LA MENTE PIENSA, LA MEDITACIÓN SABE







La mente y la meditación no pueden coexistir. No hay forma de tenerlas a ambas. O puedes tener mente o puedes tener meditación, porque la mente es pensamiento y la meditación es silencio. La mente es buscar la puerta a tientas en la oscuridad. La meditación es ver. No surge la cuestión de ir a tientas; ella sabe dónde está la puerta.


La mente piensa. La meditación sabe.


Esta es la razón fundamental por la que el hombre no puede volverse meditativo; por la que muy pocos hombres se han atrevido a volverse meditativos. Nuestra formación es de la mente. Nuestra educación es para la mente. Nuestras ambiciones, nuestros deseos, solo pueden ser satisfechos por la mente. Para llegar a ser presidente de un país, primer ministro, no tienes que ser meditativo, sino cultivar una mente muy astuta. Toda la educación es conducida por tus padres, por tu sociedad, para que puedas satisfacer tus deseos, tus ambiciones. Tú quieres llegar a ser alguien. La meditación solo puede convertirte en un nadie.


¿Quién quiere llegar a ser un nadie?


Todo el mundo quiere estar más alto en la escalera de las ambiciones. La gente sacrifica toda su vida para llegar a ser alguien.


Alejandro estaba llegando a India. Una locura había entrado en su mente: quería conquistar el mundo entero. Todo el mundo tiene un poco de esa locura, pero él la tenía toda. Y cuando estaba llegando a India, pasando las fronteras de Grecia, alguien le dijo: “Tú has preguntando muchas veces por un místico, un hombre muy extraño, Diógenes. Él vive cerca. Si quieres verlo, está a un paso de aquí, justo al lado del río”.


Diógenes ciertamente era un tipo de hombre muy extraño. De hecho, si eres un hombre, siempre serás un tipo extraño de hombre, porque serás algo único. Él vivía desnudo... era uno de los hombres más hermosos que pudiera haber. Pero siempre solía llevar en la mano una lámpara encendida; noche y día, no había ninguna diferencia. Incluso durante el día, a plena luz del sol, cuando caminaba por las calles, llevaba la lámpara. La gente solía reírse de él, y solía preguntarle: “¿Para qué llevas esa lámpara, gastando aceite innecesariamente y haciendo el ridículo?”.


Y Diógenes solía contestar: “Tengo que llevarla, porque estoy buscando al hombre auténtico, real. Todavía no me he encontrado con él. Me he encontrado con personas, pero todas llevan máscaras, todas son hipócritas”.


Diógenes tenía un gran sentido del humor. Para mí, esa es una de las más importantes cualidades de un hombre genuinamente religioso. Cuando se estaba muriendo, todavía tenía la lámpara a su lado. Alguien le preguntó: “Te estás muriendo. Háblanos del hombre que estabas buscando. Tu vida se está acabando; ¿has conseguido encontrar al hombre auténtico?”.


Él estaba casi al borde de la muerte, pero abrió los ojos y dijo: “No, no he podido encontrar un hombre auténtico. Pero estoy feliz porque todavía nadie me ha robado la lámpara; porque hay ladrones, criminales, toda clase de gentuza, por todas partes, y yo voy desnudo, soy un hombre desprotegido. Esto me da una gran esperanza: durante toda mi vida, he llevado la lámpara y nadie me la ha robado todavía. Esto me da la gran esperanza de que algún día nazca el hombre que he estado buscando; quizá yo haya venido demasiado pronto”. Y murió.


Se habían contado muchas cosas acerca de él, que Alejandro había escuchado y disfrutado. Dijo: “Me gustaría encontrarme con él”. Era por la mañana temprano, el sol estaba apareciendo. Diógenes estaba tumbado sobre una playa de arena en el río, tomando el sol. Alejandro se sintió un tanto molesto, porque Diógenes estaba desnudo. También se sintió incómodo, porque era la primera vez que alguien continuaba tumbado delante de él: “Quizá el hombre no sepa quién soy yo”.


Así que dijo: “Quizá no te des cuenta de la persona que ha venido a verte”. Diógenes se rió

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También tenía un perro. Esa era su única compañía. Cuando le preguntaron por qué hizo a un perro su amigo, él contestó: “Porque no conozco a ningún hombre que sea digno de ser un amigo”. Miró al perro que estaba a su lado y le dijo: “Escucha lo que ese estúpido hombre está diciendo. Está diciendo que yo no sé quién es él. ¿Qué hacer con esta clase de idiotas? Dime”.


Sorprendido... pero era un hecho. Todavía Alejandro intentó entablar algo de conversación. Dejó pasar el insulto.


Dijo: “Soy Alejandro Magno”.


“Dios mío -dijo Diógenes mirando al perro-. ¿Has oído? Este hombre cree ser el hombre más grande del mundo. Y ese es un signo seguro del complejo de inferioridad. Sólo la gente que sufre de inferioridad pretende ser grande; cuanto mayor sea la inferioridad, más empiezan a proyectarse a sí mismos como más elevados, más grandes, más importantes”.


Pero dirigiéndose a Alejandro, dijo: “¿Qué sentido tiene que hayas venido a verme? Un hombre pobre, un don nadie que vive desnudo, cuya única posesión es una lámpara, cuyo único compañero en todo el mundo es un perro... ¿Para qué has venido aquí?”.


Alejandro contestó: “He oído muchos relatos acerca de ti, y ahora puedo ver que todas esas historias tenían que ser verdad; ciertamente, eres un hombre extraño, pero en cierto sentido, inmensamente bello. Yo voy a conquistar el mundo, y he oído que vivías aquí cerca. No pude resistir la tentación de venir a verte”.


Diógenes dijo: “Ya me has visto. Ahora no pierdas el tiempo, porque la vida es corta y el mundo es grande; puede que mueras antes de conquistarlo. Y has considerado alguna vez... sí consigues conquistar este mundo, ¿Qué será lo siguiente que hagas?; porque no hay más mundo que este mundo. Parecerás simplemente estúpido. Y puedo preguntarte: ¿por qué molestarse tanto en conquistar el mundo? Tú me llamas extraño a mí, que simplemente estoy tomando el sol. ¿Y tú no crees que tú mismo eres extraño, tan estúpidamente extraño que vas de camino a conquistar el mundo? ¿Para qué? ¿Qué harás cuando hayas conquistado el mundo?”.


Alejandro contestó: “Para ser franco contigo, nunca se me había ocurrido. Quizá cuando haya conquistado el mundo, me relaje y descanse”.


Diógenes se volvió hacia el perro y dijo: “¿Has oído? Este hombre está loco. Me está viendo a mí relajándome, descansando, ¡sin conquistar nada! Y él se relajará cuando haya conquistado el mundo”.


Alejandro se sintió avergonzado. Era verdad, estaba claro, claro como el agua; si quieres descansar y relajarte, puedes descansar y relajarte ahora. ¿Por qué posponerlo para mañana? Y, además, lo estás posponiendo para un tiempo indeterminado. Y mientras tanto, tendrás que conquistar el mundo, como si conquistar el mundo fuera un paso necesario para estar relajado y encontrar una vida descansada.


Alejandro dijo: “Puedo comprender... Ante ti parezco estúpido. ¿Puedo hacer algo por ti? Realmente, me he enamorado de ti. He visto grandes reyes, grandes generales, pero nunca he visto un hombre con tanto valor como tú, que ni siquiera se ha movido, que ni siquiera ha dicho “buenos días”. Que no solo no se ha preocupado por mí, sino que, además, ¡continúa hablando con su perro! Puedo hacer cualquier cosa, porque el mundo entero está en mis manos. Tú simplemente dilo, y yo lo haré por ti”.






Diógenes replicó: “¿De verdad? Entonces haz una cosa: apártate un poco a un lado, me estás tapando el sol. Estoy tomando el sol, y tú ni siquiera tienes modales”.


Alejandro lo recordó constantemente, durante toda su expedición hacia India. Ese hombre lo había cautivado; el que no le pidiera nada. Alejandro pudo haberle dado el mundo entero simplemente con que se lo hubiera pedido, pero solo le pidió que se moviera un poquito a un lado porque estaba impidiendo que el sol llegara a su cuerpo.


Y cuando se marchaba, Diógenes le dijo: “Tan solo recuerda dos cosas, tómalo como un regalo de Diógenes: una, que nunca antes nadie ha conquistado el mundo. Algo queda siempre sin conquistar; porque el mundo es multidimensional; no puedes conquistarlo en todas sus dimensiones con una vida tan corta. Por eso, todos aquellos que han salido a conquistar el mundo han muerto frustrados.


“En segundo lugar, nunca regresarás a casa. Porque así es como la ambición te va llevando más y más lejos; te va diciendo: Tan solo unas cuantas millas más. Unas cuantas millas más y habrás conseguido la ambición de tu corazón’. Las personas van cazando alucinaciones, y la vida se les va escurriendo entre los dedos. Solo recuerda estas dos cosas como regalo de un hombre pobre, un don nadie”.


Alejandro le dio las gracias; aunque la mañana era fresca, estaba transpirando. Ese hombre era tal... cada cosa que decía te hacía transpirar incluso a la fresca brisa de una fría mañana, porque acertaba exactamente en las heridas que intentabas ocultar.


Alejandro nunca llegó a conquistar el mundo entero. No pudo llegar hasta el final de India; no alcanzó Japón, China, ni por supuesto Australia y América, que no se conocían. Regresó desde Punjab. Tenía solo treinta y tres años, pero la ambición y la constante batalla lo hacían parecer mucho más viejo y cansado, como un cartucho vacío. Tenía solo treinta y tres años, estaba en la flor de la juventud, pero en su mundo interior se había hecho viejo y estaba listo para morir. De algún modo, quizá en la muerte habría descanso.


Y la sombra de Diógenes siempre lo siguió: “No podrás conquistar el mundo entero”. Regresó, y antes de llegar a Atenas, su capital, tan solo a veinticuatro horas...


Algunas veces pequeños incidentes se vuelven muy simbólicos y significativos. Tan solo veinticuatro horas más y por lo menos habría regresado a su capital, su hogar; no al verdadero hogar al que se refería Diógenes, pero por lo menos a la casa en la que todos intentamos hacer un hogar.


El hogar está dentro. Fuera solo hay casas. Pero ni siquiera pudo alcanzar la casa exterior. Murió veinticuatro horas antes de llegar a Atenas.


Una extraña coincidencia: el día en que Alejandro murió, también murió Diógenes. En la mitología griega, como en muchas otras mitologías... en la mitología india, sucede lo mismo: antes de entrar en el mundo, tienes que cruzar un río, el Vaitarani. En la mitología griega, también tienes que cruzar un río; ese río es la línea divisoria entre este mundo y el otro.


Hasta ahora, todo lo que he dicho son hechos históricos. Pero después de la muerte de Alejandro y de Diógenes, esta fábula se hizo corriente en toda Grecia. Es muy significativa. No puede ser histórica, pero está muy cerca de la verdad. No está basada en hechos reales.


Esa es la diferencia que yo hago entre los hechos y la verdad: una cosa puede ser factual, y aun así no ser verdad; una cosa puede ser no factual, y aun así ser verdad. Una fábula puede ser tan solo un mito, no historia, pero tiene una enorme importancia porque indica la dirección de la verdad.


Se dice que Diógenes murió cinco minutos después de que muriera Alejandro. Se encontraron al cruzar el río; Alejandro iba delante, Diógenes venía detrás. Al oír ruido, Alejandro miró hacia atrás. Fue un encuentro incluso más embarazoso que el primero, porque por lo menos la otra vez Alejandro no estaba desnudo; esta vez también él estaba desnudo.


La gente intenta racionalizar, intenta ocultar su desconcierto. Así que solo para ocultar su desconcierto, dijo: “Hola, Diógenes. Quizá esta sea la primera vez en la historia de la existencia que un gran emperador y un mendigo desnudo cruzan el río juntos”.


Diógenes contestó: “Lo es, pero no tienes claro quién es el emperador y quién el mendigo. El emperador está detrás del mendigo. Tú has desperdiciado tu vida; ¡todavía eres testarudo! ¿Dónde está tu imperio? Yo no he perdido nada porque no tenía nada, solo una lámpara. E incluso a ella la encontré a un lado del camino —no sé de quién es—, y al lado del camino, la he dejado. Entré en el mundo desnudo y vengo del mundo desnudo”.


Eso es lo que dice Kabir en una de sus canciones: “Jyon ki tion dhari dinhin chadariya. Kabira jatan se odhi chadariya”: “He utilizado la ropa de la vida con tanto cuidado y tal consciencia que le he devuelto a Dios su regalo exactamente igual a como me fue dado”.


Toda la sociedad —tus padres, tus profesores, tus líderes, tus sacerdotes—, todos, quieren que te conviertas en alguien especial, en un Alejandro. Pero si quieres ser meditativo, estarán en contra de ti, porque la meditación significa que le estás dando la espalda a todas las ambiciones.


Yo era estudiante en la universidad. El jefe de mi departamento estaba muy preocupado por mis exámenes; me decía: “He enseñado en casi una docena de países de todo el mundo, a cientos de estudiantes, pero nunca me he preocupado por sus exámenes. Es algo muy curioso para mi mente; ¿por qué me preocupo tanto por tu examen? Tienes que prometerme que llegarás a la sala de exámenes a tiempo”.


Yo le contestaba: “Eso no forma parte de su trabajo. Su parte es enseñarme. Es asunto mío preocuparme o no de los exámenes. Si puedo arreglármelas, llegaré a tiempo a la sala de exámenes”.


Él estaba receloso. El viejo solía quedarse en el automóvil, en el hostal justo en frente de mi habitación, para recogerme y verme entrar en la sala de exámenes. Y luego se iba. Yo le decía: “Se está tomando demasiadas molestias innecesariamente. Su casa está a cuatro millas de aquí. Se tiene que levantar, y usted no se suele levantar temprano”.


Él era un borracho. Pero la vida es un misterio. Los no vegetarianos, los bebedores, los jugadores, pueden resultar tan humanos y amorosos que te sorprende. Y, por otro lado, los estrictamente vegetarianos... Adolf Hitler era un vegetariano estricto. Nunca fumó, nunca tomó bebida alcohólica alguna, se acostaba temprano, se levantaba temprano; ¡era un santo! Si solo te fijas en su patrón y estilo de vida, era un monje. Y mató a seis millones de personas. Habría sido mejor que hubiera sido un borracho, no vegetariano, fumador en cadena, pero una buena persona.


Este viejo, mi profesor, no bebió durante esos pocos días. Tenía que levantarse por la mañana temprano para recogerme y obligarme a entrar en la sala de exámenes. Toda la universidad lo sabía; todos pensaban: “Aquí hay algo extraño”. Yo decía: “No hay nada extraño. Él me ama. Me ama como a un hijo y quiere que sea alguien en la vida. Ese es el problema: ese amor está creando el problema. Él tiene miedo de que yo sea demasiado despreocupado como para ser alguien en el mundo”.


Solía instruir al examinador: “Vigila que no se marche cuando yo me haya ido; porque no puedo esperar fuera tres horas innecesariamente. Vigílalo y no lo dejes ir. Y mira a ver si está escribiendo o está haciendo alguna otra cosa”.


Algunas veces acababa el examen en dos horas, pero el examinador no me dejaba salir. Decía: “Tu profesor me torturaría. Tú simplemente siéntate aquí, haz lo que quieras. O repasa las respuestas que has escrito; quizá las puedas mejorar”.


Yo decía: “Esto es extraño. He acabado con las respuestas, se me debería permitir marcharme, a todos los demás se les permite”.


Él me contestaba: “A todos los demás se les permite, ¡pero a nadie más se le trae aquí todos los días como a un prisionero!”.


Y después del examen, el profesor me preguntaba —cada día con el cuestionario en la mano—: “¿Qué has escrito acerca de esto?”. Solo para consolarle le decía cosas que no había escrito en absoluto; y él lo sabía. Yo sabía que él lo sabía porque entonces él era el decano de profesores, así que miraba mis trabajos. Antes de preguntarme, ya había visto lo que había escrito. Y ahora yo le estaba contestando de acuerdo a los libros de texto, aunque lo que había escrito era de acuerdo a mí mismo.


Pero no me podía decir: “He mirado”; porque eso es ilegal. Así que me decía: “Tú sabes; yo sé” ....


Yo le contestaba: “¿Qué le vamos a hacer? Usted no debería hacer nada ilegal, y si es sorprendido haciendo algo ilegal, yo sería el primero que se lo contaría al rector”.


Él respondía: “Pero estas no son las respuestas que has escrito. ¿Quieres ser un don nadie durante toda tu vida? Eso me duele. Tienes talento, tienes el genio, puedes llegar a ser todo lo que te propongas”.


Yo decía: “Yo no quiero utilizar mi talento y mi genio para llegar a ser alguien. Yo simplemente quiero relajarme en mí mismo y ser yo mismo, anónimo, porque mi decisión va en favor de la meditación, no en favor de la mente. Todo lo que usted diga pertenece a la mente; y yo tengo que usar la mente, pero cuanto más uses la mente, más lejos de ti mismo te llevará”.


Esta es la razón por la que el hombre no es meditativo: toda la sociedad lo obliga a estar en la mente, no en un estado de meditación.


Imagínate un mundo donde la gente fuera meditativa. Sería un mundo simple, pero tremendamente hermoso. Sería silencioso. No habría crímenes, no habría juzgados, no habría ninguna clase de políticos. Sería una amorosa hermandad, una vasta comuna de personas absolutamente satisfechas con ellas mismas, completamente contentas con ellas mismas. Ni siquiera Alejandro Magno podría hacerles un regalo.


Si estás corriendo para conseguir algo fuera de ti mismo, tienes que estar al servicio de la mente. Si abandonas todas las ambiciones y te interesas más por tu florecimiento interior, si te interesas más por tu savia interna, para que pueda fluir y alcanzar a los otros, si te interesas más por el amor, la compasión, la paz... entonces el hombre será meditativo.



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Las Virtudes cardinales









Los filósofos antiguos decían que cuatro virtudes son "cardinales", las bisagras sobre las que oscila toda conducta. La palabra cardinal procede del latín cardo, que significa una "bisagra". También se las llama "virtudes naturales", es decir, virtudes reconocibles por la razón que tenemos naturalmente en nosotros, (las cuales resultan evidentes), a diferencia de las virtudes sobrenaturales o teológicas de la fe, esperanza y caridad, que requieren un "aprendizaje divino" o, por así decir, la inspiración del Yo Superior, para su reconocimiento y su práctica.


Las cuatro virtudes cardinales, reconocibles como algo bueno incluso por la gente corriente, y que funcionan en su vida cotidiana y mundana, son estas:






(1) Fortaleza - (2) Templanza - (3) Prudencia - (4) Justicia.


Las cuatro virtudes cardinales tienen un número de correspondencias notables, algunas muy conocidas, otras no tanto.


En las cartas del Tarot, las virtudes corresponden a los cuatro palos de los Triunfos Menores y a cuatro cartas especiales de los Triunfos Mayores.


1 - La Fortaleza corresponde al palo de los pentáculos y a la carta llamada Fuerza (fortaleza significa simplemente "fuerza"). Esta carta muestra una figura femenina sosteniendo la boca de un león al cual controla de este modo.


2 - La Templanza corresponde al palo de copas, (la carta del Tarot también llamada Templanza), que representa una figura angélica con un pie en una corriente de agua y el otro en tierra firme. El ángel vierte agua de una copa a otra, midiendo una cantidad adecuada.


3 - La Prudencia corresponde al palo de bastos o estacas y a una carta a veces llamada el Ermitaño. Muestra una figura encapuchada apoyada en una estaca y sosteniendo en lo alto un farol, gracias al cual encuentra su camino en la oscuridad, igual que nosotros necesitamos la luz de la prudencia, y el sano juicio en los asuntos prácticos, para poder ver a través de la oscuridad de este mundo.


4 - La Justicia corresponde al palo de las espadas y a la carta también llamada Justicia, que representa a una mujer sentada, con los ojos vendados y sosteniendo una espada y una balanza. Con la espada separa lo verdadero de lo falso, y con la balanza mide la justicia.


Las virtudes cardinales también corresponden a los cuatro elementos y a los cuatro mundos de la evolución humana, como puede verse en el simbolismo asociado del Tarot.


La Fortaleza es el elemento tierra y el mundo físico. El más inferior de los elementos y planos, es el más denso, el "más fuerte", y requiere la máxima fortaleza en nosotros, para conquistar la animalidad salvaje del cuerpo, “el león hambriento de la condición física”.


La Templanza es el elemento agua y el mundo emocional. La figura de la carta de Tarot se encuentra, en parte, dentro de la corriente de agua y saca una medida de agua, como también nosotros necesitamos la templanza para moderar los altibajos emocionales que, de otro modo, pueden desbordarse y ahogarnos.


La Prudencia, o sabiduría en acción, es el elemento fuego y el mundo mental. El Ermitaño de la carta del Tarot sostiene en lo alto una lámpara encendida, que representa el fuego de la mente o la luz del intelecto.


La Justicia, la que no ve y no es vista, está asignada al Norte y a los pies, es una virtud "pedestal". Este simbolismo algo recóndito tiene conexiones masónicas.


Hay otras series de correspondencias más reciente y menos esotérica, pero probablemente incluso menos conocida.


Las virtudes cardinales se corresponden con los cuatro compañeros que buscan la ciudad de la Esmeralda en la historia del Maravilloso Mago de Oz, escrita por un teósofo en forma de un cuento de hadas moderno. La heroína de esa historia, Dorothy Gale, ha sido arrojada de su casa de Kansas por un ciclón y llega al país mágico de Oz. Para regresar a su casa, tiene que seguir un Camino de Ladrillos amarillo, y correr muchos peligros hasta llegar a la Ciudad de la Esmeralda, en el centro de la Tierra de Oz, donde vive un Grande y Poderoso Lagarto. En su búsqueda, por el Camino de Ladrillos Amarillos, se encuentra con tres amigos: un espantapájaros con la cabeza de paja, un Hombre del bosque de hojalata sin corazón, y un león Cobarde al que le falta el valor para atacar. Estos cuatro compañeros viajan juntos hasta la Ciudad de la Esmeralda, buscando aquello que necesitan, aunque de hecho todos poseen realmente las cualidades que parecen faltarles.


Los cuatro compañeros de Oz se corresponden con las virtudes cardinales.


El León Cobarde sugiere el león de la carta del Tarot de la Fuerza. Sin embargo, tiene miedo de todas las criaturas de la tierra. Parece carecer totalmente de fortaleza, pero es aquél cuya fuerza y valor salvan a todos los demás cuando se hallan en peligro físico.


El hombre del bosque de hojalata, no tiene corazón y seguramente no puede sentir ninguna emoción. Pero, de hecho, es tan sensible emocionalmente que rompe a llorar constantemente y sus lágrimas surten en él, el mismo efecto que el del agua, le oxidan los miembros, y le dejan inmóvil. (nosotros también quedamos inmovilizados por la emoción incontrolada o desmesurada).


El espantapájaros tiene paja en lugar de cerebro, y por esto parece incapaz de pensar, o de ser prudente en la acción. Pero es el compañero a quien se le ocurre la acción más sabia en medio de cualquier peligro. Aunque anhela el fuego del intelecto, “la luz de la razón”, la única cosa que le aterroriza es el fuego, que puede consumir su paja (y verdaderamente el fuego del intelecto, si no se controla prudentemente puede consumirnos).


La misma Dorothy, la más importante de los cuatro compañeros, es una figura de aire. Su segundo nombre es Gale, y fue arrastrada hasta Oz, por un poderoso viento, un ciclón o huracán. En el viaje hacia la Ciudad de la Esmeralda, ella es la que juzga lo que hay que hacer, quién va a emprender el viaje, y la razón del mismo. Finalmente, es ella quien juzga al mismo Mago, ella es la que reconoce que el Grande y Poderoso Mago de Oz es realmente un farsante, un impostor. Encuentra la verdad, que consiste en que cada uno de sus compañeros tiene, inherentemente la virtud de la que creían carecer y que no pueden depender de que ningún mago se la dé.


El León Cobarde realmente tiene fortaleza en acción. El Hombre de Hojalata tiene Templanza de Sentimiento. El espantapájaros tiene Prudencia de mente. Y esta idea se le ocurre a Dorothy porque ella tiene Justicia, la capacidad de sopesar la verdad y de reconocerla intuitivamente.


Las virtudes cardinales están también expresadas en unas frases poéticas publicadas por primera vez en Lucifer, por Annie Besant, pero consideradas como escritas por la pluma de H.P.Blavatsky.


El texto consta de tres partes, y empieza así:


Hay un camino arduo y empinado, lleno de peligros de todo tipo, pero es, sin embargo, un camino que conduce al corazón mismo del universo: yo os puedo decir cómo encontrar a quienes os mostrarán la puerta secreta que se abre sólo hacia dentro, y se cierra rápidamente detrás del neófito para siempre jamás.


Ese camino empinado, arduo y peligroso es el Camino de Ladrillo Amarillo. Y el corazón del universo al que conduce es la Ciudad Esmeralda, la joya del loto, la preciosa gema de la Verdad que está dentro de cada uno de nosotros. La puerta secreta que se abre únicamente hacia dentro oscila sobre cuatro bisagras, las virtudes cardinales.


Para viajar por este camino, para seguir la búsqueda en este sendero, estas virtudes han de ser nuestras constantes compañeras.


La segunda parte del texto, que consta de tres cualificaciones, continúa así:


No existe peligro alguno que un indomable valor no pueda vencer.


Después de haber vencido nuestra propia naturaleza animal, con la figura de la carta del Tarot de la Fuerza, tendremos la fortaleza, el indomable valor para vencer cualquier otro peligro. No existe prueba alguna que la inmaculada pureza no pueda atravesar. Cuando nos mantenemos tan inmaculadamente puros como el Hombrecillo de Hojalata, que iba puliendo constantemente el óxido producido por la emoción intemperada, nosotros también tendremos la templanza necesaria para superar todas las pruebas. No existe dificultad alguna que un fuerte intelecto no pueda superar. Cuando somos tan prudentemente sabios como el espantapájaros, nosotros también podemos supera todas las dificultades y llegar al centro secreto de nuestro ser, la Ciudad Esmeralda de nuestra alma.


Y entonces el texto concluye:


Para quienes consiguen avanzar, existe una recompensa más allá de lo indecible, el poder de bendecir y salvar a la humanidad; para quienes fracasan, hay otras vidas en las que pueden conseguir la victoria.


Al final del camino, el camino arduo y empinado, el Camino de Ladrillo Amarillo, está el juicio. Lo conseguimos o fracasamos. La Justicia nos pesa en la balanza y nos da nuestra recompensa o la oportunidad de otras vidas. Pero esa Justicia no es ningún juez externo; somos nosotros mismos. Nuestro único juez es nuestro propio Yo superior intuitivo.


Como dice la última verdad del Loto Blanco de Mabel Collins, "Cada uno de nosotros es su propio legislador, el dispensador de su gloria o de su fracaso, el que determina su propia vida, su recompensa, su castigo."


En la Ciudad de Esmeralda, que es la joya que hay dentro del Loto Blanco, la Joya Suprema de Sabiduría, la Justicia la hacemos nosotros para nosotros mismos. Nuestra es la fortaleza, la templanza y la prudencia del viaje. Nuestra es también la justicia del final.


Las virtudes cardinales pueden ser naturales, pero conducen a un fin sobrenatural, la recompensa indecible: el poder de bendecir y salvar a la humanidad.


Al final de nuestra búsqueda está la joya que hay dentro del loto, el ideal del Bodhisatva, el altruismo perfecto, el poder de bendecir y salvar a la humanidad.


Las virtudes cardinales son las bisagras de la puerta secreta del Sendero que conduce a la cámara interior del Templo, el Santo de los Santos, el reconocimiento de la Unicidad de toda Existencia.



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LA VIDA ES UNA EVOLUCIÓN DE LA CONSCIENCIA











La vida es una evolución de la consciencia. Es un juego de consciencia. El Creador que planeó este juego, escogió una fuerza con la cual jugar el juego. Él escogió la fuerza de la ignorancia y la encerró en una forma (tu propio cuerpo). Y se puso a sí mismo en las profundidades de esta forma y esparció alrededor de las formas un exterior de ignorancia (la naturaleza que vemos). El juego de la vida consiste en encontrar un camino hacia Él, a través de toda la ignorancia que nos impide ver claramente. Todo el propósito de esta vida es el de conectar con Él, y liberándose, permitirle que se manifieste.


¿Cómo está funcionando este proceso?


Al comienzo, la Divinidad dentro de nosotros trata de salir de esta caja con la ayuda de los sentidos, la mente, el cuerpo y las emociones. Los cinco sentidos están bajo el completo control de la fuerza de la ignorancia y los instrumentos que son la mente, el cuerpo y las emociones, están bajo el completo control de los sentidos. Mientras no entendamos este sistema, tendremos una “naturaleza animal”. Sí, porque una naturaleza animal está basada en los instintos que no difieren de los instintos animales. Esto no es un juicio negativo en lo más mínimo, ya que la naturaleza de los animales juega un papel muy importante en nuestra vida. Es una maravillosa parte del proceso de la evolución: Como resultado de las experiencias que tenemos con esta naturaleza, obtenemos nuestra primera iluminación, que es el fruto de la frustración. Y es así como lentamente empezamos a romper todas las capas de ignorancia que están a nuestro alrededor. Inicialmente, toda iluminación o progreso es el producto de una frustración transformada.


Como parte del experimento de la evolución en este mundo, después de haber creado uno los animales, la naturaleza creo a la humanidad. incluso teniendo una mente consciente y siendo así, una especie de los animales avanzada, tenemos muchas cualidades de los animales. En este juego de la vida, en esta evolución de la consciencia, la Naturaleza está tratando de ayudarnos a avanzar a través de nuestra naturaleza animal.


¿Cuáles son los instintos animales? Ellos Pueden manifestarse como la acción sin el entendimiento de las consecuencias o primordialmente como el miedo. El miedo a morir, el miedo a no tener seguridad, está grabado en todos nosotros.


Un ejemplo de nuestra naturaleza animal, es el querer comer lo que sea que veamos y que nos guste. Observemos esto más de cerca: Nosotros los humanos, Generalmente comemos lo que más que nos gusta y nos dejamos llevar por nuestros deseos independientemente de si aquello que nos gusta es lo mejor para nosotros.


Veamos cómo funciona esta naturaleza animal para podernos dar una oportunidad de crecer: Deseemos lo que deseemos que sea, es el “pecado de nuestra incapacidad de control de nuestra naturaleza animal” hasta que un día nos enfermamos. Y cuando nos enfermamos entonces controlamos esa naturaleza durante un tiempo. Pero tan pronto como nos hemos recuperado volvemos a caer en la misma tendencia. Y de nuevo nos enfermamos y de nuevo luego los viejos hábitos, los viejos deseos, la insatisfacción y la frustración. En cierto momento incluso empezamos a culpar a los demás, al ambiente y la comida, en vez de mirar dentro de nosotros mismos para hallar la raíz de esa experiencia. Es así como los sentidos tienen Influencia sobre la mente, las emociones y el cuerpo. Nos disgustamos porque no podemos obtener los deseos que queremos, de la manera como los queremos, a la hora que la deseamos, o porque no nos sentó bien haber comido esto o aquello. La mente Empieza a CREAR toda clase de estrategias inteligentes para justificar el deseo de poseer lo que el más nos gusta. Y así continuamos este ciclo que se vuelve cada vez más y más sofisticado pero que no cambia la naturaleza de Nuestra Raíz.


Tal vez tengamos que repetir el ciclo 100 veces, un millón de veces, hasta que eventualmente algo se despierte y nos frustremos mucho, mucho … Recuerden que si se acercan a una experiencia cualquiera que sea su naturaleza, ignorante con una actitud, negativa, sus sentidos van a hacer lo que sea necesario para que no la observen. Van un verse urgidos a culpar por ello a los demás, por negar la experiencia, con excusas para taparla y reemplazarla por la siguiente cosa que buena aparezca. Y entonces empezamos a desear lo que más nos guste y de nuevo El proceso comienza una vez más. Somos tan ciegos, tan ignorantes, que en vez de cambiar y aprender, preferimos cambiar los objetos de la frustración y seguir adelante siendo guiados por los sentidos y los deseos. Observen el mundo: tenemos un coche, Y después de un tiempo nos frustramos y compramos otro. Vivimos en una casa que después de un tiempo ya no nos satisface y entonces compramos otra. Nos frustramos con la pareja y entonces nos involucramos con otro hombre u otra mujer. El mismo proceso tiene lugar en todos los aspectos de la vida: en las relaciones con los demás, con la familia, con tu grupo de trabajo, con tu grupo espiritual y en todas las otras cuestiones ordinarias que conforman el día a día. Nuestros sentidos, nuestro cuerpo, nuestras emociones y la mente, crean ideas innovadoras y formulan siempre y nuevas estrategias para evitar que despiertes. Este es su papel en el juego y lo juegan de manera hermosa. Lo que es importante entender, sea lo que sea que hagamos en la vida y que sea iniciado por los sentidos, el cuerpo, la mente y las emociones, al final no nos llevan sino a la frustración. Esta es la naturaleza de todos los procesos QUE SON GENERADOS por los sentidos.


Pero nuestra naturaleza animal, también nos da una bella oportunidad con la frustración.


¿Cómo convertimos a la frustración es una oportunidad? ¿Cuál es el mensaje de la frustración?


La frustración nos dice: “Cambia". Para de hacer lo que estás haciendo. Esa manera de vivir no es una buena manera, párala. “Recuerden que la primera iluminación de la vida viene a través de nuestra naturaleza animal. Aquellos que saben usar esa frustración, INMEDIATAMENTE cambian. Se convierten en personas distintas como resultado de su frustración. La frustración, ya sea que vivamos una o cien veces, viene siempre a traernos el mensaje de qué debemos cambiar. Si queremos progresar en la vida, si queremos abrazar y crecer, aprendamos de nuestra frustración recibiéndola POSITIVAMENTE. Seguramente, después de haber aprendido cómo adoptar una actitud positiva hacia la frustración y con un poco de observación y Entendimiento, la siguiente vez que llegue la frustración, la vamos a poder enfrentar POSITIVAMENTE.


La frustración siempre llega con una presión que se manifiesta INCLUSO en el cuerpo y esta presión nos invita a ir dentro. Esta es una gran oportunidad, porque cuando estamos frustrados, no estamos dispersos como Usualmente lo estamos. La frustración nos permite estar centrados. Si en el momento en el que llega este intenso sentimiento de frustración logramos escuchar con una actitud positiva, la presión misma de la frustración tiene la capacidad de conectarnos A NUESTRA fuente interna, la chispa de la Divinidad que hay Dentro de nosotros.


Aquellos que están conscientes de que toda experiencia es una oportunidad, Utilizan este poderoso momento de inspiración para deshacerse de la Raíz de su frustración. Transforman poco a poco su naturaleza y los animales interiores se liberan de la influencia de los sentidos. Y es así como evolucionamos lentamente de nuestra naturaleza animal a ser seres humanos más Conscientes.


Hay muchos ejemplos maravillosos del poder de la transformación a través de la frustración. Un ejemplo muy bello es la historia del Buda. El rey era un gran Buda en su momento.


¿Recuerdan que le pasó al Gran Buda?


Tuvo una frustración con su vida como Rey. Se dio cuenta de que un pesar de todas tas cosas que tenía un su alrededor, de su hermosa esposa y sus hijos ejemplares y todos los bienes materiales que cualquier hombre hubiera querido poseer, no era feliz. Se sintió frustrado profundamente al tener una vida basada únicamente en los sentidos los cuales eran controlados por su naturaleza animal. Sintió el despertar de una frustración y una decisión tomó muy Importante: decidió escuchar su frustración y se encerró en un cuarto para entender qué era lo que estaba pasando dentro de sí mismo. Y entendió que había vivido una vida enteramente basada en la ignorancia. Cuando salió de su cuarto, decidió que no quería vivir más esa vida. ¿Qué pasó como resultado de la transformación de su frustración? Se convirtió en el Gran Buda. Ha habido millones de Reyes antes y después de él que ya nadie recuerda, y ¿Por qué a él si lo recordamos? Porque utilizó la frustración para Transformarse a sí mismo, se liberó de su naturaleza y de los animales, pasó a ser un ser humano más consciente.


¿Observaste la belleza de la frustración? La frustración es una Bendición.


La frustración, las dificultades, las depresiones, son todas similares, todas tienen el mismo potencial. Están aquí para cambiarnos, para hacernos crecer, para hacernos Divinos, para hacernos Budas. Entonces, cuando nos encontremos con dificultades, frustración, problemas, dolor, sufrimiento, recuerden que se nos han dado estas oportunidades, Porque Dios o la Divinidad nos ama. Únicamente almas muy afortunadas experimentan la frustración. Cuantas más dificultades PODAMOS sobrellevar, más fuertes y poderosos nos volvemos. Esta es una ley de la naturaleza.


Hay muchas personas en la tierra viviendo como animales muy bellos que nunca experimentan ninguna frustración, no se enfrentan a ningún dolor o a ningún problema. En la vida de los animales, la frustración no existe. Los animales como animales nacen y mueren como animales. Pero nosotros somos humanos y nuestro propósito en la Tierra es el de Evolucionar y Progresar. Tenemos la Capacidad de vivir más que una vida limitada a las necesidades de nuestra naturaleza animal.


La Vida es un proceso de evolución muy hermoso. Recordemos que la naturaleza de los animales es inconsciencia e ignorancia, y que está ahí para ayudarnos a progresar. Es importante entender que el papel de la ignorancia, la inconsciencia, la frustración y las dificultades es siempre el de hacernos progresar y crecer. Aprendamos a recibir a la frustración y a las dificultades con todo el positivismo que poseamos. Utilicemos entonces cada una de las oportunidades que nos de la vida para transformarnos, para hacernos más Conscientes, manifestándonos como la Divinidad que está Dentro de cada uno de nosotros.


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SWAMI BRHAMDEV