Teniendo claro todos los mecanismos que hemos
visto hasta ahora, vamos a ver un poco más en detalle las piedras que nosotros
mismos nos tiramos al tejado cuando nos ponemos a trabajar en estas técnicas y
métodos.
Desafortunadamente, para la mayoría de las
personas, son varios los impedimentos que trabajan en nuestra contra para ello.
Proyecciones negativas de los
demás sobre nuestra realidad
Uno de los primeros problemas que nos
encontramos es que todo nuestro entorno, queriéndolo o sin querer proyecta
sobre nosotros multitud de bloqueos y obstáculos para crear lo que deseamos.
Básicamente el problema es que se nos enganchan a nuestro sistema energético
energías de otras personas que incluyen una vibración en nosotros mismos que no
es la que de forma natural deberíamos emitir.
Lo que sucede normalmente es que hay veces en
que los demás sueltan sus opiniones negativas acerca nuestro y nosotros,
conscientemente o inconscientemente, aceptamos esas opiniones como válidas.
Suele pasar que igual estás pasando un periodo sintiéndote de tal o cual forma,
y que la imagen que damos sea un reflejo de esa situación, haciendo a su vez
que otros se creen una percepción irreal
y nos la transmitan de vuelta. No hay nada malo o negativo especial en estas
situaciones tan corrientes, lo malo es cuando esas “opiniones negativas” se transforman
en pensamientos reales que nos tragamos y que se “anclan” a nuestra
aura.
Si imaginamos nuestros pensamientos como
plastilina, podemos visualizar como dirigiendo un pensamiento negativo hacia el
aura de otra persona, ese pensamiento puede quedarse “pegado” en ella. Para que
esto ocurra deben suceder varias cosas, 1) que ese pensamiento realmente
tenga una carga energética enorme, 2) que este mantenido en el tiempo, y
3) que nosotros lo aceptemos.
Si por cualquier motivo, de repente, todo tu
entorno empieza a pensar en ti como alguien “torpe” (por decir algo, aunque tú
no lo seas), la imagen que todos aquellos que te rodean proyectan sobre ti va a
crear un “pegote” en tu aura que va a transmitir a todo aquel que se cruce
contigo esa sensación de que eres una persona torpe. Claro que este pegote solo
se habrá quedado enganchado si tú le has dado permiso (la mayoría de veces de
forma inconsciente), pues quizás en los últimos días se te han roto varias
cosas, o lo que sea, y de alguna forma, has aceptado al oír esa opinión que
quizás sí que eres algo torpe.
Al haberte creído que eres torpe y el tener
ahora ese “parche” energético que no has creado tú, sino los otros, pero
que tú has dado como bueno, tu “ser” empezará a transmitir hacia el exterior la
señal de que “eres torpe”, pues esa nueva vibración ya es parte de tu ser, de
tu aura, y se une a todo aquello que radias hacia el mundo. Recuerda que tu
realidad exterior depende de tu realidad interior, así que ahora simplemente le
estás diciendo a todo el universo que tú, en tu interior, eres alguien torpe.
A partir de aquí es pura ley de la Atracción
en marcha. Aquello que emites atrae situaciones de idéntica frecuencia
vibratoria y patrón energético, así que básicamente has completado el círculo.
Algo que a priori tu no eras, sino que fue creado artificialmente por
las opiniones de los demás sobre ti, pero que tu diste por válidas, se ha
convertido en un componente muy real de tu aura y ahora te ves envuelto en un
montón de historias en las que el componente básico es que sigues siendo torpe,
lo cual, validará la imagen que los demás tienen de ti, y reforzará tu propia
opinión de ti mismo.
Eliminando patrones energéticos
negativos
Hay varias formas de cancelar estas formas de
pensamiento negativas, una de ellas es simplemente hacernos limpiezas
energéticas regularmente, mediante cualquier tipo de terapia o mediante los
ejercicios que hemos visto anteriormente del estado vibracional, etc. Otra
forma es cancelar conscientemente, cuando nos damos cuenta de lo que estamos
emitiendo, el patrón vibracional que emitimos, algo que ocurre cuando dejamos
de creer y poner energía en ellos. Otra forma es directamente bloquear esas
proyecciones de los demás sobre nosotros, como os explico a continuación.
Esa no es mi realidad
Para evitar esto anterior, al menos para
minimizarlo, lo que podemos hacer fácilmente y de forma consciente es bloquear
esas formas de pensamiento negativas.
Hace mucho tiempo me propuse a mí mismo un
ejercicio, cada vez que oía algo o alguien me decía alguna cosa que en realidad
yo no deseaba que fuera parte de mi “mundo”, me dijera a mí mismo “es posible, pero esa no es mi realidad”.
Empezó con cosas tan tontas como ir al parking a recoger la moto uno de estos
días que ha estado cayendo agua a mamporros y oír como el vigilante me decía
“David, ¡que te vas a poner empapado!”, y aunque le contestaba amigablemente,
mentalmente decía “esa no es mi realidad, no me
voy a mojar en este trayecto”. O cuando iba a comprar y la gente en
la tienda hablaban de lo mal que están las cosas, y yo pensaba “puede, pero esa no es mi realidad”, o cuando alguien te decía que era difícil hacer
esto o lo otro, siempre pensando “puede, pero no
en mi realidad”.
Y es que si algo no te gusta o no
quieres que a ti te suceda, te afecte o te influya, ¿Por qué aceptarlo como
valido? Rechazar que algo se manifieste en tu vida es tan sencillo como decir
mentalmente “esto no forma parte de mi
realidad”, y se desactiva
(dejemos de lado lecciones en la vida y demás eventos importantes). No aceptes
las típicas conversaciones, consejos o predicciones de aquellos que hablan por
hablar, porque es lo que han oído, han visto en la tele o les han dicho, y
sobre todo, de aquellos que están construyendo su mundo en base al mundo de los
demás. Si a ti te dicen que la economía está mal, que hoy hace un día de
perros, que hay una pasa de gripe y la vamos a pillar todos, que no hay forma
de conseguir algo que deseas, etc., bloquéale el paso a esa energía y dite a ti
mismo “no lo acepto, para mí, eso no forma parte
de mi realidad”, y sigue adelante.
Solo cuando aceptamos la energía que nos
envía nuestro entorno con el mensaje que sea, es cuando le damos permiso para
que se convierta en parte de nuestro mundo. Si no quieres algo, se
consciente de que no lo quieres en tu día a día, y no le des
permiso para que se convierta en realidad. Sea lo que sea, desde la cosa más
tonta a la cosa más trascendental, si no es de tu interés, ¿porque ibas
a tener que dejar que se manifestara en tu mundo? El ejercicio requiere de
cierta práctica, pero cuando llevas días haciéndolo, notas que hay cosas que
realmente dejan de pasarte, porque tú has decidido que no sea así.
Procesos y proyecciones desde
el cerebro reptil
Sin embargo no solo las proyecciones de los
demás son un peligro potencial para la obstaculización de la manifestación de
aquello que deseamos, sino que nosotros mismos, en niveles muy profundos,
podemos auto bloquearnos todo tipo de esfuerzos de creación conscientes, este
caso, debido a proyecciones de lo que llamamos al complejo-R o cerebro reptil.
La evolución humana ha mantenido todos estos
miles de años una parte de nuestro cerebro que proviene de las etapas más
primarias del desarrollo de la misma. Esta parte, el llamado "cerebro
reptil", aún sigue teniendo un papel importante en nuestra vida, pues
controla las tendencias básicas que garantizan nuestra supervivencia — el deseo
sexual, la búsqueda de comida o las respuestas agresivas del tipo de reacción:
"huye o pelea".
En los reptiles, las respuestas automáticas
al objeto sexual, a la comida o al predador potencial permanecen como actos
reflejos y programados en el cerebro tal y como han estado durante los miles de
años de evolución de la especie. En nosotros, en los seres humanos, muchos
experimentos han demostrado que también existe una gran parte de nuestro
comportamiento que se origina en zonas profundamente soterradas, que son las
mismas que las que hace mucho tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros
antepasados.
Los impulsos y respuestas de nuestra mente
animal no tienen nada que ver con las respuestas y el trabajo que hace
nuestro cerebro humano. Es puramente “instinto”, son las reacciones que hacemos
sin analizar, sin procesar, porque nos sale de dentro, al estar pre-programada
una determinada respuesta a un cierto hecho o situación. En la vida diaria, el
instinto nos avisa o nos protege, permitiéndonos actuar rápido, sea para
notar una situación peligrosa sea para avisarnos que hay que comer urgentemente
porque el cuerpo se muere de hambre. Esas respuestas no provienen de un
análisis detallado de la mente, sino que salen desde lo más profundo de esta.
Pero este mecanismo tiene una parte negativa,
nos condiciona a un nivel que no nos podemos ni imaginar. Como decía Carlos
Castañeda, a pesar de que la mayoría de nosotros no hemos pasado nunca hambre,
todos sufrimos de ansiedad por una posible falta de comida, a pesar de que
probablemente nunca nos ha faltado lo básico, todos tenemos la sensación de que
nos podemos quedar sin “nada”. Y eso en el día a día hace que una de las cosas
que tiendes a proyectar en tu realidad
es la “falta de”, pues a un nivel extremadamente profundo, estamos generando un
miedo a “no tener” lo que sea. Esta proyección en este caso, proviene de la
mente y del cuerpo emocional, y se añade al mecanismo de manifestación
inconsciente que tenemos funcionando todos las 24h del día.
Ser conscientes y cancelar el
comando
La forma de evitar que generemos y atraigamos
una parte de situaciones relacionadas con la “falta de…” es ser
conscientes de esta programación del cerebro reptil. En el momento en que notes
cualquier tipo de ansiedad relacionada con la “supervivencia” a cualquier
nivel, puedes cancelarla siendo consciente de que en estos momentos, no tiene
sentido ni utilidad. Los “comandos” del cerebro reptil pudieron ser útiles a
nuestros antepasados, pero a nosotros nos bloquean más que nos benefician.
Reconocerlos y cancelarlos es el primer paso para librarnos de su poder sobre
nuestro subconsciente.
Profecías auto-cumplidas y creencias limitadoras
Otro bloqueo más. Hay personas que tienen
implantadas fuertemente en el subconsciente ideas tales como “no merezco que
me quieran”, “no soy lo bastante bueno”, “no merezco esto”, etc. Como y
cuando se han generado estas ideas da para otro curso en sí, pero lo que nos
interesa conocer es que este tipo de pensamientos incrustados en nuestro
subconsciente son la causa que en estos momentos tengamos problemas con todas y
cada una de las relaciones en las que nos metemos, nunca consigamos llegar tan
lejos como podríamos, se nos escapan las promociones laborales, nadie reconoce
nuestra valía, la gente nos trata como si no fuéramos gran cosa, etc.
Pero no es el mundo exterior quien tiene la
culpa, no son las personas con las que te cruzas, los jefes, las parejas, los
amigos, los que son los causantes de que te sientas así, sino tú mismo.
A estas alturas ya sabemos que a esas personas
tú las atraes para que se comporten así y atraes hacia ti esas situaciones que
han de confirmar que nadie te quiere porque no te lo mereces, donde no te dan
nunca el puesto que quieres porque tú lo has rechazado inconscientemente
emitiendo fuertemente una señal que dice “no merezco esto”, etc. La vida de ahí
fuera no es causa de lo que nos pasa a nosotros. La vida es el efecto de lo que
somos nosotros.
El mismo proceso resulta de esas afirmaciones
que nos decimos cada mañana en el espejo, en plan, “que gordo/delgado estoy”,
“que guapo/feo me veo”, etc. Ya sabéis a que me refiero, es lo que hemos visto en el apartado de mantras
y afirmaciones. El cuerpo sigue siendo pura energía moldeada a partir de la
imagen que tenemos de él.
Si nuestra mente construye una imagen de
nosotros mismos de una determinada forma, la energía del cuerpo se adaptará a
esa forma. Es el típico caso de personas que por mucha dieta que hagan, siguen
estando gordos, porque es lo que se dicen cada mañana cuando se miran al
espejo. Y personas que a pesar de comer como cosacos, nunca engordan, porque
simplemente se han dicho siempre a sí mismos que ellos no están gordos,
sea en el nivel que sea. Las personas que se dicen cada mañana que se quieren,
que se gustan y que les encanta ser como son, materializan esa realidad en su
forma física, anímica y en su carácter. Recuerda que la imagen real de lo que
somos no es más que una construcción de la mente, un holograma
tridimensional que puede tomar la forma que nosotros, con constancia, le digamos
que tome.
Hay muchos casos de gente que se ha curado de
enfermedades usando entre otras cosas, afirmaciones y visualizaciones, o que
han adelgazado (por ir a temas más mundanos) poniendo todo su empeño en
convencerse a ellos mismos que se ven perfectamente.
Existen para ello varias técnicas que vale la
pena explorar, como las terapias regresivas o la hipnosis, porque la mente
consciente no podrá llegar nunca a hurgar lo bastante profundo en el subconsciente para limpiar todo aquello
que se ha quedado ahí olvidado durante tanto tiempo, tantas vidas incluso. Y es
que muchas veces estas afirmaciones tan radicales como “no merezco que me
quieran” o “jamás de volveré a enamorar para no sufrir”, probablemente
no tengan su origen ni siquiera en una situación real reciente, sino vete a
saber en qué momento nos hemos podido jurar a nosotros mismos no volver a
sufrir por amor (por ejemplo) y a partir de ahí es la realidad que manifestamos
sin darnos cuenta de ello.
Para nosotros, lo importante es comprender
que, vengan de donde vengan estas ideas, están presentes en nuestra
mente actualmente y son las causantes de las cosas que atraemos hacia nosotros
en nuestro día a día. Y que si nos damos cuenta que realmente estamos atrapados
en uno de estos ciclos de manifestación del mismo tipo de situación una y otra
vez, es necesario recurrir a algún tipo de ayuda para desenterrarlo de las
profundidades del subconsciente y limpiarlo, dejando paso por fin a una
nueva frecuencia que empiece a atraer hacia nosotros otra realidad mejor.
Ejercicio: Lista todas esas emociones y pensamientos negativos que
pareces sentir o tener. Analiza tus creencias limitadoras, tus bloqueos auto
impuestos, o aquello que tomamos del inconsciente colectivo y de la sociedad
como válido. Sácalo a relucir, empieza a pensar y a incorporar conscientemente
en tu mente que esas creencias ya no son válidas, añádelas como mantra si lo
deseas para desactivarlas (es decir, si crees que no mereces algo, empieza a
trabajar en sentir que SI que lo mereces).
Analiza lo que oyes de los demás que te pueda
estar afectando, y prueba durante varios días seguidos el ejercicio de “esa no es mi realidad” hasta que notes cómo
empiezas a no aceptar las proyecciones de los demás sobre ti.
DECODIFICANDO LA REALIDAD EXTERIOR
Extraído http://www.concienciadeser.es/David_topi/Creacion_consciente_4.html
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