, función e intención.

1.5.1 El propósito

Existe un propósito de amor que nos trajo al mundo de la materia; es el propósito perfecto de aprender dos cosas:

a) Ser feliz por uno mismo, es decir, no depender de nada ni nadie para tener paz interior y felicidad.

b) Amar al prójimo como a uno mismo, esto es, respetar los derechos de todos los seres del Universo.

Pero esto, ¿Cómo se aprende? Aquí es donde vamos a comprobar la perfección del diseño pedagógico de la Divinidad. En primer lugar, para realizar el ejercicio de aprender a ser feliz por uno mismo es necesario vivir en un lugar, con unas personas y en unas circunstancias donde todo lo que suceda alrededor sea más o menos agresivo, para que uno se dé cuenta de que el problema no es lo que pasa alrededor, sino la forma en que uno se relaciona con ello, el rechazo y la resistencia que se ejerce.

Para aprender la segunda parte de lo que supone amar al prójimo, respetarlo tal cual es, no quererlo cambiar, no ejercer resistencia ante los demás, es necesario vivir en un lugar donde las personas que nos rodean piensen diferente, tengan costumbres distintas y crean cosas diversas; de este modo aprenderemos a amarlos como son, sin juzgarlos ni condenarlos. Así se cumple el propósito de amor, la razón por la cual estamos en éste planeta.

Hace más de 2.000 años, el Maestro Jesús nos enseñó esto cuando dijo: «Ama a tus enemigos»; porque no son enemigos, sino personas que piensan diferente.

Ser feliz significa experimentar cero sufrimiento ante lo que pasa, y amar implica ejercer cero resistencia ante los demás. La sabiduría es igual al amor, no al sentimiento. A la persona que tiene amor le importan mucho los demás, pero no sufre; a la persona que no tiene sabiduría pero sí bondad le importan mucho los demás, pero sufre mucho; y al que no le importan, el indolente, el indiferente, no tiene sabiduría ni bondad.

1.5.2 El destino

El destino es lo que vinimos a aprender del mundo de la materia, a manejar las siete herramientas de amor para gozar de paz invulnerable; es una gran oportunidad para aprender lo que nos falta.

Todos traemos con nosotros un destino inevitable y valioso. La cultura nos enseña a tratar de evitarlo en lugar de a aprovecharlo. Pero los seres humanos tenemos la capacidad para disfrutar cualquier cosa que hagamos, porque esa capacidad es intrínseca a nuestra condición humana. Así que cuando una persona, por ejemplo, dice a su hijo: «Siempre tienes que hacer lo que te gusta», le genera un bloqueo inmenso.

El destino es un diseño pedagógico cuyo propósito es permitirnos verificar y descubrir la información que rige el Universo y su orden perfecto. Por lo tanto, el destino es nuestra mejor oportunidad para transcender la totalidad de las limitaciones humanas. En lugar de quejarnos de las dificultades que la vida nos presenta, aprovechémoslas como una gran oportunidad para transcenderlas, porque entonces desaparecerán para siempre. Si no aprendemos de las dificultades, lejos de desaparecer, se complicarán, se mantendrán y se volverán permanentes porque no estamos aprendiendo de ellas.

Un trauma no se origina en experiencias de vidas pasadas, sino ahora mismo; nosotros no traemos los traumas de experiencias anteriores, puesto que nuestra personalidad es totalmente nueva en cada experiencia. Lo que sí traemos, porque tiene una relación directa con experiencias anteriores, es el diseño del destino; éste se renueva en cada experiencia de vida pero tiene una conexión directa con la experiencia anterior.

1.5.3 La misión

La misión es lo que podemos enseñar en el mundo de la materia. Hay que disfrutarla intensamente, sea parte de la propia función o no.

La misión permite recuperar la energía que uno invierte en el ejercicio de aprender a ser feliz. Misión es lo que ya se ha comprendido, lo que ya se sabe; por lo tanto, es posible usarlo para servir a los demás y se disfruta intensamente.

Tanto la misión como el destino están representados en la personalidad: el destino como el sistema de creencias y la misión como la comprensión. En la medida en que vamos transmutando la ignorancia en comprensión y sabiduría, cada vez poseemos más misión y más satisfacción.

1.5.4 La función

La función es lo que hacemos para ganar nuestro sustento. Sabemos que todos los seres vivos tienen una función dentro del orden del Universo. Necesitamos sabiduría para asumirla con alegría, entusiasmo y total capacidad de acción y servicio, aunque no sea parte de la propia misión. La función no consiste en “ganarse la vida” —la vida no se gana, porque es un don divino—; lo que nos ganamos es el sustento de esta entidad biológica, de este cuerpo.

El sustento, pues, lo tenemos garantizado como resultado de la función. Quien es feliz y disfruta de lo que hace siempre tendrá abundancia de recursos.

1.5.5 La intención

La intención es lo que queremos para nosotros o para los demás. Es importante orientar la intención de forma que no interfiera con los destinos de los demás ni trate de evitar el propio destino.

La intención es el elemento más complejo de la experiencia humana, porque el sentimiento, así como la idea de bondad y las demás ideas que nos ha transmitido la cultura nos llevan constantemente a tratar de interferir en el destino de los demás. Si pudiéramos aceptar que el destino es algo extraordinario, y no algo “malo”, que supone la mejor oportunidad de la que disponemos para que se cumpla lo que vinimos a hacer al mundo, entonces dejaríamos de estar en conflicto con el destino de las otras personas.

Pero, ¿Qué sucede, por ejemplo, si tenemos a nuestro lado a un anciano que no quiere tomar sus medicinas ni cuidarse de la manera en que nosotros creemos que debe hacerlo? ¿Qué podemos hacer para no interferir? Dentro de los límites de la ética médica —respeto a la vida humana— hay un margen muy amplio, y el problema reside en que siempre queremos que las cosas funcionen como nos parece adecuado. Así, según este ejemplo, creemos que el anciano debe cuidarse para que siga acompañándonos más tiempo, sin tener en cuenta su calidad de vida. Pero el enfermo debe tener la opción de no someterse a terapias agresivas; del mismo modo, un fumador de toda la vida quizá preferirá seguir fumando también en sus últimos años; o alguien que tiene prescrito reposo absoluto preferiría andar y vivir auténticamente aunque sea menos tiempo. Es decir, puede ser que la persona piense en otra posibilidad totalmente diferente, como que lo que tenía que hacer en esta vida, sus posibilidades de acción o de aprendizaje, ya concluyeron, y que más bien desea partir para renovar todas sus estructuras. Entonces entran en juego los egos: queremos que esté más tiempo en nuestra compañía, deseamos que sane, que “sea feliz”... Esos “quieros” son la causa del sufrimiento.

Por tanto, ¿Qué sería más sabio y amoroso en este caso? Decir al anciano algo parecido a esto: «Para mí lo más importante eres tú, no yo —esto sería un principio de amor—. Lo más importante no es que tú me acompañes para satisfacer mi ego, sino que encuentres tu camino en el Universo; por lo tanto, cuenta conmigo para proporcionarte todo lo que esté a mi alcance, y cuenta también con mi respeto, para que uses solamente lo que decidas usar».

Siguiendo con el ejemplo, si esta persona no quiere comer o tomarse las medicinas, ¿Quiénes somos los demás para obligarla? Y ¿para qué lo hacemos? La condición que ha llevado a esa persona a que se deteriore su salud es parte de su propio proceso, no del nuestro, así que ¿por qué razón no vamos a respetarlo? Porque entra en juego el “quiero”, también llamado egoísmo inconsciente. Querer que el otro sea feliz a nuestra manera, es un comportamiento egoísta. En su lugar, habría que decirle otra cosa desde el amor: «Yo soy capaz de ser feliz aceptándote como eres, no a mi manera».

Para tener claro el propósito, aprovechar el destino, disfrutar de la misión, asumir la función y manejar la intención de no interferir en el destino de los demás, la sabiduría requiere que tales aspectos se practiquen en pensamiento, palabra y obra.



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