TU PODER INTERIOR - "33 pasos para reclamar tu poder interior" Stuart Wilde




TU PODER INTERIOR








PASO 1: YO SOY DIOS


El primero de los 33 pasos se llama Yo soy dios.


Puede que te estés preguntando ¿Quién se cree que es este bobo diciendo "yo soy Dios"? Lo que quiero decir es que tienes que aceptar la idea de que la Fuerza de Dios está en tu interior.


Obviamente, si la Fuerza de Dios está en todos los sitios, debe estar dentro de ti. Pero la mayoría de la gente no tiene ni idea de qué significa "Dios" o lo externalizan creando un Dios fuera de sí mismos. Al usar el intelecto para comprender a Dios, proyectan la idea en el exterior. Así, dicen: "Esta persona es Dios, esas ideas son Dios, el dinero es Dios, el glamour es Dios", o cualquier otra cosa.


La Fuerza de Dios está dentro. Internaliza y acepta que está fluyendo a través de ti.


Cuando percibes a Dios como una fuerza fuera de ti, no puedes usar su energía apropiadamente. Una vez que interiorices la fuerza y deje de ser un vago concepto intelectual, entonces puedes avanzar hacia sentirla realmente dentro de ti. En este punto, un asombroso poder de percepción y bondad penetrará en tu vida.


Hay un método guiado para este viaje nuestro; no es tan improvisado como la mayoría piensa. Yo creo que el "tú infinito", que es la morada de más alta energía dentro de tu ser, tenía una visión de lo que te iba a ocurrir en esta vida. No creo que vinieras aquí por accidente, que simplemente te dejaras caer dentro de un pañal y pensaras: ¿Qué diablos hago aquí?. Creo que tu evolución aquí en el plano terrestre es tan poderosa y sagrada, tan espiritualmente dinámica y especial, que el infinito dentro de ti tenía un plan.(…)


Tu primer punto de poder es abrazar el concepto de "Yo soy Dios". A primera vista, la idea parece egoísta. Pero no estás acogiendo esta idea para hablar de ella, ni para mostrarla y conseguir admiración por tus cualidades divinas. Estás interiorizando la idea silenciosamente, aceptando que la fuerza de Dios está en ti como un sentimiento espiritual. (…..)


Si acostumbrabas a tener un concepto de Dios fuera de ti mismo, entonces invita a Dios a casa. Permitirlo traerá un enorme poder a tu corazón. Incluso puede que no lo sientas aún, pero por lo menos puedes imaginarlo, visualizarlo ahí.


Esta idea no trasciende ninguna fe. Puedes aún ser un buen cristiano y creer en Jesucristo y a la vez en una energía crística en tu interior, más que fuera de ti. Un concepto intelectual de Dios fuera de ti te merma poder, porque lo que estás diciendo es, "No tengo poder sobre mi destino". Esto significa que no crees que puedas crear energía y hacer diferencias. No puedes entrar en acción y orientar y cambiar tu destino. No puedes creer en prosperidad, actuar enérgica y sabiamente, y conseguir más dinero...


El segundo movimiento en este proceso es respetar el punto de evolución en que te encuentras, lo que significa aceptar el lugar en que estás. Luchar contra las circunstancias o quejarse de ellas, diciendo que no eres tan privilegiado como los demás, disgustarte porque no tienes toda la fuerza física o el conocimiento que necesitarías, todo eso es un malgasto de energía y una falta de respeto a tu yo espiritual, es algo sin propósito, autoindulgente y débil.


Si te vas a convertir en un guerrero espiritual y a honrar la fuerza divina en ti, estarás de acuerdo en aceptar las circunstancias tal y como te las encuentras, recordando por supuesto, que casi todo puede mejorarse y que las cosas cambian. Lo que no puedas cambiar, probablemente no necesitas cambiarlo. Puedes simplemente ir más allá de preocuparte por ello.


Di "el infinito dentro de mí, esa parte mía que es Dios, ama y respeta esta evolución humana mía, ama y respeta donde me encuentro y mis actuales circunstancias, así que yo haré lo mismo, incluso si mis circunstancias no son las mejores. Todo esto es parte de mi evolución. Puedo trascenderlo e ir más allá."


Si estás rodeado de un grupo de gente negativa y desagradable, a veces llamados parientes, o quizás amigos, o compañeros de trabajo, o lo que quiera que sean, mejor que luchar contra esa fealdad alrededor de ti y verla como una desgracia, ámala. Mira a la gente, al trabajo, a tus circunstancias, la familia, la tribu, tu casa, y di, "Gracias , Dios, gracias por enviarme estos maestros. Ellos me están volviendo loco, me están enseñando a no reaccionar. Me fortalecen enseñándome a transmutar las energías negativas en positivas. Usando a estas gentes, convertiré mi enfado, odio y reacción en , por lo menos, una energía neutral, de pasividad o, si me es posible, en amor. Estos gilipollas son mis venerados maestros. Estoy agradecido a Dios por enviarme tantos gilipollas. Gracias por permitirme estar en este plano terrestre. ¡qué experiencia tan increíble. Es fantástico, y casi gratis, estoy rodeado por 55 gilipollas que están enseñándome un montón acerca de mí mismo"!!.


Si quieres reclamar tu infinito poder querrás ir más allá de las rígidas definiciones del ego. Y, afrontémoslo, el ego es autoindulgente, ¿verdad?. quiere que todo sea perfecto, quiere que seas reconocido, que la vida esté garantizada, quiere que todo sea confortable, que le paguen más de lo que vale, quiere un montón de cosas que no son razonables. Para ser libre y activar el Infinito Ser en ti, tiene que estar de acuerdo con abandonar el dogma del ego por un punto de vista más fluido y abierto. De otro modo, estarás perpetuamente atascado en la agonía del ego.


Lo primero es, al menos, tomar una posición neutral, dándose cuenta de que las circunstancias no son ni buenas ni malas. La gente que te vuelve loco no son ni buenos ni malos. Tus circunstancias puede que no sean confortables pero no son ni buenas ni malas. Solamente SON. Incluso si fueran desagradables, desde la definición del Ser Infinito, todo es parte de tu aprendizaje, de tu desafío. Es parte de estar aquí.(…)


Segundo, tienes que aceptar que eres tú el que crea la mayor arte de tu realidad y tu destino. O.K., parte de tu destino fue preescrito cuando viniste aquí, en tu código genético y herencia tribal, y luego modelado por tu educación. Pero la mayoría de ello puede ser cambiado, adaptado y modificado para mejor. Así que interiorizando la fuerza de dios, empiezas a entender que puedes manifestarla fuera, que puedes dirigir la fuerza del espíritu en la dirección que quieras, para cambiar tu vida para mejor.


Se te ha dado el poder. No está en ningún otro lugar, en la cima de una montaña, en un edificio, o en un pequeño cojín. Está aquí, en tu corazón. Y no eres una personita sin poder ni voluntad ni capacidad. Una vez que la fuerza de Dios está en ti, y puedes aceptar el infinito dentro, tu poder crece. Sino tendrías que confiar sólo en el poder de tu intelecto y en las percepciones del mundo del ego, y tendrías que competir con otras mentes y egos en el mercado de la vida. Una triste manera de vivir.


Eres la fuerza de Dios dentro de ti. Afírmalo varias veces al día. Di, "Soy la fuerza de Dios en mí. Puede que aún no la sienta, pero mientras la imagino". Este es el primer paso para reclamar tu poder.






PASO 2: EXPANDIENDO TU CONSCIENCIA


Para el segundo paso de tu viaje, quiero que consideres la importancia de expandir tu consciencia. La mayoría de la gente, aunque aparentemente estén vivos, existen en un estado surreal entre estar dormidos y estar en estado comatoso.


Tu consciencia inicial viene de los cinco sentidos, así como de tu raciocinio, conocimiento y lógica. Luego está la consciencia adquirida en tus experiencias en esta vida. Pero, más allá de la habitual, existe una consciencia más sutil, una percepción extrasensorial.


Es vital que vuelvas a sentir, reforzar y reclamar esa percepción extrasensorial (ESP), porque el lenguaje de tu Ser infinito es muy sutil; sus requerimientos no son necesariamente obvios para la mente consciente. Opera a un nivel energético subliminal muy rápido. Sin un poco de ESP, podrías pasar por alto algo de vital importancia en tu vida,, o no ver la respuesta a un problema que está impidiendo tu evolución como ser espiritual.


Aquí tienes la explicación del proceso. Una vez que has interiorizado la fuerza de Dios, y aceptas que eres parte de la infinita energía que compone todas las cosas, entonces estás conectado con todas la Creación. Piensa: la realidad exterior parece estar fuera de ti, pero eso es una ilusión creada por un punto de vista finito .Un ser transdimensional que viera el plano terrestre, mirando las formas-pensamiento de la gente y sus sentimientos, vería la tierra como una molécula hecha de átomos muy diferentes, de materia, pensamiento y sentimiento.


Vería toda nuestra evolución dentro de una molécula. Desde más allá del plano terrestre no se vería realidad interna y externa; sólo habría una realidad, toda ella interna. Así que tú estás secretamente conectado con todas las cosas, visibles e invisibles, aquí y más allá. Nada está fuera de ti. Extraño pero verdad.


Durante años he experimentado mucho con el estado de trance. En ese estado acabas por ver el túnel del que la gente describe como lo que une el mundo físico con el espiritual. Habiéndolo explorado en muchas ocasiones, aprendí que en los mundos del espíritu (aquellos que he visitado), son espejos del plano terrestre, quiero decir que nuestra derecha es su izquierda y viceversa. Pero también comprobé que existe una rotación, de lo que es nuestro mundo 3-D a lo que sería el mundo 4-D, o mejor dicho, multidimensional. Me he dado cuenta de que, nuestro mundo físico, comparado con el del espíritu está del revés.


Ahora, antes de que te lleves las manos a la cabeza preguntándote qué rayos dice este tío, permíteme explicarte que debes recordar que sólo tenemos palabras para describir el mundo de 3 dimensiones, así que explicar los giros más allá de las 3-D es difícil.


Imagina un gran balón de playa, lleno de aire. Toma unas cuantas figuritas de Lego de los juguetes del niño y pégalas en la superficie de la pelota. Ahora, imagina que le das la vuelta a la pelota. La parte de fuera ahora es lisa y los edificios Lego y los muñequitos estarían pegados en la parte interior de la pelota. Un pequeño personaje de Lego viviendo dentro del balón diría: “Yo estoy aquí y el edificio rojo está allá, así que el edificio es externo a mí .”Pero, de hecho, todo está dentro del balón: los edificios, el aire, las figuritas, con todos sus pensamientos y sentimientos. El universo y nuestra tierra están al revés. Desde una perspectiva espiritual estamos dentro del mismo balón de playa, que describe nuestra evolución/realidad, y esa pelota de playa física está dentro de una pelota mayor , etc.


Estamos conectados con todo porque estamos en la misma molécula, y todo, en mayor o menor medida, expresa la fuerza de dios. El papel de este libro tiene dentro una parte de la fuerza divina porque está la fuerza de Dios en sus átomos y moléculas. No hay tanta energía divina como en algo vivo, como p. ej. un gusano, y un gusano tiene menos fuerza divina que un pájaro, porque éste es más complejo en su evolución que el gusano. Los humanos tienen más fuerza divina que los animales.


Algunos humanos tienen una gran cantidad de energía divina reunida mayor que la que tú o yo tenemos. Hay niveles, pero todo está conectado. Así que eres esta página, el gusano y el pájaro. Eres todas las cosas y toda vida existe en ti, incluso si parecen estar fuera de ti.


Dándote cuenta de que todo es un sentimiento puedes empezar a poner tu consciencia en las cosas para descubrir cómo se sienten. Cómo se siente un cuervo volando?.¿Cómo se siente este árbol? ¿Cómo se siente esta situación en el trabajo?. ¿Cómo se siente la proposición de negocios que te acaba de ofrecer ese tipo en el bar? ¿Sospechosa? ¿Segura? ¿Cómo se sienten las cosas?. Mirando tu realidad así empujarás tu consciencia adentro de las cosas para ver cómo se sienten. Estos son los rudimentos de la percepción extrasensorial. El sistema no es a prueba de tontos y a veces tus percepciones sutiles pueden mezclarse con tu lógica, pero cuanto más usas el músculo de tu ESP, más exacto y sensitivo se vuelve.


Partiendo de que eres un sentimiento y de que la fuerza de Dios está en ti, acepta la idea de que puedes dirigirla mentalmente. Eres un imán para la energía y también un proyector de energía. Vives dentro de una forma-pensamiento personal que refleja tus acciones y tus palabras, pero también tus sentimientos más recónditos. La mayoría de la gente no considera que su diálogo interno tenga grandes consecuencias. Para ellos es silencioso y secreto y no parece impactar en su vida de modo alguno. No es así. La realidad externa cambia instantáneamente para reflejar no sólo lo que estás diciendo y haciendo, sino lo que estás pensando y sintiendo en tu interior. Todo lo que dices, cada pensamiento, incluso un vistazo a la gente que pasa por la calle genera una respuesta sutil emocional dentro de ti.


Escucha tu diálogo interno y vigila tus pensamientos. Mira cuántas quejas y expresiones de debilidad surgen y cuánta energía divina expresando esperanza, gratitud, amor y bienestar manifiestan. La negatividad te mata, no lo olvides nunca.


Ernest Holmes dijo: “La energía fluye hacia el lugar donde va tu mente”. Sabemos por experiencia que tenía razón. En cualquier cosa que te concentras le estás dando poder. Así que si has estado concentrándote en cosas negativas, si te sientes sobrepasado por las dificultades, puedes estar seguro de que esas cosas forman parte de tu “museo de los horrores” particular: Aquí una estatua a la disfunción. Aquí otra a la frustración. Y allí una que honra la lucha. Reverenciemos al dios de la lucha y démosle 15 minutos de nuestra realidad.


El primer paso de la Consciencia es disciplinar la mente, vigilar el diálogo interno, y decapitar cualquier estado de autodesprecio, que destruye tu energía y te pone enfermo. Si alguien te pregunta cómo estás, no contestes: “Horrible, la vida es una pesadilla” En vez de eso responde: "Fantástico”. No importa que tu vida no sea fantástica, eso sólo es el punto de vista del ego. Espiritualmente tu vida es fantástica, es un gran privilegio estar aquí. Creo que es importante que te lo recuerdes a ti mismo con frecuencia.


Al principio será duro. Dirás : “Creo ...” y la mente dirá: “No, no crees”. Dirás: “Me siento bien”, y la mente dirá “No, no me siento bien”. Es una lucha, pero es el desafío y la belleza de este viaje sagrado. No serás necesariamente siempre una víctima de tu mente; puedes empujarla y cambiar su programación. No se trata de echarle un pulso a tu mente, sino que es más un proceso de suavemente y consistentemente ir sacándole poder a su influencia negativa. Cuando la mente te ofrezca un pensamiento negativo dite a ti mismo: “No acepto esta energía negativa”, no acepto el miedo. Soy amor. Soy positividad. Todo fluye a través de mí. Todo viene para mi mayor bien. Así empezarás a reemplazar la psicología que tan a menudo crea destrucción en tu vida.


A la vez que monitoreas tus pensamientos y tu diálogo, querrás cuidar la calidad de tus asociaciones y acciones. Aléjate de los que discriminan y desprecian a otros, y de los que están envueltos en acciones destructivas o degradantes. No necesitas juzgarlos, pero tampoco estar con ellos. Vigílate y asegúrate de que tu vida discurre de modo positivo y honorable. Paga tus deudas, cumple tus compromisos y trata apropiadamente a la gente. No permitas que tu mente te lleve a acciones que afirmen tu debilidad o que te roben energía y destruyan tu equilibrio.


A medida que te observas, irás descubriendo que socialmente juegas el papel del tipo agradable, lleno de atención y amabilidad pero por detrás está tu yo real, que puede ser vengativo, discriminatorio, asustado, auto-obsesionado, avaricioso y con un parásito de rasgos bastante feos que maquillan tu lado sombrío. Cuando descubres esto probablemente pasarás por la noche oscura del alma, al darte cuenta de que, en tu interior no sólo hay dulzura y luz. Una vez que pases este remordimiento de ver tu asquerosidad, puedes, a través de la consciencia y del amor por ti mismo, curar esta suciedad y transformar tu yo interior. La mayor parte de los celos, el odio y la amargura tienen sus raíces en la niñez y en nuestra familia de origen. Algunas cosas vienen de la naturaleza competitiva del sistema educativo, que enseña a los niños a competir contra los demás, alabándoles si ganan y devaluándolos si pierden.


Has de negociar con tu sombra. No puedes presentarte a tu Ser Divino con falsedades como en la esfera social. Vienes realmente como eres y a través de la consciencia y de la suavidad de la espiritualidad, ves la realidad de quien eres. Un montón de preguntas sin respuesta, de repente se resuelven.


Los tipos "buena persona", "más blancos que blanco", son con frecuencia seres frustrados. Son tan buenos y generosos con la gente y reciben tan poco a cambio. La gente es feliz de tomar lo que ellos dan pero cuando el santurrón se acerca demasiado salen por pies.


En el interior de las "buenas gentes" a menudo hay una agenda oculta. Comienza con el odio a sí mismos o falta de autovaloración que ellos tienen que aminorar. Con una conducta más que buena encubren una pobre autoimagen que busca aprobación y reconocimiento.


El arquetipo del salvador necesita tener una vida con significado y fingir amar y servir a los demás es un modo de crear ese significado. Sólo un pequeño porcentaje de esta bondad y preocupación por los demás es real. Muy a menudo, con su parte consciente, se ve superior a los demás, separado del populacho por su santidad. Mientras que en el subconsciente se ve como un descastado ser inferior, dada su necesidad de aprobación.


Al sentir sus motivaciones ocultas, la gente se queda con ellos lo suficiente para tomar algo de lo que reparten y luego vuelan. Les falta confianza o bien los ven como individuos semidivinos, que es como él o ella quieren ser vistos. La gente ordinaria no siente que haya algo que ellos puedan hacer por dios, así que no hacen ofertas.


La vida cotidiana es un símbolo de tu interior. Usando tus cinco sentidos al máximo desarrollarás el sexto. Así que, como parte de la elevación de tu consciencia, empieza a pedir a tu mente que note todo: mira, observa, cuenta y toma nota mental de todo. Si, p. ej. Entras en un gran salón de baile de un hotel, en segundos deberías saber la respuesta a una docena de preguntas: ¿Cuántas sillas, lámparas y camareros hay? ¿De qué color es la alfombra? ¿Dónde están las mesas y qué hay encima? etc.
Demándale constantemente a tu mente incluso la información más irrelevante. De este modo elevas tu consciencia en los cinco sentidos; y mirando a tu alrededor cuidadosamente, refuerzas gradualmente tu sexto sentido.


La vida es una oración; es un diálogo. Estás proyectando y recibiendo energía; esa es la interacción entre tú y la Fuerza de Dios. Mira el flujo y reflujo; observa tu diálogo interior y el lenguaje simbólico de la vida, y ofrece tus simples actividades humanas, tus momentos de silencio, en intercambio simbiótico de energía e información, de pedir y agradecer. El diálogo externo/interno viene del silencio, y se desarrolla y fortalece a través de la serenidad.


En la antigua leyenda de Camelot, el rey Arturo tomó la espada, Excalibur, de la Dama del Lago. Esa Excalibur es poder silencioso; no es poder egótico. Viene de la placidez del lago, de la serenidad. No tienes que ser perfecto para ser sereno. Repítete constantemente, “Yo estoy sereno y equilibrado, tanto si la vida es perfecta como si no”.


Es una paradoja de la vida ver el ego, por una parte, balbuceando, intentando construirse a sí mismo, esperando generar experiencias gratificantes, intentando pedir atención para sostener su importancia, y, por la otra parte generando negatividad para destrozarse a sí mismo y a sus sueños. Sólo el ego creería que chillando y quejándose las cosas podrían mejorar. Esencialmente es el niño pequeño que llama a mamá para que le ayude. Lloraré, suspiraré, aullaré, demostraré lo injusto que es todo esto. Sálvame ayúdame. Si me quejo lo suficiente ¿me darás algo a cambio de nada?


La expansión de la consciencia viene de entender que todo es un sentimiento, y de preguntarte constantemente cómo se sienten las cosas. Es como un músculo que tal vez no has usado durante años. Si empiezas a preguntar, se fortalecerá rápidamente.


Prueba esto: pide a la Fuerza de Dios que te muestre algo en las próximas 24 horas, algo que nunca hayas visto antes, una percepción, una intuición, un modo diferente de ver las cosas que has visto cientos de veces.


Entonces observa cuidadosamente. Algo inusual aparecerá y verás que aunque parezca que es externo, el mundo, de hecho, es interno y te está hablando. Te ama a su manera particular.



En la próxima sección te hablaré acerca del coraje y del heroísmo en tu vida.



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EL LATIDO DE LA MUERTE






EL LATIDO DE LA MUERTE


No habría ninguna oportunidad de llegar a conocer la muerte si sólo ocurriera una vez. Pero, por fortuna, la vida no es sino una continua danza de nacimiento y muerte, una danza de cambio. Cada vez que oigo el murmullo de un arroyo de montaña, o las olas que rompen en la orilla, o el palpitar de mi propio corazón, oigo el sonido de la impermanencia. Estos cambios, estas pequeñas muertes, son nuestros lazos vivientes con la muerte. Son el pulso de la muerte, el latido de la muerte que nos incita a soltar todas las cosas a las que nos aferramos.


Así pues, trabajemos en estos cambios ahora, durante la vida: esta es la auténtica manera de prepararse para la muerte.


La vida puede estar llena de dolor, sufrimiento y dificultades, pero todas estas cosas son oportunidades que se nos presentan para ayudarnos a avanzar hacia una aceptación emocional de la muerte. Sólo cuando creemos que las cosas son permanentes nos negamos la posibilidad de aprender del cambio.


Si nos negamos esta posibilidad, nos cerramos y nos volvemos codiciosos. La codicia, el aferramiento, es la fuente de todos nuestros problemas. Puesto que, para nosotros, la impermanencia equivale a angustia, nos aferramos desesperadamente a las cosas, aun cuando todas las cosas cambian. Nos aterroriza desprendernos de ellas; de hecho, nos aterroriza vivir, ya que aprender a vivir es aprender a desprenderse. Y esta es la tragedia y la ironía de nuestra lucha por retener: no sólo es imposible, sino que nos provoca el mismo dolor que intentamos evitar.


La intención que nos mueve a aferramos no tiene por qué ser mala en sí; el deseo de ser feliz no tiene nada de malo, pero aquello a que nos asimos es inasible por naturaleza. Los tibetanos dicen que no se puede lavar dos veces la misma mano sucia en el mismo río, y que «por mucho que estrujes un puñado de arena nunca le sacarás aceite».


Tomar en serio la impermanencia es liberarse poco a poco de la mentalidad de aferramiento, de nuestra errónea y destructiva imagen de la permanencia, de la falsa pasión por la seguridad sobre la que construimos todo. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que todos los dolores que hemos conocido por querer asir lo inasible eran, en el sentido más profundo, innecesarios. Aceptar esto también puede resultar doloroso al principio, porque parece muy ajeno. Pero a medida que reflexionamos y seguimos reflexionando, nuestro corazón y nuestra mente experimentan una transformación gradual. Desprenderse empieza a parecer más natural, y se vuelve cada vez más fácil.


Quizá necesitemos mucho tiempo para llegar a captar toda la envergadura de nuestra necedad, pero, cuanto más reflexionemos, más desarrollaremos una actitud de desprendimiento; es entonces cuando se produce un cambio en nuestra manera de verlo todo.


Contemplar la impermanencia no es suficiente por sí solo: es necesario trabajar con ella durante la vida. Tal como los estudios de medicina exigen la teoría y la práctica, en la vida ocurre lo mismo. Y en la vida el entrenamiento práctico es el aquí, es el ahora, en el laboratorio del cambio. A medida que se van produciendo los cambios, aprendemos a verlos con una nueva comprensión, y aunque seguirán produciéndose como antes, algo en nosotros será distinto. Toda la situación será más relajada, menos intensa y dolorosa; incluso los efectos de los cambios que experimentemos nos resultaran menos impresionantes o desagradables. Con cada cambio sucesivo comprendemos un poco más, y nuestra visión de la vida se vuelve más profunda y más amplia.



REFLEXIÓN Y CAMBIO - TRABAJAR CON LOS CAMBIOS


Vamos a hacer un experimento. Coja una moneda. Imagínese que representa el objeto al que usted se aferra. Enciérrela en el puño bien apretado y extienda el brazo con la palma de la mano hacia el suelo. Si ahora abre el puño o afloja su presa, perderá aquello a lo que se aferra. Por eso está apretando.


Pero hay otra posibilidad: puede desprenderse y aun así conservarla. Con el brazo todavía extendido, vuelva la mano hacia arriba de forma que la palma quede hacia el cielo. Abra la mano y la moneda seguirá reposando sobre la palma abierta. Ha dejado de aferrarse. Y la moneda sigue siendo suya, aun con todo ese espacio que la rodea.


Así pues, existe un modo en que podemos aceptar la impermanencia sin dejar de disfrutar de la vida, todo al mismo tiempo, sin aferramos.


Pensemos en lo que suele suceder con frecuencia en las relaciones. Muchas veces las personas no se dan cuenta de cuánto aman a su pareja hasta que de pronto perciben que la están perdiendo. Entonces se aferran todavía más. Pero cuanto más se apegan, más se les escapa la otra persona y más frágil se vuelve su relación.


Muchas veces buscamos la felicidad, pero la propia manera en que la perseguimos es tan torpe y desmañada que sólo nos acarrea mayor pesar. Por lo general, suponemos que hemos de aferramos a fin de obtener ese algo que nos dará la felicidad.


No vemos cómo podemos disfrutar de algo si no podemos poseerlo. ¡Con cuánta frecuencia se confunde el apego con el amor! Incluso cuando se trata de una buena relación, el amor sufre a causa del apego, con su inseguridad, su posesividad y su orgullo; y después, cuando el amor se ha perdido, lo único que nos queda de él son los «recuerdos» del amor, las cicatrices del apego.


¿Cómo, entonces, podemos trabajar para vencer el apego?


Sólo conociendo su naturaleza no permanente; este conocimiento nos libra poco a poco de su dominio. Llegamos a vislumbrar lo que, según dicen los maestros, puede ser la verdadera actitud para cambiar: como si fuéramos el cielo que contempla pasar las nubes, o tan libres como el mercurio. Cuando el mercurio se derrama por el suelo, su propia naturaleza es permanecer intacto; nunca se mezcla con el polvo. Cuando intentamos seguir el consejo de los maestros y nos libramos poco a poco del apego, en nuestro interior se libera una gran compasión. Las nubes del aferramiento se separan y dispersan, y resplandece el sol de nuestro verdadero corazón compasivo. Es entonces cuando empezamos a saborear en nuestro yo más profundo la euforizante verdad contenida en estas palabras de William Blake:


Aquel que se ata una Alegría

la alada vida destruye;

aquel que besa la Alegría según vuela

vive en la aurora de la Eternidad?



EL ESPÍRITU DEL GUERRERO


Aunque se nos ha hecho creer que si dejamos de aferramos acabaremos sin nada, la propia vida demuestra una y otra vez lo contrario: que el desprendimiento es el camino que lleva a la auténtica libertad.


Así como las olas no causan ningún sufrimiento a las rocas al chocar contra ellas, sino que las erosionan y esculpen dándoles bellas formas, también los cambios pueden moldear nuestro carácter y suavizar nuestras aristas. Mediante los cambios podemos aprender a cultivar una compostura apacible pero inconmovible. Nuestra confianza en nosotros mismos va en aumento, y llega a ser tan grande que la bondad y la compasión empiezan a emanar naturalmente de nosotros y a llevar alegría a los demás.


Esta bondad es lo que sobrevive a la muerte, una bondad fundamental que está en todos y cada uno de nosotros. Nuestra vida entera es una enseñanza sobre cómo descubrir esta poderosa bondad y un entrenamiento para realizarla.


Así, cada vez que las pérdidas y las decepciones de la vida nos dan una lección sobre la impermanencia, nos llevan más cerca de la verdad. Cuando se cae desde una gran altura, sólo hay un lugar al que se puede ir a parar: al suelo; el suelo de la verdad. Y si se tiene la comprensión que proviene de la práctica espiritual, la caída no es en absoluto un desastre sino el descubrimiento de un refugio interior.


Correctamente entendidos y utilizados, los obstáculos y dificultades a menudo pueden resultar una fuente inesperada de energías. En las biografías de los maestros se observa con frecuencia que de no haberse enfrentado a obstáculos y dificultades no habrían descubierto la fuerza que necesitaban para superarlos. Este fue, por ejemplo, el caso de Gesar, el gran rey guerrero de Tíbet, cuyas hazañas constituyen la mayor epopeya de la literatura tibetana. Gesar significa «indomable», una persona a la que nunca se puede abatir. Desde el momento en que nació, su malvado tío Trotung trató de eliminarlo por todos los medios, pero a cada nuevo intento Gesar se volvía más y más fuerte. En realidad, fue gracias a los esfuerzos de Trotung que Gesar llegó a ser tan grande. De ahí surgió un proverbio tibetano: Trotung tro ma tung na, Gesar ge mi sar, lo cual quiere decir que si Trotung no hubiera sido tan perverso e intrigante, Gesar nunca habría podido encumbrarse tanto.


Para los tibetanos, Gesar no sólo es un guerrero en el plano de las armas, sino también en el espiritual. Un guerrero espiritual es una persona que ha desarrollado una clase especial de coraje, alguien de por sí inteligente, apacible e intrépido.


Naturalmente, los guerreros espirituales todavía pueden tener miedo, pero aun así son lo bastante valerosos para saborear el sufrimiento, para relacionarse claramente con su miedo fundamental y extraer sin evadirse las lecciones de las dificultades.


Como nos dice Chógyam Trungpa Rimpoché, llegar a ser un guerrero significa que «podemos cambiar nuestra mezquina lucha en pos de la seguridad por una visión mucho más vasta, una visión de intrepidez, apertura y auténtico heroísmo...».


Entrar en el campo transformador de esa visión mucho más amplia es aprender a estar a nuestras anchas en el cambio, y a hacer de la impermanencia nuestra amiga.


EL MENSAJE DE LA IMPERMANENCIA: LA ESPERANZA QUE HAY EN LA MUERTE


Contemple aún más a fondo la impermanencia y descubrirá que tiene otro mensaje, otro rostro; un mensaje de gran esperanza que le abre los ojos a la naturaleza fundamental del universo y a nuestra extraordinaria relación con él.


Si nada es permanente, entonces todo es lo que llamamos «vacío», es decir, desprovisto de toda existencia duradera, estable e inherente; y todas las cosas, cuando se contemplan y se comprenden en su verdadera relación, no son independientes sino interdependientes con todas las demás cosas. Buda comparó el universo a una vasta red tejida con una incalculable variedad de gemas fulgurantes, cada una de ellas con un número incalculable de facetas. Cada gema refleja en sí todas las demás gemas de la red y, de hecho, es una con todas las demás.


Imagínese una ola del mar. Vista de cierto modo, parece poseer una clara identidad, un principio y un fin, un nacimiento y una muerte. Vista de otro modo, la ola en sí no existe realmente, pues sólo es el comportamiento del agua, «vacía» de cualquier identidad propia pero «llena» de agua. Así, al reflexionar detenidamente sobre la ola, llega usted a percibir que es algo que el viento y el agua hacen temporalmente posible, y que depende de una serie de circunstancias en cambio constante. Y advierte también que cada ola está relacionada con cualquier otra ola.


Cuando se examina con detenimiento, nada posee una existencia inherente propia, y esta ausencia de existencia independiente es lo que llamamos «vacuidad». Piense en un árbol. Cuando piensa en un árbol, tiende a pensar en un objeto claramente definido, y en cierto modo, como la ola, es así. Pero cuando se contempla el árbol más de cerca, se advierte que en último término carece de existencia independiente. Al examinarlo, comprobará que se disuelve en una red muy sutil de relaciones que abarca todo el universo. La lluvia que cae sobre sus hojas, el viento que lo agita, la tierra que lo alimenta y lo sostiene, las estaciones, el clima, la luz de la luna, de las estrellas y del sol.


Todo forma parte del árbol. Cuando empiece a pensar más y más a fondo en el árbol, descubrirá que todo en el universo contribuye a hacer del árbol lo que es, que en ningún momento se lo puede aislar de ninguna otra cosa y que en todo momento su naturaleza es sutilmente cambiante. A esto nos referimos cuando decimos que las cosas están vacías: a que carecen de existencia independiente.


La ciencia moderna nos habla de una gama extraordinaria de interrelaciones. Los ecologistas saben que el incendio de un árbol en la selva tropical amazónica altera de algún modo el aire que respira un habitante de París, y que el aleteo de una mariposa en Yucatán afecta la vida de un helécho en las Hébridas.


Los biólogos están empezando a descubrir la fantástica y compleja danza de los genes que crea la personalidad y la identidad,una danza que se remonta al pasado más lejano y demuestra que aquello que denominamos «identidad» se compone en realidad de un torbellino de influencias diversas. Los físicos nos han revelado el mundo de las partículas cuánticas, un mundo asombrosamente semejante al descrito por Buda en su metáfora de la red resplandeciente que se extiende por todo el universo. Al igual que las joyas de la red, todas las partículas existen potencialmente como distintas combinaciones de otras partículas.


Así pues, cuando nos contemplamos detenidamente a nosotros mismos y a todas las cosas que nos rodean y que tan sólidas, estables y duraderas nos parecen, comprobamos que no son más reales que un sueño. Buda dijo:


Sabed que todas las cosas son como esto:

un espejismo, un castillo de nubes,

un sueño, una aparición,

sin esencia, pero con cualidades que pueden verse.


Sabed que todas las cosas son como esto:

como la luna en un cielo brillante

en algún lago transparente reflejada,

aunque a ese lago la luna nunca se ha desplazado.


Sabed que todas las cosas son como esto:

como un eco que deriva

de música, sonidos y llanto,

y sin embargo en ese eco no hay melodía.


Sabed que todas las cosas son como esto:

como un mago que crea ilusiones

de caballos, bueyes, carros y otras cosas,

nada es lo que aparenta ser.0


La contemplación de este carácter onírico de la realidad no tiene por qué volvernos fríos, desesperados ni amargados, en modo alguno. Al contrario, puede abrir en nosotros un humor cálido, una compasión suave y fuerte que apenas imaginábamos poseer y, en consecuencia, más y más generosidad hacia todos los seres y cosas. El gran santo tibetano Milarepa dijo: «Al ver la vacuidad, tened compasión». Cuando por medio de la contemplación vemos realmente la vacuidad y la interdependencia de todas las cosas y de nosotros mismos, el mundo se nos revela bajo una luz más viva, más nueva, más brillante, como la red de gemas infinitamente reflectantes de que habló Buda. Ya no necesitamos protegernos ni fingir, y resulta cada vez más fácil hacer lo que aconsejaba un maestro tibetano:


Reconoce siempre la característica onírica de la vida y reduce el apego y la aversión. Práctica la benevolencia hacia todos los seres. Sé amoroso y compasivo, te hagan lo que te hagan los demás. Lo que puedan hacerte no te importará tanto cuando lo veas como un sueño. El truco está en tener una intención positiva durante el sueño. Esto es lo esencial Esto es la verdadera espiritualidad.


La verdadera espiritualidad es también ser consciente de que si somos interdependientes de todo y de todos los demás, incluso nuestro menor y más insignificante pensamiento, palabra o acción tiene consecuencias reales en todo el universo. Arroje un guijarro a un charco y verá cómo hace temblar toda la superficie del agua, produciendo una serie de ondas que se van fundiendo unas con otras dando lugar a otras nuevas. Todo está indisolublemente interrelacionado: llegamos a darnos cuenta de que somos responsables de todo lo que hacemos, decimos o pensamos, responsables, en realidad, de nosotros mismos, de todas las personas y de todo lo demás, y de todo el universo. El Dalai Lama ha dicho:


En el mundo altamente interdependiente de hoy, los individuos y las naciones ya no pueden resolver por sí solos muchos de sus problemas. Nos necesitamos unos a otros. Por consiguiente, debemos cultivar un sentido de responsabilidad universal... Es nuestra responsabilidad individual y colectiva proteger y cuidar la familia global, apoyar a sus miembros más débiles y conservar y atender el entorno en que vivimos todos."


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EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE - SOGYAL RIMPOCHÉ





Cuento UN SIMPLE JUEGO










Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: Vamos a jugar a las escondidillas



La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿a las escondidillas? ¿Cómo es eso?. Es un juego, explicó la LOCURA, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden lo mejor que puedan y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA. LA ALEGRIA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA e incluso a la APATIA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la VERDAD prefirió no esconderse, ¿para qué? Si al final siempre la encontraban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no se le hubiese ocurrido a ella) y la COBARDIA prefirió no arriesgarse...Uno, dos, tres...comenzó a contar la LOCURA...



La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino, la FE, subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto



La GENEROSIDAD casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino ideal para la BELLEZA, que si la rendija de un árbol perfecto para la TIMIDEZ, que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD, que si una ráfaga de viento, magnifico para la LIBERTAD. El EGOISMO en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo del océano (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoíris) y la PASION y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO...se me olvidó dónde se escondió...pero eso no es lo importante



Cuando la LOCURA contaba 999,999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado...hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. ¡¡¡Un millón!!! – contó la LOCURA, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la PEREZA, a sólo 3 pasos de una piedra. Después se escuchó a la FE discutiendo con DIOS en el cielo sobre dogmas, y a la PASION y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA, y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.



Así fue encontrado a todos: al TALENTO entre la hierba fresca, a la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás del arcoíris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta al OLVIDO...que ya le había olvidado que estaba jugando a las escondidillas. Pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada riachuelo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y las rosas...Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos al AMOR



La LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Y desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidillas en la tierra: EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA




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AUTOR ANONIMO