LA NUEVA LUMBRE de PETER DEUNOV






El mundo de la luz exige libertad. Quien obra en tal mundo debe ser libre. Si tú no puedes pensar libremente, tampoco podrás penetrar en el mundo divino.

El mundo del calor también exige libertad. No podrás sentirte libre si no penetras en el mundo espiritual, o sea, el mundo del calor.  

La luz regula el calor y el calor regula la fuerza. Entonces, quien es libre en el mundo divino es libre en el mundo espiritual y quien es libre en el mundo espiritual, lo será también en el mundo físico.  

Tú quieres ser fuerte. Eso es posible en el mundo físico sólo cuando amas a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza. Quien no ama a Dios de tal manera, verá cerrados ante sí el mundo de la luz, el mundo del calor y el mundo de la fuerza; es decir, permanecerán cerrados para él los tres mundos: el físico, el espiritual y el divino.  

Si tú no amas a Dios, todo el mundo se cerrará ante ti; te sentirás aislado, sentirás que la vida carece de sentido. Si buscas la causa de todo esto, verás que la causa es muy simple; careces de luz. Si entras de noche en tu cuarto y no tienes luz, ¿Qué harás? Seguramente tomarás una lumbre para iluminarte, pues de lo contrario podrías tropezar. En el mundo físico la gente vive tropezando. ¿Por qué es así? Porque no tienen luz.

Existe mucha desarmonía de los tres mundos que imperan al hombre. Es como si no hubiera nada en común entre ellos. Esto es lo mismo que pensar que entre el cerebro, los pulmones y el estómago no existe ningún vínculo. ¿Acaso es así?

El mundo divino es el mundo de Dios, el mundo de la luz. El mundo espiritual es el mundo del calor. El mundo físico es el mundo de la fuerza. Estos tres mundos están reflejados en el hombre. El mundo divino impera en la cabeza, el mundo espiritual impera en el corazón y los pulmones, y el mundo físico impera en el estómago.  

El estómago es un órgano en el que trabajan fuerzas poderosas, encargadas de elaborar el material para la vida física. Si el estómago no reúne el material necesario, la vida humana se corta. Del mismo modo, si los ríos y los manantiales se secaran, ¿Qué haría la gente? Esto indica que la vida del hombre se oculta en el aire, en el agua y en el pan. Si no se comprende tal unidad no se entenderá nada.

Tú respiras, tienes la respiración de Dios y preguntas dónde está. Dios te dio la vida, y preguntas dónde está él. Dios está en tu pensamiento luminoso, así como el sol está en sus luminosos rayos. ¿Preguntas dónde está el sol? Los rayos del sol son rayos divinos que actúan en el mundo. Si entra en tu corazón un sentimiento grato, no debes preguntar dónde está Dios. Él está en ese grato sentimiento. Tú obras bien, entonces, no preguntes dónde está Dios. Está en tu buena acción, pues cada buena acción es la  manifestación de Dios. Fuera de tus buenos y elevados pensamientos, sentimientos y actos, no encontrarás a Dios. Todos buscan a Dios, allí donde no está. Hay quien pregunta qué le ha dado Dios. Que pregunta más extraña! Dios se lo ha dado todo; el sol, la tierra, las estrellas. Todo nos ha sido dado por Dios.




extraído La nueva lumbre




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