La física cuántica es la física de las posibilidades, de las transformaciones, del manejo de los campos unificados de las cuatro fuerzas: gravedad, electromagnetismo y la fuerza fuerte y débil del núcleo atómico.
Einstein sugirió en sus teorías, la existencia de un campo que sostiene las transformaciones del espacio -tiempo y de la masa – energía. Todo estaría unido y esta unificación demostraría que dos cosas, en apariencia totalmente diferentes, se pueden transformar la una a la otra.
En las investigaciones los físicos encontraron que los “hardons” (partículas muy pequeñas que abundan en el universo), tienen las características de ondas, de cuerdas y que existirían billones y billones de ellas en el universo sosteniendo todo lo existente.
De sus distintas frecuencias se originaría toda la materia y la energía de lo que llamamos creación.
Si usamos la física cuántica en la vida cotidiana, seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica uniríamos la mente y la emoción con la materia.
Esta física rompe, por así decirlo, los parámetros de la física tradicional Newtoniana, que no sigue esos parámetros.
El poder del pensamiento
La física newtoniana decía que todo es continuo. Para entender qué es esto de continuo, pensemos en el termómetro que mide la temperatura. Cuando vemos que la misma aumenta en un grado, en realidad, aumenta primero en una décima de grado y antes en una millonésima de grado, en un proceso de aumento de temperatura que medimos con el termómetro, es un movimiento que sería continuo.
En el mundo de la física cuántica esto no es así. El físico Max Planck estudió como se producía la radiación desde un cuerpo incandescente y su explicación fue que los átomos que componen el cuerpo incandescente, cuando liberaban energía en forma de radiación, no lo hacían en forma continua, sino en pequeños bloques a los que él denominó cuantos de energía.
Estos pequeños bloques, no continuos, pueden ser afectados directamente por una energía: el pensamiento.
Y descubrió algo extraordinario: estas partículas tienen otra extraña característica: si las estas observando, son partículas, si no las estas observando, son ondas, incluso se ha llegado a determinar que cambian de acuerdo a las expectativas de quienes las están observando, es decir, los cuantos actuarían de acuerdo a lo que dichos observadores desean que hagan.
Brian Josephson, ganador del premio Nobel de Física, nos dice que en esta búsqueda de estas pequeñas partículas, los físicos podrían estar creando su propia realidad. Por ejemplo, una cierta partícula llamada el “anomalón”, tiene propiedades que varían de laboratorio en laboratorio. Brian Josephson indica que esto ocurre y depende de quien esté encontrándola y creándola.
La física y lo cotidiano
Si usamos la física cuántica en lo cotidiano de la vida, seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica uniríamos la mente/emoción con la materia.
Einstein fue el primero en dar una explicación de esta palabra relacionándola con la vida real. Einstein llamo a esta física, “la física de la aventura del pensamiento”, nada más acertado. Para muchos investigadores esta física sería la responsable de lograr explicar cómo la mente crea la materia a niveles muy pequeños en lo que nosotros llamaremos el mundo de los quantums o de los fotones, que es lo más pequeño de algo que podemos tener. Este descubrimiento lo hizo Max Planck con quien se inicia la teoría cuántica.
¿Cómo nos conectamos con esos bloques? Eso pasaría gracias a los campos unificados de conciencia y a otra propiedad sorprendente de la física cuántica a la que se denomina “no localidad”. Esta propiedad se da cuando dos partículas interaccionan transmitiéndose información entre ellas, instantáneamente, sin importar cuán lejos o cuan separadas lleguen a estar, no importa si las distancias son de millones de kilómetros o de años luz, todo sucede de manera instantánea: es decir, los objetos y los acontecimientos del cosmos se hallan interconectados.
La mente y el cuerpo
Ahora sabemos que las células de nuestro cuerpo no están especializadas: la doctora Candace Pert, directora de la división de bioquímica cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, ha señalado que la mente no se halla confinada en el cerebro mediante alguna definición nítida. La mente se proyecta a todas las partes del espacio interno.
Los neurotransmisores y los compuestos bioquímicos como el ADN no pertenecen solo al cuerpo, no hay tal separación entre la mente y el cuerpo y todo el sistema debería llamarse mente – cuerpo ya que son asombrosamente parecidos.
Por ejemplo, hoy se sabe que la insulina, una hormona que siempre se ha relacionado con el páncreas, también se produce en el cerebro. Así mismo, ciertos compuestos químicos cerebrales como el transferón se producen en el estómago. Todo estaría unido y todas las partes del cuerpo podrían crear lo que el cuerpo necesita ya que estarían interconectados por la física cuántica y su propiedad de “no localidad”. Todo nuestro cuerpo es inteligente y se relaciona, por lo tanto, la salud está en nuestras manos.
No pensar en cosas
Según la física quántica, existe una sustancia química que coincide con cada estado. Los átomos no son cosas, solo son tendencias. Así que, en vez de pensar en cosas, hay que pensar en posibilidades. Todas son posibilidades de una conciencia. Las emociones son sustancias químicas impresas de manera holográfica. La farmacia más sofisticada del universo está dentro del cuerpo. Hay una parte del cerebro que se llama el hipotálamo. El hipotálamo es como una mini fábrica y es un lugar que reúne ciertas sustancias químicas que combina con ciertas emociones que experimentamos. Y esas sustancias químicas se llaman “Péptidos” que son pequeñas secuencias encadenadas de aminoácidos. El cuerpo es básicamente una unidad de carbono que fabrica en total unos 20 aminoácidos diferentes para formular su estructura física. El cuerpo es una máquina que produce proteínas. En el hipotálamo, tomamos pequeñas cadenas de proteínas llamadas péptidos y las reunimos en determinados neuro-péptidos o neuro-hormonas que combinan los estados emocionales que experimentamos diariamente. Así que hay sustancias químicas para el enojo, para la tristeza y hay sustancias químicas para la victimización.
Y justo cuando experimentamos ese estado emocional en nuestro cuerpo o en nuestro cerebro, ese hipotálamo inmediatamente reunirá el péptido y luego lo libera a través de la pituitaria en la corriente sanguínea llegando a las células.
Somos un todo integrado
Las personas operamos, vivimos, producimos situaciones como un todo integrado. A lo largo del exterior de la célula hay billones de sitios receptores que en realidad sólo son receptores de información de entrada. Un receptor que tiene un péptido encima, cambia la célula de muchas maneras. Activa toda una cascada de acontecimientos bioquímicos y algunas acaban con cambios en el núcleo de la célula. Cada célula está viva y cada célula tiene una conciencia particular.
De hecho, la célula es la unidad más pequeña de conciencia en el cuerpo. Por toda esta explicación, una adicción es algo que no se puede detener. Nos causamos situaciones que buscan satisfacer las necesidades químicas de las células de nuestro cuerpo.
Movimiento, mente y materia
Nosotros podemos crear nuestra vida, crear nuestra realidad, somos seres creadores en potencia y al ser creadores, esta cualidad nos une con la espiritualidad y la capacidad de hacer todo aquello que queramos si le damos la intención y la dirección necesaria. Y esto no lo están diciendo unos pastores, lo dicen los físicos cuánticos.
“Vosotros podéis hacer cosas como las que yo hago y aún superiores, si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicomoro: desarráigate y plántate en el mar, y él os obedecería”. Nos dijo Jesús.
Y ahora con la física cuántica sabemos literalmente que así es.
A esta capacidad de crear flujos y cambios se lo llamó el “Holo-movimiento”, término utilizado por el físico David Bhom. En el Holo – movimiento, mente y materia están unidos, y Bhom dijo “cuando vibra el electrón, el universo vibra”.
Jack Sarfatti y William Tiller físicos muy conocidos nos dicen que la mente y la materia interaccionan a través de ondas de información intermediarias que tanto influyen como organizan la materia y estas ondas son guiadas por la intención consciente.
De acuerdo con el físico Bearden “los pensamientos se recolectan y se unen por su similitud de frecuencia y forma”, por lo tanto, somos lo que pensamos.
El proceso de conectar estos pensamientos y la realidad física ocurre mediante el fotón de luz, que es el portador de los patrones del pensamiento. En ese proceso, los fotones similares se unen y crean colectivamente la realidad inobservada y observada.
Los físicos han demostrado que la física cuántica y los pensamientos participan de forma activa creando nuestra realidad.
Cómo funcionan los campos electromagnéticos
Todos poseemos un campo electromagnético ya que todos tenemos dos polos, igual que el planeta y todas las cosas, polo sur y polo norte. Los fenómenos magnéticos se deben a fuerzas originadas por cargas eléctricas en movimiento; en otras palabras, toda carga además de crear un campo eléctrico, cuando se desplaza, origina en el espacio que le rodea una nueva perturbación que constituye un campo magnético y electromagnético.
El campo electromagnético es la inteligencia que exhiben las partículas actuando colectivamente.
Los fotones de luz son los mensajeros del campo electromagnético y la luz viene de un espacio dimensional superior (esto ha sido medido y cuantificado). El cuerpo humano emite fotones (biofotones) desde el interior del ADN.
Cuando más cargado está el campo electromagnético, más activo es el intercambio de información y nos proporciona nuestra conciencia expansiva.
Es el campo electromagnético quien proporciona la organización, la estructura y la forma de lo que llamamos materia y nos conecta con el cambio físico observable.
La luz es la portadora del patrón del pensamiento del campo electromagnético, el fotón es el mensajero que comunica la información entre las partículas electromagnéticas que contienen a su vez, luz visible e invisible.
Ahora sabemos, gracias a la física cuántica, que la luz es el componente básico del campo electromagnético, por lo que resulta claro que somos seres de luz electro– bioquímicos. Por lo tanto, podemos modular nuestras frecuencias vibratorias y crear nuestra realidad a través de los pensamientos. En una ocasión Arthur Eddington dio su opinión como físico y dijo:
“La materia del mundo es materia mental”.-
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Extraído http://mundomejorchile.com/449.html
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