Hemos visto cómo funciona la parte
“generadora” del mundo que vemos ahí fuera, pero aún no sabemos cómo funciona
la parte “receptora”. Es decir, mi cuerpo, mi mente, emiten ondas y
pensamientos que se transforman en algo que yo percibo como real y que no es
otra cosa que aquello que tiene una frecuencia similar a lo que yo emito, pero ¿Cómo se y percibo yo que eso que tengo es lo que he manifestado? ¿Cómo llega a
construirse mi mundo real, el que veo con mis ojos, el que toco con mis manos?
Bien, pues malas noticias, no son tus
ojos ni tus manos los que perciben el mundo que llamamos “real”. Es
tu cerebro quien trabaja construyendo hologramas tridimensionales en base a,
parcialmente, la información que recibe de los sentidos, y que en realidad no
son más que la representación que considera válida para aquello que cree estar
recibiendo. Y aun así, se inventa cosas. Pura ilusión.
“VIENDO CON LA”
Todo aquello que percibimos como real no es
más que una proyección mental en tres dimensiones de lo que nuestro
cerebro decodifica. Nuestros ojos no “ven”, es el cerebro el que “ve”.
Los ojos son lentes que pasan información desde la retina hasta el cerebro, que
es donde se forma la imagen. Nuestros ojos son como las ópticas de las cámaras
que dejan pasar la luz, esos haces energéticos que existen ahí fuera, y los
envían hacia el interior de la mente para procesar esa luz, sin hacer, en ningún
momento, juicios o presunciones sobre que representa.
El ojo no sabe que está recibiendo la energía
lumínica de una silla o de un elefante, y le da igual, su función es
simplemente transmitir el haz hacia el interior. Sin embargo, en el camino
hacia el córtex visual del cerebro, los lóbulos temporales editan, recortan y
filtran hasta un 50% del haz lumínico inicial y solo esa parte editada de lo
que en realidad habíamos percibido a través de la retina, es lo que llega al
cerebro, que, entonces, se pone en marcha para “decidir” qué es lo que está
recibiendo y a que corresponde esa energía que le ha llegado, y así construir a
partir de aquí, la imagen en 3D de lo que cree tener delante.
Así, si lo que “vemos” está basado en
menos del 50% de una información captada del exterior, ¿Cómo sabemos que es
real y que es inventado? ¿Cómo se forma lo que percibimos como real para
nosotros en nuestra mente? La respuesta es que el cerebro compone el otro 50%
de información con datos de los que ya dispone, de nuestra presunción de
cómo debe ser el mundo de ahí fuera, de lo que “esperamos” ver en realidad y de
todo aquello que tiene acumulado en los bancos de memoria y a los cuales tiene
acceso, a través del condicionamiento y la programación con la que nacemos, a
través de nuestro ADN. Por eso cada uno “ve” las cosas de forma diferente,
porque básicamente su holograma final, su representación tridimensional de ese
objeto o situación que ha creado, ha sido generada a imagen y semejanza de lo
que ha “encontrado” por “aquí dentro” para construirla.
El viaje de la luz desde que es percibida por
nuestros “sensores” (los ojos) hasta que nos enteramos que estamos viendo algo
(construimos la imagen) es impresionante. La luz entra a través de la córnea y
traspasa la pupila, que controla la cantidad que pasa para proteger nuestro
sistema visual a través del iris. Esta luz que ha traspasado la pupila llega
seguidamente al humor vítreo, una especie de masa gelatinosa que tenemos todos
detrás de la pupila y finalmente el haz lumínico llega a la retina que captura
la imagen, pero lamentablemente, lo hace solo en dos dimensiones y al revés,
por lo que para poder terminar de discernir qué es lo que estamos viendo, la
luz es enviada al cerebro en el lóbulo occipital. Es aquí, y solo aquí,
cuando el cerebro recompone la imagen y la completa con aquella información que
le pueda faltar, crea un holograma tridimensional del objeto e informa a
nuestra conciencia que está “viendo” algo, que finalmente resulta ser una
silla.
Si nuestro cerebro hubiera recompuesto la
imagen como algo totalmente diferente, y sin hacer demasiado caso de la
información recibida a través de la vista, o haciendo alguna asociación errónea
respecto ese haz lumínico que está registrando, estaríamos convencidos de que
estamos viendo cualquier otra cosa, y esta otra cosa sería tan real para
nosotros, por ejemplo un armario, como esa silla, porque la realidad se
construye en nuestra mente, no en el exterior de la misma. Y básicamente lo mismo
pasa con lo que oímos y escuchamos. La información es filtrada por nuestro
sistema auditivo y solamente en el cerebro construimos la realidad que mejor
nos va acorde a lo que esperamos oír, creemos oír o hemos oído previamente. Por
eso cuando se dice algo, dos personas recibiendo la misma información pueden
interpretarla de forma totalmente distinta y estar convencidos que su
versión es la correcta, y ya no hablamos de discusiones entre amigos o pareja,
lo que uno oye sobre lo que dice el otro, si se registrara y luego se pasara de
nuevo para ser escuchado, sería realmente de espectáculo, pues todos oímos
muchas veces lo que nos interesa o esperamos oír, simplemente porque el cerebro
rellena la información que le falta con lo que encuentra en el interior del
mismo y que concuerda con sus expectativas y creencias.
Esto implica solo una conclusión, la realidad
que vivimos es solo aquella que nos cuadra con nuestras ideas
preconcebidas, aquella que nuestra mente interpreta tal y como le va bien y
aquella que se ajusta a nuestros pensamientos, sensaciones, y expectativas.
Básicamente, vivimos la realidad exterior en base a nuestra realidad
interior: nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestra familia, nuestra salud o
nuestra abundancia material.
CONSTRUYENDO LA REALIDAD COLECTIVA
Pero vamos un poco más allá, pues no estamos
solos en el planeta. ¿Qué pasa con esta realidad que todos compartimos?
Básicamente es una realidad impuesta, o creada por el cúmulo de pensamientos y
energías lanzadas al subconsciente colectivo y a la cual nos enganchamos y
aceptamos por conveniencia y por acuerdo global. Es decir, a todos nos interesa
que exista una cierta estructura para poder navegar por nuestro día a día, y
esa estructura, ese mundo compartido, es algo a lo que nuestra mente
simplemente le ha dado el visto bueno, ha almacenado en su interior y es la
información que usa para construir en nuestra mente las imágenes
tridimensionales de todo lo que vemos y en lo que todos estamos de acuerdo que
es así.
¿Qué es el inconsciente colectivo en realidad? Básicamente,
lo podemos describir como información, ondas electromagnéticas, listas para ser
decodificadas, un mundo ya creado y al cual solo nos “tenemos que
enchufar”.
Este mundo electromagnético es percibido y
“anclado” en nosotros a través de lo que nuestros sentidos perciben y la que
termina, parcialmente, siendo decodificada por la mente, quien construye las
asociaciones pertinentes y las imágenes tridimensionales que nosotros vemos
como cosas reales, sólidas y tangibles.
¿Cómo podemos llegar a tener aquello que
deseamos delante de nuestras narices, a vivir una situación una y otra vez, o a
atraer siempre la misma clase de personas?
Recuerda de nuevo que lo que entra por
nuestros sentidos es parte de lo que salió de nuestro subconsciente, de
cuerpo mental o de nuestro cuerpo emocional. Imagínate que durante dos semanas
solo haces que ver películas muy tristes, y que durante esas dos semanas tu
mente se empapa tanto del sentimiento de tristeza que es todo lo que emana de
ti. Vives en la tristeza, desprendes tristeza, vibras a la frecuencia de la
tristeza. Ese sentimiento es lo que estás enviando constantemente, a través de
nuestros pensamientos y emociones, al exterior.
¿Qué pasa entonces con nuestra realidad? Pues que lo vamos a atraer hacia nosotros, y
los haces energéticos que entrarán por nuestros sentidos, recibidos del
exterior, será pura energía asociada a sentimientos de tristeza, pues como
imanes que somos, eso es lo que atraemos. ¿Y qué realidad entonces construye
nuestra mente para nosotros? Pues un cúmulo de situaciones y eventos que
producen y reproducen esa tristeza. Porque eso es lo que percibe, y aunque solo
una fracción de eso que entra por la vista sea algo triste de verdad, como eso
es lo que cuadra con el sentimiento interior que en este momento estamos
teniendo, esa será la realidad que nuestra mente construya para nosotros (a lo
mejor, el mismo hecho para otra persona, es percibido y reconstruido como algo
totalmente diferente, pues su mente no espera decodificar una situación o
evento que evoque tristeza, y por ende, no lo hace). Y así se crea un
ciclo. Si no somos capaces de cambiar el sentimiento interior de tristeza, que
se convirtió en lo que emitimos y que el imán que somos atrajo hacia nosotros enganchándose
a aquellas ondas que vibraban igual, mientras estemos emanando esa frecuencia,
atraemos solamente situaciones, eventos y realidades que concuerden con ese
sentimiento de tristeza, que lo reforzaran y que mantendrán el circulo
funcionando.
Visto todo lo anterior, es fácil deducir que, en realidad, no vivimos más que en un mundo de ficción, que parece muy real para nosotros, y eso no lo ponemos en duda, pero si pudiéramos coger un aparato que pudiera medir todo esto y salirnos fuera de esta dimensión, todo lo que podríamos registrar serian estos patrones frecuenciales que os he descrito.
¿Significa esto que podemos cambiar la
realidad que percibimos como tangible?
Pues depende. Si en un momento dado, todos nosotros hubiéramos decidido que el
fuego no quema, el fuego no quemaría. Primero porque las sensaciones recibidas
por el tacto sobre el calor entrarían en la mente, está buscaría asociaciones
para intentar comprender qué es lo que está recibiendo y encontraría un archivo
de información que dice que es fuego y que tiene unas características tales
como que está frío, es húmedo y no hace nada. ¿Qué crees que haría la mente?
¿Enviar señales de “precaución, no lo toques” a la mano para que no se
acercara? En ningún caso. Nuestra realidad seria que el fuego no quema,
y el fuego no quemaría. Porque el fuego no es más que energía, y
nosotros somos energía, y esa energía se traduce en una realidad en
nuestra mente que dice que es inofensiva, y la energía de nuestro cuerpo diría
que es inofensiva y reaccionaria como tal. Ni un solo nervio o alarma de
precaución se dispararía en nuestro interior y el fuego, como energía que es,
no tendría ningún efecto en nosotros. Eso sí, que nadie lo intente. No somos
capaces de darle la vuelta a esta pre-concepción que tenemos tan aprendida y
tan codificada en nuestro ADN desde hace milenios, y para nosotros y todas las
generaciones que vendrán, el fuego quemará y la nieve estará fría. Pero solo
porque así lo hemos acordado.
¿Por qué decíamos en los anteriores capítulos
que la visualización es el método más eficaz para manifestar nuestra realidad? Porque como hemos visto, el cerebro no
distingue entre lo que es real “ahí fuera” y lo que es real “aquí dentro”. Si
usando la imaginación y la visualización, somos capaces de convencer a nuestra
mente que somos felices, y traspasamos esa sensación, esa emoción y esas
imágenes al subconsciente (o directamente trabajamos de forma consciente),
generaremos queramos o no ondas que vibran a la frecuencia de la
felicidad. Esas ondas saldrán a engancharse con otras ondas que sean del mismo
estilo, y estas entraran por nuestros sentidos. El cerebro, al recibir parte de
este tipo de ondas, que cuadran con lo que ha emitido, recompondrá su realidad
de acuerdo al sentimiento que posee en su interior, a la imagen que ha creado y
que tiene en archivo para la definición de “felicidad”, y voilá, ahí
tendremos el ciclo completo en el cual una y otra vez se irán manifestando en
nuestra realidad situaciones, cosas y eventos que nos refuercen la idea de que
somos felices.
Otro ejemplo de que todo no es más que la
ilusión generada por nuestras mentes lo constituyen las proezas de algunos
yoguis, que tragan clavos, que levitan, que rompen trozos de hierro con un
golpe de la mano. ¿Cómo pueden hacer eso? Lo hacen porque saben que lo
que hay enfrente de ellos no es más que un acuerdo de todos los seres del
planeta que dice que el hierro no se puede romper o que los clavos no se pueden
tragar, o que no se puede dormir sobre un colchón de puntas. Pero estos yoguis
lo hacen, y lo hacen simplemente desconectando su mente del inconsciente
colectivo, dejan de crear una realidad en la cual las puntas son peligrosas o
el hierro es sumamente sólido. Lo hacen porque para ellos, solo existe pura energía
con una cierta forma, que puede ser manipulada por la mente para convertirla en
otra cosa. Si a tu brazo, que es energía, le dices que un clavo, que también es
energía, no le causara ningún daño, el clavo entrara y saldrá de tu brazo sin
un solo rasguño. No es un milagro, no es magia, es puro dominio de la
mente y un control exacto de lo que representa la realidad, su realidad.
Huelga decir que no animo a nadie a que lo
intente en casa. El 99.999999% de los mortales no podremos jamar disociar
nuestra mente y dominarla hasta tal extremo. Pero eso no es la justificación
para decir que eso no se puede hacer. Simplemente, la mayoría no sabemos
hacerlo.
En el otro extremo, pero en el mismo tema, lo
que no creemos que pueda estar sucediendo muchas veces no lo veremos,
simplemente porque nuestra mente no puede aceptar que eso sea cierto, ya que se
le escapa de todos los registros que tiene y puede usar para construir esa
realidad que está parcialmente recibiendo desde el exterior a través de los
sentidos. Y como contrapartida, lo que creamos de verdad, lo acabaremos viendo.
Porque ver, como hemos repetido hasta la saciedad, se hace con la mente,
no con los ojos.
LOS DIFERENTES NIVELES DE REALIDAD
Lo que acabamos de ver es el proceso mecánico
sobre cómo se construye la realidad colectiva y como la percibimos nosotros, en
nuestra mente. Lo que aún no hemos visto es que, en esta tercera densidad en la
que existimos, coexisten infinitos niveles de planos de diferente frecuencia
vibratoria, es decir, co-existen infinitos niveles de realidad común y
personal para todos nosotros. Sí, todos compartimos la realidad que a
nivel global representa la realidad 3D en su conjunto, pero cada uno de
nosotros estamos sintonizados con uno de esos sub-niveles o planos de forma más
concreta.
De estas infinitas realidades potenciales que
existen, los planos más “bajos” son aquellos que resuenan con frecuencias más
lentas, y aquellos más “altos” son aquellos cuya frecuencia base es mayor. Los
niveles de realidad más elevados son resultado de energías (emociones y
pensamientos manifestados) en conjunto más positivos, los niveles de
realidad más bajos son resultado de energías (emociones y pensamientos
manifestados) más negativos (basados en el miedo como frecuencia base).
PERCEPCIÓN DE LOS DIFERENTES NIVELES DE
REALIDAD
Todos y cada uno de nosotros percibimos un
rango de niveles de realidad bastante amplio, a pesar de que, según la
frecuencia genérica que emitamos estemos enganchados principalmente a unos de
esos niveles. Esa realidad que resuena mayormente con nosotros es el plano que
percibimos de forma primaria, y en el cual manifestamos nuestro “mundo” y
nuestra realidad exterior. Es decir, nuestro cerebro decodificara
principalmente energías que resuenen con el nivel de la vibración que emitimos.
Además de esa realidad primaria, percibimos
las realidades que más se aproximan a nuestro nivel frecuencial, y también
participamos de ellas, aunque menos, es decir, se manifiestan en nuestra
realidad aquellos sucesos, eventos, emociones, personas, situaciones, etc., que
aunque no forman parte de nuestra vida de forma primaria, son cosas que pasan
alrededor nuestro y que pueden llegar a afectarnos en pequeña medida.
Esto sucede tanto con niveles mayores como
con niveles menores. Es decir, podemos percibir niveles de realidad en los que
suceden cosas “algo mejores” (basadas en frecuencias de resonancia más altas,
en emociones o pensamientos más positivos, en energías “mejores”) como niveles
de realidad “algo peores” (basados en lo contrario). Por ejemplo, podemos vivir
en un barrio conflictivo, y notar alrededor nuestro que suceden cosas:
problemas, robos, peleas, discusiones, etc. Pero a nosotros no nos pasa nunca
nada, pues no estamos vibrando y sintonizando ese nivel de realidad,
aunque sí que lo percibimos.
Podemos también tener un trabajo estupendo o
vivir en un sitio precioso, y sin embargo no llegamos a percibir o manifestar
en nuestra realidad el 100% de lo que ese sitio ofrece, pues parece que está
“algo fuera de nuestro alcance”, y es que son cosas que “vibran” a un nivel
ligeramente superior.
Cuanto más nos alejamos en la escala de
niveles de nuestra realidad primaria, menos manifestamos los efectos de esas
otras realidades en nuestro mundo, a pesar de que podamos percibir aún partes
de ellas. Podemos vivir en ese barrio conflictivo, y saber por estadísticas y
las noticias que es el barrio con mayores problemas de tu ciudad, y tú, jamás
de los jamases haber visto, oído ni sufrido nada. En otro nivel de realidad todo
eso existe, pero no se manifiesta en tu mundo porque tu nivel
frecuencial está lejos del nivel frecuencial del entorno, muchas veces ni
siquiera “verás” nada con tus cinco sentidos por mucho que pase a tu alrededor.
Ídem en el polo opuesto, es decir, hacia niveles de realidad más altos.
EL SISTEMA DE CONTROL DE LA REALIDAD COMÚN
Cuando la película “The Matrix” salió y dio a
conocer un escenario en el cual todos nosotros vivíamos en una
proyección creada para mantener un sistema de control sobre la población, solo
unos cuantos se pararon a pensar que aquello podía ser algo más que una
buena trilogía de Hollywood. Pero poco a poco, con el paso de los años, y las publicaciones,
experiencias e investigaciones de muchos de esos que estamos en esa Matrix, la
cosa realmente pinta de otra forma.
Debemos entender otra cosa muy importante.
Nuestra realidad global está siempre siendo manipulada y bajo intento de
control por niveles de poder muy por encima de lo que podemos percibir. De
hecho, una de las formas de “mantener” a la gente “bajo control”, es tener a
todo el mundo en un nivel de realidad mantenido por ejemplo, por un
inconsciente colectivo manipulado en el cual la realidad común manifestada sea
la deseada por los “controladores”.
Recomiendo la película “Ellos Viven (They
Live)” para una estupenda representación visual de esto que os comento.
Los medios de comunicación por ejemplo, son
los responsables de la creación de un nivel de realidad bastante “bajo”
a nivel frecuencial, en el cual están enganchadas muchas personas como realidad
primaria. Otras personas que vibran constantemente en niveles un poco más altos
no se ven afectadas directamente, mientras que otras no notan nunca efecto
alguno de la realidad que se desea manifestar ya que se encuentran lejos (a
nivel de vibración) de ese plano de sucesos que nos cuentan cada día.
Visto lo anterior ¿Os dais cuenta cómo se
puede manipular la realidad de millones de personas? Es muy simple.
Implanta en el subconsciente de todas las personas un sentimiento, una idea o
un mensaje, y esa será la realidad que generarán sin darse cuenta y en la cual
se verán envueltos sin saber cómo. Lo hacen a todas horas aquellos que están
interesados en que pensemos una cosa u otra, en que compremos un determinado
producto, en que vivamos de una forma o de otra. Empieza a bombardear a las
personas durante día y noche a través de la televisión, radio, periódicos, etc.
de que la situación mundial es un verdadero caos, que es la ley del más fuerte,
que la cosa está muy mal, que hay problemas económicos, que viene una pandemia
de gripe, etc., e implanta esas ideas constantemente durante mucho tiempo en el
subconsciente de las personas. ¿Cuál creéis que será la realidad común
generada por todo el planeta? ¿Y qué parte de las millones de ondas energéticas
atraeremos a nosotros y percibiremos por nuestros sentidos si estamos
vibrando en ese tipo de ideas? Pues lo mismo.
¿Y qué realidad decodificará nuestra mente si
todo lo que tiene en el subconsciente son imágenes e información sobre lo mal
que están las cosas y encima percibe ondas del exterior que le traen esa misma
información? Voila. Ya hemos
completado el ciclo.
Y todo simplemente implantando unas
ideas que no tienen por qué ser verdad, pero que puede pre-fabricarse para que
poco a poco, todo el planeta genere una realidad acorde a esas ideas,
sin que nadie, absolutamente nadie, se dé cuenta de ello.
Y es que como hemos dicho, el control de tu
subconsciente es la clave para el control de tu realidad, pues aquello que sea
lo que emita, será aquello que tu mente creará como válido y aceptará.
ENTENDIENDO EL SISTEMA DE CONTROL DEL
INCONSCIENTE COLECTIVO
Estadísticamente, por pura matemática, en un
mundo “normal”, los sucesos, acciones, situaciones, experiencias, etc. deberían
llevar a obtener aproximadamente un 50% de eventos positivos, y un 50% de
eventos negativos. Si la humanidad en sí, como todos parece que haríamos,
tendemos a generar y a trabajar para generar elementos positivos en nuestras
vidas, probablemente podríamos vivir en un planeta donde el 70-80% de las cosas
que sucedieran tuvieran la etiqueta de “cosas buenas”. Sin embargo
estamos de acuerdo en que es más bien todo lo contrario, ¿verdad?
Una de las razones de esta situación es
fácilmente deducible: en algún nivel, nuestra realidad y esos sucesos están
manipulados para que provoquen exactamente lo contrario a lo que de forma
natural, a priori, sucedería, y cuando uno se pregunta de dónde viene esta
manipulación, termina inexorablemente acabando en teorías, hipótesis e
información sobre densidades superiores, entidades y otros planos
frecuenciales.
UN MODELO
Vivimos en una realidad proyectada por
niveles evolutivos superiores al nuestro, una Matrix que más que generar
sucesos a nivel físico, proyecta formas de pensamiento y “ondas”, que al
fin y al cabo es todo lo que la realidad “es”. La proyección de esta realidad
se absorbe en el inconsciente colectivo, el cúmulo energético al cual todos los
humanos estamos enganchados y del cual “bebemos” para la generación de la
realidad común que compartimos.
Cuando el inconsciente colectivo y los
diferentes niveles de percepción de los cuales recogemos la información sobre
la realidad que debemos manifestar están manipulados y corruptos, entonces la
realidad que generamos está acorde con esos patrones modificados, con esa proyección
artificial, y el resultado de la realidad física que conocemos no se parece ni
por asomo al resultado de la realidad física que, por naturaleza, deberíamos
proyectar. Esta Matrix es una realidad
muy bien diseñada, nos mantiene a todos en ella sin saber que estamos en
ella. Juega perfectamente con los parámetros y el poder co-creador del ser
humano, pues no hay más que dejar que cada uno de nosotros captemos las “ondas”
energéticas proyectadas, las transmutemos a nivel de chakras y las proyectemos
a nivel de cuerpo mental (pensamientos, ideas, creencias) y cuerpo emocional
(emociones, sentimientos), lo cual genera el ciclo de manifestación global que
todos percibimos a partir de la Ley de la Atracción. Que somos
co-creadores es un hecho, que la materia prima que nos dan para crear está
completamente distorsionada es otro.
ESTRUCTURAS NATURALES Y BLOQUEOS ARTIFICIALES
De nuevo recurrimos al esquema. El proceso de niveles frecuenciales es algo “natural”, funciona así por “diseño” evolutivo del juego en el que estamos, por reglas acordadas por el planeta en el que existimos, los Yo Superiores que encarnan en él y todas las entidades de diferente orden que conforman este “tablero” donde vivimos. El límite en niveles de realidad lo pone el limite frecuencial de nuestra 3D, llega un momento, en el cual, si vibráramos en una realidad “más alta” que el último nivel 3D, estaríamos “conectando” (si fuera posible) con otro nivel superior, en su nivel de realidad más bajo (4D o como lo llamemos).
El sistema de control sin embargo se podría
asimilar a una “membrana energética” alrededor de todos los niveles de
realidad, cubriendo el planeta, algo así:
Esta “Matrix” en la que vivimos abarca todas
las realidades posibles, pero tiene más problemas para “controlarnos” en
aquellos niveles de vibración más altos que en aquellos niveles más bajos. Aun
así, estamos siempre dentro de su influencia. El empuje y la manipulación que
este sistema de control ejerce sobre nosotros “presiona” para que sintonicemos
los niveles más bajos posibles, donde es más fácil “gestionar el ganado”.
SALIR DE ESTE SISTEMA DE CONTROL
Salir por completo de esta Matrix es
extremadamente complicado, pero sí que podemos minimizar sus efectos e
influencia sobre nosotros. Como hemos visto, los niveles de vibración más altos
de la realidad colectiva son los más difíciles de manipular, pues son energías
más sutiles y de vibración “más positiva”. Engancharnos a ellas, de alguna
forma, es subir nuestro nivel de realidad primario, y es la forma de salir o
desconectar al máximo de la manipulación del inconsciente colectivo.
Incrementar el plano que sintonizas como tú
“mundo” requiere procesar y aligerar carga emocional y mental. Requiere
limpiarnos energéticamente y profundamente de forma que soltemos lastre y
podamos sintonizar otro tipo de frecuencias. Se trata de un trabajo de
autolimpieza, de eliminar nuestros miedos, que actúan como un ancla hacia
niveles inferiores por la vibración que llevan. Se trata de encontrar formas y
técnicas de desprendernos de emociones y pensamientos “bajos” y
anclarnos, sea como sea, a emociones y pensamientos altos. El mecanismo
de todo esto es parte de la Ley de la Atracción, y el cómo engancharnos a una
energía más alta o más baja es todo cuestión de trabajo interno.
Además hay que pensar que a priori, aunque
parece casi imposible escapar de este sistema de control, pues estamos metidos
en él y nos engloba por todas partes, pero no olvidemos que por encima
de este nivel desde el cual se nos manipula hay otros, y nosotros
existimos en ellos a nivel de Yo Superior, nuestra parte no encarnada. Así
pues, tenemos una vía de escape en el desarrollo de esta conexión con nosotros
mismos, la parcial anulación de la influencia del inconsciente colectivo y por
ende, la posibilidad de escapar parcialmente a la manipulación del juego en el
que estamos metidos.
EJERCICIO: TÉCNICAS DE LIMPIEZA
ENERGÉTICA
Todo pasa por la limpieza energética y por
subir el nivel de vibración que tenemos y para ello existen decenas de formas.
Hay que trabajar a muchos niveles, emocional, mental, espiritual.
Hay que limpiar los cuerpos sutiles, aura,
chakras, y se puede hacer de muchas formas, algunas de las cuales ya os he
comentado en los capítulos anteriores del curso. Repítelas y repásalas.
Incorpóralas a tu rutina diaria.
MANIFESTANDO EL PROYECTO IDEAL DE VIDA
Extraído
http://www.concienciadeser.es/David_topi/Creacion_consciente_5.html
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